Adelita
596

TENEMOS QUE AMAR CON EL ESPIRITU SANTO A DIOS.

4 de Junio de 2014 ENCUENTRO DE LOS DOS CORAZONES. MADRID ESPAÑA.
JESÚS
Amados Míos, hijos predilectos en quien tengo puesta Mi complacencia desde an-tes de los antes. Mi Amor va con vosotros para iluminaros, para daros este Espíritu Santo, fuego divino, para que podáis llegar a otras almas. Vosotros, pastores… hermanos Míos.
¡Hijos! el Espíritu Santo gira y gira… y gira alrededor vuestro, en vuestra alma, hijos, porque quiere hacer morada en vosotros: su casa, su nido, llenándoos de dones, de frutos, hijos, de virtudes. ¡Y gira… gira! como acento divino de amor por toda la Tierra, por el universo que obedece a Dios, no así como los hombres, y el Espíritu Divino se con-trista hijos ¡gime y gime! quiere llevaros a la plenitud que Dios desea, hijos ¡al gozo defi-nitivo!
En vosotros hay varias plenitudes: La terrena, hijos, sujeta al tiempo, pequeños, en donde el gozo, la unión ¡siempre, siempre! tiene la esperanza, ese deseo de consumarse en totalidad. Y la del Cielo, Mis pequeños hijos, plena, gozo eterno, porque vosotros ya esta-réis.
¡Oh hijos! ¡Cuánto tenéis que desear todavía a este Espíritu Divino! para abriros, para abrir vuestra alma y el Espíritu Santo pueda llegar a inundaros con su amor, hijos, dando ese Amor, esa Unidad, hijos, simplificándoos en Dios. Hijos, el Amor está simplifi-cado, es uno, así vosotros pequeños, que en vuestra debilidad diversificáis todos los amo-res, cuando solo uno es Amor y como ya os he dicho, todos los dones son Amor, hijos.
¡Oh pequeños!, Dios es unidad, Un solo Dios, así vosotros, en amor, pequeños… pequeños no hay amor de padre, ni de madre, ni de hijo, ni de esposa ni esposo ¡todo es Uno en Dios! amando como os he dicho, como os ama Dios, con el Espíritu Santo, a Dios y a los demás en un solo Amor que quiero a través de Mi Madre hacer en vosotros.
Oh hijos, otra vez mas os digo, os insisto, ¡pedid Espíritu Santo! ¡Clamad Espíritu Santo! que el Corazón, hijos se os dilate en esta petición, pequeños ¡para santificaros! hi-jos, decid una vez más en vuestro interior: “¡Ven, Ven, Ven!” y abrid, abrid y dilatad vuestro corazón y No tengáis miedo, no tengáis miedo, que el que tiene al Espíritu Santo es uno con Dios, hijos.
Pequeños Míos, en estos días, pedid más, quered más, abandonaros más, para que poco a poco, hijos, el Espíritu Santo haga ese nido en cada uno de vosotros. Y vosotros ¡no le dejéis marchar! ¡Atadlo con vuestro amor! hijos, y como también os he dicho, amadle, que el amor, hijos, le ata, con lazos invisibles y estará gozoso y querrá siempre estar en vosotros, sin marcharse nunca hijos.
Mis pequeños, conoced a cada una de las personas de la Trinidad, hijos, para amarlas, para desearlas, para hacerlas vuestras. No desconozcáis a ninguna, porque si no, no podréis amar, hijos.
Bendiciéndoos, en este día de una manera especial, porque os bendigo con el Espí-ritu Santo, hijos, bendiciendo todos los objetos, poniendo en cada corazón Mi beso divino, sabéis que es Gracia, Amor, Unión… es Espíritu Santo hijos.
Limpiando vuestra alma, pequeños, así la hago limpia… ¡vuela! hijos, con esa blancura inmaculada, que le gusta a Dios, hijos.
Pongo Mi Cruz en cada frente hijos, el Amor, hijos, es dolor y el dolor es Amor, pequeños.
Amados Míos, si vosotros supierais, como dijo Mi Madre, ¡Cómo os Amo! ¡Cómo Mi ternura, cómo Mi abrazo está en cada uno, hijos…! ¡Benditos seáis!
En el nombre del Padre creador, en el Amor Mío, profundo, intenso, que di la vida por cada uno, y en el Amor que santifica del Espíritu Santo, hijos.
Amén, Amén, Amén.
LA MADRE
Y Yo, la Madre, aquí entre vosotros, con los hijos predilectos apóstoles de Mi Hijo ¡sacerdotes de Dios! y con vosotros hijos, paseándome, mirándoos, poniendo Mi mano en cada corazón.
