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DERRAMARÉ UNA LLUVIA DE ROSAS (SANTA TERESITA) El alma que se abisma en las riberas infinitas de tu amor, lleva tras de sí los tesoros que posee. No soy un águila, soy un pajarillo de un ligero plumón …Más
DERRAMARÉ UNA LLUVIA DE ROSAS (SANTA TERESITA)

El alma que se abisma
en las riberas infinitas de tu amor,
lleva tras de sí los tesoros que posee.
No soy un águila,
soy un pajarillo de un ligero plumón
que mira al tibio sol, su sol de amor.


Derramaré una lluvia de rosas
derramaré una lluvia de rosas


Para almas pequeñitas,
nada de métodos muy, muy complicados.
Les dejo un caminito de confianza y amor.
Atráeme Jesús,
para que no exista nadie mas que Tú.
Te doy mi corazón, morir de amor.

Quiero pasar mi cielo
haciendo el bien sobre la tierra.
Ya todo se ha cumplido,
ya nada más he de desear,
me entregué al amor.
Señor, yo te conjuro
a que llames almas pequeñitas
víctimas de tu amor, víctimas de tu amor.


Derramaré una lluvia de rosas
derramaré una lluvia de rosas


Cantada por las
Carmelitas Descalzas de Mar de Plata
Argentina
Maria BJ compartió esto
15
¡Precioso!
magdalena17
Desde la primera vez q escuche esta cancion quede enamorada de ella, es simplente hermosa. Gracias sta. Teresita por siempre demostrarme q me escuchas 😘
Marcos Lima compartió esto
3
Musicas e Cantos.
Musicas variadasMás
Musicas e Cantos.

Musicas variadas
GLORIA SELENE
me encanta Santa Teresita motiva mi consagración
mcaceres
👏 👏 👏 👏 👏 🙏 🙏 🙏 🙏 🙏 👏 😘 HERMOSO
maryjesu
MUY HERMOSO!!! 👏 GRACIAS POE DIFUNDIR SU DOCTRINA!!! 👏
Bubuyog compartió esto
33
Espagnol.
Vidéos de langue espagnole...
Carmel, Thérèse d'Avila, Jean de la Croix, Thérèse de l'Enfant-Jésus, la Vierge Marie du Mont Carmel etc...Más
Espagnol.

Vidéos de langue espagnole...

Carmel, Thérèse d'Avila, Jean de la Croix, Thérèse de l'Enfant-Jésus, la Vierge Marie du Mont Carmel etc...
48josefina
jardindelalma: Graicias por tu gran aportación. Es estupendo contar con tan preciosa documentación de esta Gran Santa, mi favorita.
dianucha2011
hermosos!!!
jardindelalma
Os dejamos aquí sus poesías:
webcatolicodejavier.org/terepoesias.pdfMás
Os dejamos aquí sus poesías:

