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jamacor
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Haydn - Las siete últimas palabras de Cristo: la 5ª. Hablar de Franz Joseph Haydn (1732-1809) y hablar de Cádiz parece que es algo como ficticio, sobre todo teniendo en cuenta que el maestro vivía …Más
Haydn - Las siete últimas palabras de Cristo: la 5ª.

Hablar de Franz Joseph Haydn (1732-1809) y hablar de Cádiz parece que es algo como ficticio, sobre todo teniendo en cuenta que el maestro vivía en Austria y que no pisó España nunca; con lo que Cádiz está algo alejada de su espacio vital.
Pues sí, hay relación, ¡y mucha! Además de "Padre de la sinfonía" también se le llama "Padre del cuarteto", está considerado como uno de los principales compositores. Junto con Mozart fueron los dos más destacados de su época, que es el clasicismo. Por tanto, podemos decir que Haydn sí componía música verdaderamente clásica. Fue profesor, entre otros, de un tal Ludwig van Beethoven...
El devoto católico Haydn recibió en 1785 o 1786 un encargo desde un sitio tan remoto como la Catedral de Cádiz. El encargo era componer unos interludios instrumentales entre unos sermones sobre las Siete Palabras de Cristo en la Cruz, hablados, para la Semana Santa (posiblemente para el Viernes Santo). Haydn la compuso como obra orquestal (solo orquestal), y el año de su estreno la transcribió para cuarteto de cuerdas. Posteriormente se convirtió en un oratorio e incluso hubo una transcripción para piano. Dejemos que sea al propio Haydn el que se explique:

Hace como quince años un canónigo de Cádiz me encargó componer música instrumental sobre las siete últimas palabras de Nuestro Salvador en la Cruz. Era habitual que en la Catedral de Cádiz hubiese un oratorio cada año durante la Cuaresma, con las siguientes circunstancias mejorando la puesta en escena. Los muros, las vidrieras y las columnas de la iglesia estaban recubiertos de telas negras, y solo una enorme lámpara colgando del centro del techo rompía la solemne penumbra. A mediodía, se cerraban las puertas y empezaba la ceremonia. Después de un corto servicio el obispo ascendía al púlpito, pronunciaba la primera de las siete palabras (o frases) y luego el sermón. Cuando terminaba, abandonaba el púlpito y se arrodillaba ante al altar. Ese momento era rellanado con música. El obispo entonces pronunciaba la segunda palabra de la misma forma, luego la tercera, y etcétera, con la orquesta cerrando cada discurso. Mi composición estaba sujeta a esas condiciones y no fue tarea fácil componer siete adagios que durasen cada uno unos diez minutos, y que se escuchasen uno tras otros sin aburrir a los asistentes.
A pesar de esas condiciones que a muchos hubieran intimidado, a Haydn le salió una obra redonda que además está considerada como una de sus mejores obras instrumentales.
Te traigo la quinta palabra: "Tengo sed" - Sitio (Juan, 19: 28).
. Y lo hago en la versión en forma de oratorio adaptada por Haydn en 1796. La interpretación corre a cargo de Jordi Savall.