Hijos, Yo, plenitud del Espíritu Santo, hijos, tomad ejemplo como siempre os digo, de Mí, El Espíritu Santo hijos, me hacía amar al hombre con ¡tanta! ¡Tanta intensidad! que fui capaz, por amor ¡porque era la plenitud del Espíritu Santo! como os digo, plena de gracia en esta tierra hijos, dar a Mi Hijo en amor sacrificándome para entregarlo al Padre por vuestra salvación, para que un día pudieseis vosotros gozar eternamente, como Yo, de Dios. Hijos, ¿qué os quiero decir con esto? hijos, que no entendéis… que no entendéis el Amor, no en-tendéis hijos, Dios es esencia de amor, hijos.
El Espíritu Santo viene a traeros el Fuego Divino del Amor, hijos ¡bendito seáis! na-da de egoísmos hijos Míos, nada… nada. Todo en la entrega, amando como Yo, amando como Ellos, el Padre y el Hijo con el Espíritu Santo, amor a los demás y a Dios. Las gracias las derramo con San José, Mi esposo de la tierra, hijos.
Bendigo, también Yo, los objetos con toda Gracia del Espíritu Santo, hijos, para que los en-treguéis, para que los llevéis. Y a vosotros limpiándoos el alma, Yo también, como Me gusta… dando ese toque de Madre, besando el corazón, hijos, y besando cada frente con el beso del Espíritu Santo-Amor.
En el nombre del Padre a quien hay que dar todo Amor y toda gloria, en el nombre y en el Amor de Mi Hijo, en el nombre y en el Amor del Espíritu Santo.
Hijos, y deciros que los destinos de España, ya lo habéis oído antes, lo que dijimos hace tiempo, están en Nuestro Corazón hijos. Con sufrimiento para la purificación, pequeños… pero vosotros preocuparos de vuestra santidad, de ser del agrado de Dios.
Nada más hijos, nada más. Os amo. Amén, Amén y Amén.
(La Virgen ha estado presente desde el principio del Rosario, sumamente agradecida, con una ternura inmensa, deshaciéndose por los sacerdotes que nos acompañaban y derramando su amor, que salía de su corazón y también de con una gran sonrisa, enviándonos gracias.
El Espíritu Santo venía hoy como fuego, pero como un fuego tenue y, como el último día, en forma de látigo de fuego que iba entre nosotros, recorriendo los espacios.
Han insistido, una vez más, en esa apertura del alma que debemos tener para que el Espíritu Santo venga y haga morada en nosotros. Que no pongamos triste al Espíritu con la cerrazón que, a veces, tenemos.
¿Por qué gime el Espíritu Santo? Porque, justamente, no estamos abiertos y Él quiere hacer esa imagen de Jesús en nosotros y, al estar cerrados, gime pidiendo al Padre, porque le gustaría enseñarle esa imagen casi perfecta. Gime, para que la gracia sobreabunde y consiga abrirnos, quiere suplir con gemidos la imagen de Cristo en nosotros.
Todo es una cuestión de amor, cada virtud, los dones del Espíritu Santo,... ¡Todo! Porque la esencia de Dios es amor y el Espíritu Santo nos tiene que enseñar el amor y la unidad de amor que es la Trinidad. Que sepamos, pidiéndoselo al Señor, amar con el Espíritu Santo... como se aman Ellos.
Tenemos que amar con el Espíritu Santo a Dios y a los demás porque, entonces, será el Amor perfecto. Los hombres, hemos diversificado todos los afectos, pero eso no es así, porque todo es un único Amor que viene del Espíritu Santo y, si amamos con el Espíritu Santo, amaremos sin egoísmo, con entrega, no "dando para que me des", sino amando nosotros primero a todos, absolutamente a todos.
El Espíritu Santo está por toda la tierra y también en la Iglesia, queriendo renovar todo e imponer el orden del Cosmos que es todo Amor de Dios. Lo que el Espíritu Santo quiere es el amor y que la tierra entera obedezca a Dios.
En cuanto a España, la Virgen nos dice que tendrá que ser purificada, porque el Señor nos ha dado mucho como país y no hemos respondido. Os recuerdo como, en la noche de fin de año de 2013, adorando al Santísimo, vi que a partir de septiembre de este año, pasarían cosas desagradables. Pero si nosotros estamos en Dios y lucha-mos por nuestra santidad y la de los demás, si nos esforzamos y pedimos que venga el Espíritu Santo con todo el corazón y todo el alma, ... ¡Sabemos que el Padre no niega nada a quien pide con esa fuerza! Nuestro papel: la santificación en alto grado y ser complacencia de Dios).