webcatolicodejavier.org/terepoesias.pdf
jardindelalma
ORACIÓN A SANTA TERESITA PARA OBTENER UNA GRACIA
¡Oh Santa Teresita del Niño Jesús, modelo de humildad, de confianza y de amor! Desde lo alto de los cielos deshoja sobre nosotros esas rosas que llevas en tus brazos: la rosa de humildad, para que rindamos nuestro orgullo y aceptemos el yugo del Evangelio; la rosa de la confianza, para que nos abandonemos a la Voluntad de Dios y descansemos en su …Más
ORACIÓN A SANTA TERESITA PARA OBTENER UNA GRACIA
¡Oh Santa Teresita del Niño Jesús, modelo de humildad, de confianza y de amor! Desde lo alto de los cielos deshoja sobre nosotros esas rosas que llevas en tus brazos: la rosa de humildad, para que rindamos nuestro orgullo y aceptemos el yugo del Evangelio; la rosa de la confianza, para que nos abandonemos a la Voluntad de Dios y descansemos en su Misericordia; la rosa del amor, para que abriendo nuestras almas sin medida a la gracia, realicemos el único fin para el que Dios nos ha creado a su Imagen: Amarle y hacerle amar Tú que pasas tu Cielo haciendo bien en la tierra, ayúdame en esta necesidad y concédeme del Señor lo que Te pido si ha de ser para gloria de Dios y bien de mi alma. Así sea.
Rezar un Padre Nuestro.
2 más comentarios de jardindelalma
jardindelalma
LA SANTA MÁS GRANDE DE LOS TIEMPOS MODERNOS
«Que nunca busque yo, que nunca encuentre cosa alguna fuera de ti; que las criaturas no sean nada para mí; que yo no sea nada para ellas, y que tú, Jesús, lo seas todo... que nunca sea una carga para los demás, y que nadie se ocupe de mí; que me vea pisada y olvidada, como un granito de arena tuyo, Jesús... Que se cumpla en mí perfectamente tu voluntad …
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LA SANTA MÁS GRANDE DE LOS TIEMPOS MODERNOS
«Que nunca busque yo, que nunca encuentre cosa alguna fuera de ti; que las criaturas no sean nada para mí; que yo no sea nada para ellas, y que tú, Jesús, lo seas todo... que nunca sea una carga para los demás, y que nadie se ocupe de mí; que me vea pisada y olvidada, como un granito de arena tuyo, Jesús... Que se cumpla en mí perfectamente tu voluntad... Mi tarea es no ocuparme de mí misma».

Todos los Pontífices del siglo XX han tenido palabras elogiosas para Santa Teresa del Niño Jesús, pero quizá nadie haya tenido las oportunidades de Pío XI. Él la calificó como “estrella de su Pontificado” y como “huracán de gloria”. Él fue quien la elevó a los altares y la proclamó Patrona de todas las misiones. Gustaba llamarla “verdadera flor de amor, venida del cielo a la tierra, para maravillar al cielo y a la tierra”. Al hacerlo, matiza y da razones: El Evangelio nos dice, y Teresa nos lo recuerda reiteradamente, que “hay una cosa que ante Dios es más preciosa que las dotes de prudencia y organización, tan eficaces en nuestro apostolado cristiano; hay algo más precioso, que es la humildad, la dulce y sincera humildad de corazón”, que normalmente se manifiesta en la entera fidelidad a los deberes de estado, sean los que sean; “florecer allí donde Dios nos ha plantado y donde quiere que trabajemos, aceptando los sacrificios, hasta el total abandono, confiando sólo en su protección”. Tal es la lección que Teresita ofrece hoy al mundo moderno; por eso, Pío XI llega a llamarla “Palabra de Dios” (Verbum Dei) para el mundo. No podía ser más explícito al valorar la persona, vida, doctrina e influencia de esta humilde Sierva de Dios.

Setenta años después de estas afirmaciones de Pío XI, se puede constatar la gloria de esta humilde pero apasionada amante de Jesús. Nunca, en toda la historia humana, ha habido una persona, viva o muerta, que en nueve años haya recorrido sin parar todo el mundo, con todos los honores, como lo está haciendo Teresa de Lisieux. Sus Reliquias guardadas en una preciosa urna, ya han viajado desde Alaska hasta Tierra de Fuego, desde Brasil a Siberia, a través de Rusia, sin olvidarnos de Italia, México Líbano, Iraq... En Argentina fue recibida por el Presidente de la República y en Nueva York por el séquito presidencial, en el aeropuerto Kennedy. Un auténtico huracán de gloria. En otoño del 2003 vendrá a España, donde permanecerá cuatro meses. Su obra escrita “Historia de un alma”, junto con la Biblia, es el libro más traducido y leido en el mundo entero.

