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Efraín
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La Divinidad y Decreto de la Creación, Revelación de la Venerable Madre Sor María de Jesús de Ágreda. La Venerable Madre Sor maría de Jesús de Ágreda nos habla en su revelación: "La Divinidad y …Más
La Divinidad y Decreto de la Creación, Revelación de la Venerable Madre Sor María de Jesús de Ágreda.

La Venerable Madre Sor maría de Jesús de Ágreda nos habla en su revelación: "La Divinidad y Decreto de la Creación", acerca de las obras ad intra y ad extra que Dios realiza ab eterno. En la eternidad Dios tuvo el pensamiento de comunicarse ad intra, es decir, comunicarse a si mismo, la generación eterna en la cual Dios es trino: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Dios es infinito en substancia y atributos, eterno, suma trinidad en tres personas y un solo Dios verdadero; tres, porque se ejercitan las operaciones de conocerse, comprenderse y amarse; y sólo uno, por conseguir el bien de la unidad eterna. El Padre es eterno, siempre ha existido, no tiene origen ni fin, no es hecho, ni engendrado, ni creado, ni puede serlo. El Hijo le trae del Padre sólo por eterna generación y son iguales en duración de eternidad y es engendrado de la fecundidad del entendimiento del Padre. El Espíritu Santo procede del Padre y el Hijo por amor. En la trinidad no hay cosa que se pueda decir ni primera ni postrera, ni mayor ni menor; las tres divinas personas son igualmente eternas y eternamente iguales; es una unidad de esencia en tres personas y un dios en la individual trinidad y tres personas en la unidad de una sustancia. Y no se confunden las personas por ser un Dios, ni se aparta o se divide la sustancia por ser tres personas; y siendo distintas en el Padre, en el Hijo y en el Espíritu Santo, es una misma la divinidad, igual la gloria y la majestad, el poder, la eternidad, inmensidad, sabiduría y santidad y todos los atributos. Y aunque son tres las personas en quien subsisten estas perfecciones infinitas, es uno solo el Dios verdadero, el santo, justo, poderoso, eterno y sin medida. Así permaneció la Trinidad, toda una eternidad, sin crear nada.

La Santísima Trinidad estaba en su trono, no había cielo, sin la tierra, sin estrellas, no había elementos, y solo estaba el Creador sin haberlo creado. Todo estaba desierto, sin ángeles, sin hombres, sin animales, sin las demás criaturas. Dios estaba en su mismo ser y ninguna cosa de las que crió tuvo necesidad, porque tan infinito era en atributos antes como después de criarlas, y en toda su eternidad los tuvo y los tendrá, por estar como en sujeto independiente e increado. Es aquí, cuando la Trinidad decidió comunicar sus perfecciones a otros seres que llamarían a la existencia, de manera que hiciesen dones de ellas. Es cuando Dios realizó sus decretos para realizar sus obras ad extra, es decir, comunicarse fuera de si mismo. Todo lo haría Dios de la nada. Dios todo lo haría para su Cristo y por su Cristo y sin el ninguna cosa sería creada.

La trinidad se vio magnifica en sus divinas perfecciones y atributos, con la propensión e inefable inclinación a comunicarse fuera de sí. Vio que tan suma bondad era convenientísimo en su equidad, y como debido y forzoso, comunicarse, para obrar según su inclinación comunicativa y ejercer su liberalidad y misericordia, distribuyendo fuera de sí con magnificencia la plenitud de sus infinitos tesoros encerrados en la divinidad... quedándose infinito como si nada diera. Los motivos para hacer toda la creación serían para la mayor gloria ad extra y exaltación de Su Majestad con la manifestación de su grandeza. Dios realizaría sus Decretos en diversos instantes.

