22:54
jamacor
1,7 mil
Tras los pasos de san Francisco Javier:Capítulo 6º "Las Molucas: el más allá" Tras los pasos de san Francisco Javier:Capítulo 6º "Las Molucas: el más allá" Durante 1544 realiza más de veinte viajes …Más
Tras los pasos de san Francisco Javier:Capítulo 6º "Las Molucas: el más allá"

Tras los pasos de san Francisco Javier:Capítulo 6º "Las Molucas: el más allá"

Durante 1544 realiza más de veinte viajes de evangelización. Ante las noticias de la ejecución de cristianos en Ceylan, Francisco vuelve a Goa y habla con el gobernador, para acompañar a las tropas que se iban a enviar para castigar las acciones contra los cristianos que el rey Jafnapatán había hecho. Por diferentes causas dicha acción nunca se llevó a cabo.
En 1545 parte a las islas Molucas en compañía de Juan Eiro, llegando a Malaca poco después. Durante tres meses Francisco de Javier aprendería un mínimo el idioma y se familiariza con la cultura local; también traduciría, con ayuda de gentes entendidas, la parte básica de los textos de la doctrina católica. Ese mismo año escribe al rey de Portugal sobre las injusticias y vejaciones que les imponen los propios oficiales de Vuestra Majestad.
Sale hacia las Islas de Amborio y Ternate en enero de 1546, después de preparar las Instrucciones para los catequistas de la Compañía de Jesús. Llega a su destino al cabo de mes y medio. Recorre diferentes islas de la región y en Baranula (Ceran), según cuenta la tradición, un cangrejo le devuelve el crucifijo que había perdido durante una tempestad.
En junio llega a Ternate, rico centro comercial de especias y última posesión portuguesa, permaneciendo en ella tres meses. De allí sale a las islas del Moro, donde pasa otros tres meses. De las islas del Moro emprende viaje de vuelta a Cochín, donde llegaría el 13 de enero de 1548.
Después de realizar labores de reordenación y supervisión de las misiones establecidas en India y Molucas, donde se siente decepcionado con el deterioro sufrido, tal y como demuestra en sus cartas, parte para Japón, junto a sus compañeros Cosme de Torres y Juan Fernández y el traductor Anjirō, el domingo de Ramos de 1549, llegando a tierras niponas el 15 de agosto. Desembarcan en Kagoshima, entonces capital del reino Sur del Japón. Permaneció en esta ciudad durante un año y por tierras japonesas durante dos años y tres meses. En colaboración de su compañero Pablo de Santa Fe evangelizó por tierras niponas e hizo traducir la obra Declaración de los artículos de la Fe, que se aprendió de memoria y solía recitar en las esquinas. Para responder a las preguntas que los transeúntes realizaban se valía de un intérprete. Ante el fracaso de la misión, pensó en citarse con el rey de la zona con la esperanza de que si éste se convertía al catolicismo, el pueblo también lo haría. En 1550 se dirige al norte con esta intención. Funda una pequeña colectividad cristiana en Hirado. Llega a Yamaguchi, luego a Sakai y, finalmente a Meaco, donde intenta, sin conseguirlo, ser recibido por el rey.
Se traslada a Yamaguchi de nuevo y obtiene del príncipe la garantía de respeto a los conversos al cristianismo. Ante esa perspectiva realiza, junto con sus dos compañeros, una intensa labor de predicación que da su fruto en la creación de una pequeña comunidad católica. Muchos de los convertidos son samuráis. La oposición del clero local, los bonzos, fue siempre fuerte.
En septiembre de 1551 le llama el príncipe de Bungo, que le permite predicar en esa islas. Un mes después y dejando algunos conversos, Francisco Javier se vuelve a la India alertado por las noticias que le llegan. El viaje de vuelta se realiza en la nao Santa Cruz que capitaneaba Diego de Pereira, quien le da la idea de organizar una embajada a China en nombre del rey de Portugal para entablar negociaciones de paz. Cuando llega a Malaca se entera de que la India ha sido nombrada provincia jesuítica independiente de Portugal y que él es su provincial.
El 24 de enero de 1552 llega a Cochín y el 18 de febrero a Goa. Después de solucionar algunos problemas de las misiones y preparar el viaje a China, parte rumbo a ese país el 14 de abril. Le acompañan en la aventura el padre Gago, el hermano Álvaro de Ferreira, Antonio de Santa Fe (que era de origen chino) y un criado indio llamado Cristóbal, y se embarcaron en la Santa Cruz capitaneada por Pereida.
Cuando llegan a Malaca tienen problemas con el Capitán de Mares, Alvaro de Ataide, que retrasa el viaje por dos meses e impide que Pereida siga al mando de la nao. Llegaron a la isla de Sanchón a finales de agosto de 1552. Esta isla era el lugar de encuentro entre los mercaderes chinos y portugueses.
Permanecen a la espera de la llegada de un barco chino que debe de introducirles, clandestinamente, en el continente. El 3 de diciembre de ese año muere Francisco de Javier cuando contaba 46 años de edad.
Su cuerpo es conducido a Goa, donde llega en la primavera de 1554, siendo enterrado en esa ciudad.
Es copatrón de Navarra junto con San Fermín y Santa María la Real, celebrándose su fiesta el 3 de diciembre, aniversario de su muerte. Anualmente, en los primeros días de marzo, se celebra una masiva peregrinación en su recuerdo hasta el Castillo de Javier, las conocidas javieradas.