Pero lo más importante, el gran milagro de Teresa, es la realización en ella de la Palabra de Dios. Juan Pablo II, al final del decreto en el que la declara Doctora de la Iglesia, comenta Mt11, 29, diciendo: “Yo te bendigo Padre, porque has ocultado estas cosas a los sabios y prudentes y se las has revelado a los sencillos y humildes. Sí, la enseñanza de Teresa debe llegar a los sabios y prudentes, a los que con sincero corazón quieren descubrir el Amor tierno del Padre, sean del credo y condición que sean. Un mensaje esperanzador para todos: que todos somos hijos del mismo Padre”.

Somos testigos de los actos celebrados con motivo del Centenario de su muerte y de la Proclamación de su Doctorado (1997). Hemos de reconocer que Teresa es una filigrana del Espíritu Santo. Nos atreveríamos a decir que ha hecho asequibles y sencillos a los grandes místicos españoles, Teresa de Ávila y Juan de la Cruz. Todo su intento es esclarecer y vivir la “pequeña vía”, o “caminito de infancia espiritual”, que es todo lo que ella vive y explica. Todo lo ve desde este prisma: la Eucaristía, la vida, la ofrenda, el sufrimiento, la noche de la fe... Lo que más impresiona es que ya desde los quince años no se refería nunca a sí misma, se olvidada en todo de su persona, sin hacer prevalecer ninguna de sus prerrogativas. Nunca se hacía resaltar. Ella misma dice en carta al abate Bellière: “Mi tarea es no ocuparme de mí misma” y un poco más tarde se explicaba: “Tengo como tarea no buscarme en nada”. Precisamente porque fue humilde (no “actuó” con humildad, sino que “fue” humilde), Dios ha hecho maravillas en ella y, a través de ella, en favor de todos los pueblos.
Autor: P. Eduardo Sanz, ocd
jardindelalma
¿POR QUÉ TE AMO, OH MARÍA?
1. Cantar, Madre, quisiera
por qué te amo .
Por qué tu dulce nombre
me hace saltar de gozo
el corazón,
y por qué el pensamiento de tu suma grandeza
a mi alma no puede inspirarle temor.
Si yo te contemplase en tu sublime gloria,
muy más brillante sola
que la gloria de todos los elegidos juntos,.
no podría creer que soy tu hija,
María, en tu presencia bajaría los ojos... …
Más
¿POR QUÉ TE AMO, OH MARÍA?

1. Cantar, Madre, quisiera
por qué te amo .
Por qué tu dulce nombre
me hace saltar de gozo
el corazón,
y por qué el pensamiento de tu suma grandeza
a mi alma no puede inspirarle temor.
Si yo te contemplase en tu sublime gloria,
muy más brillante sola
que la gloria de todos los elegidos juntos,.
no podría creer que soy tu hija,
María, en tu presencia bajaría los ojos...

2. Para que una hija pueda a su madre querer,
es necesario que ésta sepa llorar con ella,
que con ella comparta sus penas y dolores.
¡Oh dulce Reina mía,
cuántas y amargas lágrimas lloraste en el destierro
para ganar mi corazón, ¡oh Reina!
Meditando tu vida
tal como la describe el Evangelio,
yo me atrevo a mirarte y hasta a acercarme a ti.
No me cuesta creer que soy tu hija,
cuando veo que mueres,
cuando veo que sufres
como yo

3 Cuando un ángel del cielo te ofrece ser la Madre
de un Dios que ha de reinar eternamente,
veo que tú prefieres, ¡oh asombroso misterio!,
el tesoro inefable de la virginidad.
Comprendo que tu alma, inmaculada Virgen,
le sea a Dios más grata
que su propia morada de los cielos.
Comprendo que tu alma, humilde y dulce valle,
contenga a mi Jesús, océano de amor
.
4 Te amo cuando proclamas
que eres la siervecilla del Señor,
del Señor a quien tú con tu humildad cautivas.
Esta es la gran virtud que te hace omnipotente
y a tu corazón lleva la Santa Trinidad.
Entonces el Espíritu, Espíritu de amor,
te cubre con su sombra,
y el Hijo, igual al Padre,
se encarna en ti...
¡Muchos habrán de ser
sus hermanos
pecadores
para que se le llame: Jesús, tu primogénito!