Se determinó en primer lugar que el Verbo divino tomase carne y se hiciese visible y se decretó la perfección y compostura de la humanidad santísima de Cristo nuestro Señor y quedó fabricada en la mente divina; y en segundo lugar, para los demás a su imitación, ideando la mente divina la armonía de la humana naturaleza con su adorno y compostura de cuerpo orgánico y alma para él, con sus potencias para conocer y gozar de su Criador, discerniendo entre el bien y el mal, con voluntad libre para amar al mismo Señor.

Dios decretó los dones y gracias que se le habían de dar a la humanidad de Cristo Señor nuestro, unida con la divinidad. En ese mismo instante, como consiguiente y como en segundo lugar, pertenece el decreto y predestinación de la Madre del Verbo humanado. Antes que otra criatura, fueron ordenados, ideados y formados Cristo y su Madre. Después de tener la presencia del Verbo humanado y a su Madre, Dios decretó crear la tierra para ellos. En ese mismo instante, Dios decretó la creación del cielo para que el Verbo Humanado y su Madre lo habitaran, después de dejar la tierra, y Cristo fuese cabeza y Rey de los inumerables seres angélicos que lo poblarían. Después de ese instante, Dios decreto la formación de la raza humana para que Cristo fuese su cabeza y ellos su pueblo e irían todos al cielo a habitar en él después de un corto tiempo en la tierra. Todo fue criado por Cristo y para Cristo y por consiguiente para su Madre, como reina de todo lo creado; el capítulo octavo del libro de la sabiduría nos dice que la sabiduría estaba presente cuando Dios llamaba a la existencia a todas las criaturas, pero la Venerable Madre Sor María de Jesús de Ágreda no dice que dicha sabiduría se refiere a la presencia de Cristo y su Madre, antes de toda la creación ellos estaban ahí; los Padres de la Iglesia creían que el alma de la Virgen María había sido creada antes de la creación y solamente así explican ese capítulo de que la sabiduría jugueteaba y se embelesaba con todas las obras de Dios; en cuanto a la materia de la que estaban hechos, Dios tomó polvo de la tierra para formar a Adán y Eva, entonces separó una porción de materia purísima y la utilizó en sus obras ab eterno, antes de tener la tierra, a Adán y Eva, desde la eternidad Dios lo hizo así; Santa Matilde, Santa Gertrudis la Mayor, La Beata Ana Catalina Emmerick y la autorizada María Valtorta hablan sobre esa materia purísima con la que Dios formó la humanidad de Cristo y a su Madre Santísima, varios santos y místicos católicos revelan lo mismo. ¿Que hay de imposible para Dios? ¡Todo lo puede!

Dios eterno, Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo, Dios comunicándose ad intra, consigo mismo. Al primero que comunica sus divinos dones y atributos es a su Cristo, el Verbo humanado que esta ahí, con Dios, antes de que Dios llame a la existencia a toda criatura; y por consiguiente Dios forma a la Madre del Verbo humanado, Él quiere tener ahí a su Madre Santísima; en la eternidad, ambos: El Verbo humanado y su Madre están ahí participando y recreándose con las obras divinas... Todo fue creado por Cristo y para Cristo y sin el nada sería hecho.

Dios tenía sus decretos divinos desde la eternidad. Si Adán y Eva no pecaran el Verbo Divino se encarnaría y se haría hombre, en forma impasible, es decir, inmortal y manifestaría su divinidad a los hijos de Adán y Eva en innumerables ocasiones; toda la humanidad iría al cielo después de habitar un tiempo en la tierra. Si Adán y Eva pecaran, como así sucedió, el Verbo Divino tomaría carne humana, en forma pasible, es decir, mortal, para redimir al género humano y solo los que siguieran su ejemplo irían al Cielo a disfrutar de una dicha grandísima en la presencia de la Santísima Trinidad. En ambos decretos Cristo es cabeza, líder de ángeles y hombres, Rey Eterno, Gran Monarca... Primero Dios y su Cristo, y después las demás criaturas que Dios llama a la existencia en diversas mórulas o instantes.

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