5 María, tú lo sabes: como tú
no obstante ser pequeña, poseo y tengo en mí
al todopoderoso.
Mas no me asuste mi gran debilidad,
pues todo los tesoros de la madre
son también de la hija,
y yo soy hija tuya, Madre mía querida..¡Acaso no son mías tus virtudes
y tu amor también mío?
Así, cuando la pura y blanca Hostia
baja a mi corazón,
tu Cordero, Jesús, sueña estar reposando
en ti misma, María.

6 Tú me haces comprender, ¡oh Reina de los santos!,
que no me es imposible caminar tras tus huellas.
Nos hiciste visible
el estrecho camino que va al cielo
con la constante práctica de virtudes humildes.
Imitándote a ti,
permanecer pequeña es mi deseo,
veo cuán vanas son las riquezas terrenas.
Al verte ir presurosa a tu prima Isabel,
de ti aprendo, María,
a practicar la caridad ardiente.
7 En casa de Isabel escucho, de rodillas,
el cántico sagrado, ¡oh Reina de los ángeles!,
que de tu corazón brota exaltado

Me enseñas a cantar los loores divinos,
a gloriarme en Jesús, mi Salvador.
Tus palabras de amor son las místicas rosas
que envolverán en su perfume vivo
a los siglos futuros.
En ti el Omnipotente obró sus maravillas,
yo quiero meditarlas y bendecir a Dios.

8 A san José, que ignora
el milagro asombroso
que en tu humildad
quisieras ocultar,
tú le dejas llorar cerca del tabernáculo
donde se oculta y vela
la divina beldad del Salvador.
¡Oh, cuánto amo, María, tu elocuente silencio!
Es para mí un concierto muy dulce y melodioso,
que canta a mis oídos la grandeza,
y hasta la omnipotencia,
de un alma que su auxilio sólo del cielo espera...

9 Luego, en Belén, os veo, ¡oh María y José!,
rechazados por todos.
Nadie quiere acoger en su posada
a dos pobres y humildes forasteros.
¡Sólo para los grandes tienen sitio...!
Y en un establo mísero, rudo y destartalado,.tiene que dar a luz la Reina de los cielos
a su Hijo Dios.
¡Madre del Salvador,
qué amable me pareces, qué grande me pareces
en tan pobre lugar!

10 Cuando veo al Eterno en vuelto en los pañales
y oigo el tierno vagido del Verbo entre las pajas,
¿podría yo, María, en ese instante,
envidiar a los ángeles?
¡Su Señor adorable es mi hermano querido!
¡Cómo te amo, María, cuando en nuestra ribera
abres para nosotros esa divina Flor!
¡Cómo te amo, Virgen, cuando escuchas
a los simples pastores, y a los magos,
y guardas y meditas todo eso
dentro del corazón!

11 Te amo cuando te mezclas con las demás mujeres
que dirigen sus pasos al templo del Señor.
Te amo cuando presentas al Niño que nos salva
al venerable anciano que le toma en sus brazos.
Al principio yo escucho sonriendo
su cántico, mas pronto sus acentos
hacen correr mis lágrimas.
Hundiendo en el futuro su mirada profética,
Simeón te presenta la espada del dolor.

12 ¡Oh Reina de los mártires, la espada dolorosa
traspasará tu pecho
hasta la tarde misma de tu vida!
Ya te ves obligada
a abandonar el suelo de tu patria
por escapar, huyendo,
del furor sanguinario de un envidioso rey.
Jesús duerme tranquilo
bajo los suaves pliegues de tu velo
cuando José te advierte que hay que partir aprisa.
Y es pronto tu obediencia:
tú partes sin demora y sin razonamientos.
13 En la tierra de Egipto, me parece, ¡oh María!,
que, a pesar de vivir en la suma pobreza,
lleno de gozo y paz vive tu corazón.
¿Qué te importa el destierro? ¿No es, acaso, Jesús
la patria de las patrias, la más bella?
Poseyéndole a él, tú posees el cielo.
Mas en Jerusalén, una amarga tristeza te envuelve
y, como un mar, tu corazón inunda.
Por tres días Jesús se esconde a
tu ternura,
y entonces si, sobre tu vida cae
un oscuro, implacable, riguroso destierro.

14 Por fin logras hallarle, y al tenerle,
rompe tu corazón en transporte amoroso.
Y le dices al Niño, encanto de doctores:
"Hijo mío, ¿por qué has obrado así?
Tu padre y yo, con lágrimas, te estábamos buscando".
Y el Niño Dios responde, ¡oh profundo misterio!,
a la Madre querida que hacia él tiende los brazos:
"¿A qué buscarme, Madre? ¿No sabías, acaso,
que en las cosas que son del Padre mío
he de ocuparme ya?"

15 Me enseña el Evangelio que sumiso
a María y José permanece Jesús,
mientras crece en sabiduría.
¡Y el corazón me dice
con qué inmensa ternura a sus padre queridos
él obedece siempre!
Ahora es cuando comprendo el misterio del templo,
las palabras ocultas del amable Rey mío:
Tu dulce Niño, Madre,
quieres que seas tú el ejemplo vivo
del alma que le busca
a oscuras, en la noche de la fe.

16 Puesto que el Rey del cielo quiso ver a su Madre
sometida a la noche,
sometida a la angustia
del corazón
¿será, acaso, merced sufrir aquí en la tierra?
¡Oh, sí...! ¡Sufrir amando es la dicha más pura!
Puede tomar de nuevo Jesús lo que me ha dado,
dile que por mí nunca se moleste.
Puede, si a bien lo tiene, esconderse de mí,
me resigno a esperarle
hasta que llegue el día sin ocaso
en el que para siempre se apagará mi fe

17 Yo sé que en Nazaret, Virgen llena de gracia,
viviste pobremente sin ambición de más.
Ni éxtasis ni raptos ni milagros
tu vida hermosearon, ¡Reina de los electos!
Muchos son en la tierra los pequeños,.y ellos pueden alzar, sin miedo, a ti los ojos.
Por el común camino, oh Madre incomparable,
caminas tú, guiándonos al cielo!

18 Vivir contigo quiero, Madre amada,
a la espera del cielo,
seguirte en el destierro día a día.
En tu contemplación yo me hundo absorta,
y de tu inmenso corazón descubro
los abismos de amor.
Tu maternal mirada desvanece mis miedos,
y m enseña a llorar, y me enseña a reír.
Lejos de despreciar las fiestas de la tierra,
las fiestas que son santas,
tú, Madre, las comparte y bendices.

19 Al ver que los esposos de Caná
no pueden ocultar al gran apuro
en que se encuentran por faltarles vino,
con maternal solicitud acudes
al Salvador, tu Hijo,
de su poder divino esperando la ayuda.
Jesús parece rechazar tu súplica
en un primer momento:
"Mujer, ¿qué no importa esto a ti y a mí?"
Mas de su corazón allá en el fondo
madre suya te llama,
y para ti y por ti Jesús realiza
su milagro primero.

20 Te veo un día, Madre, en la colina,
entre los pecadores
que escuchan la palabra
de aquel que más nadie
desea recibirles a todos en el cielo.
Alguien dice a Jesús que quieres verle.
Entonces él, Hijo divino tuyo, ante la gente
muestra lo inmensamente que nos ama:
"¿Quién es mi hermano -dice-, quién mi hermana,
y mi madre quién es, sino el que cumple
mi voluntad en todo?"

21 Al escucharle, tú, Virgen inmaculada,
¡oh Madre, la más tierna!,
no te entristeces,
antes bien te alegras
de que nos haga comprender entonces
que aquí abajo, en la tierra, nuestra alma
se hace familia suya..¡Oh, sí, te alegras, Virgen, de que él nos dé su vida,
el tesoro infinito de su divinidad!
¿Cómo no amarte y bendecirte, viendo
en ti tanto amor, tanta humildad?

22 Tú nos amas, María, como Jesús nos ama,
por nosotros aceptas verte alejada de él.
Amar es darlo todo, darse incluso a sí mismo:
quisiste demostrarlo quedando con nosotros
como fuerte y visible ayuda nuestra.
¡Conocía Jesús tus íntimos secretos
y la inmensa ternura
de tu divino corazón de madre!
Te nos dejó a nosotros,
como refugio fiel de pecadores,
cuando, para esperarnos en el cielo,
abandonó la cruz.

23 Te me apareces, Virgen,
en la sombría cumbre del Calvario,
de pie junto a la cruz,
igual que un sacerdote en el altar,
ofreciendo tu Víctima,
tu Jesús amadísimo,
nuestro dulce Emmanuel,
para desenfadar la justicia del Padre.
Un profeta lo dijo, ¡oh Madre desolada!:
"¡No hay dolor semejante a tu dolor!"
¡Oh Reina de los mártires, quedando en el destierro,
prodigas por nosotros
toda la sangre de tu corazón!

24 La casa de san Juan se hace tu único asilo,
de Zebedeo el hijo reemplaza a tu Jesús...
Y es éste ya el último detalle
que nos da el Evangelio <14,
de la Virgen María no vuelve ya a hablar más.
Pero, Madre querida, su silencio profundo
¿acaso no revela
que el Verbo eterno -él mismo- cantar quiere
de tu vida los íntimos secretos,
para gozosa gloria de tus hijos,
los santos moradores de la patria del cielo?

25 Yo escucharé muy pronto esa dulce armonía,
iré muy pronto a verte en , el hermoso cielo.
Tú que viniste a sonreírme, Madre,
en la suave mañana de mi vida,.ven otra vez a sonreírme ahora...,
pues ha llegado ya de mi vida la tarde.
No temo el resplandor de tu gloria suprema,
he sufrido contigo,
y ahora quiero
cantar en tus rodillas, Virgen, por qué te amo
¡y repetir por siempre y para siempre
que yo soy hija tuya...!
La pequeña Teresa...
Autora: Santa Teresa del Niño Jesús
Marcelino Champagnat
¡Santa Teresita del Niño Jesús! ¡Qué alma tan llena de amor...!
👏
48josefina
El alma que se abisma
en las riberas infinitas de tu amor,
lleva tras de sí los tesoros que posee.
No soy un águila,
soy un pajarillo de un ligero plumón
que mira al tibio sol, su sol de amor.

Derramaré una lluvia de rosas
derramaré una lluvia de rosas

Para almas pequeñitas,
nada de métodos muy, muy complicados.
Les dejo un caminito de confianza y amor.
Atráeme Jesús,
para que no exista nadie …
Más
El alma que se abisma
en las riberas infinitas de tu amor,
lleva tras de sí los tesoros que posee.
No soy un águila,
soy un pajarillo de un ligero plumón
que mira al tibio sol, su sol de amor.


Derramaré una lluvia de rosas
derramaré una lluvia de rosas


Para almas pequeñitas,
nada de métodos muy, muy complicados.
Les dejo un caminito de confianza y amor.
Atráeme Jesús,
para que no exista nadie mas que Tú.
Te doy mi corazón, morir de amor.

Quiero pasar mi cielo
haciendo el bien sobre la tierra.
Ya todo se ha cumplido,
ya nada más he de desear,
me entregué al amor.
Señor, yo te conjuro
a que llames almas pequeñitas
víctimas de tu amor, víctimas de tu amor.


Derramaré una lluvia de rosas
derramaré una lluvia de rosas


Cantada por las
Carmelitas Descalzas de Mar de Plata
Argentina