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Trabajar por la seguridad es un servicio al prójimo. Sólo Cristo puede renovar el corazón del hombre y convertirlo en un oasis de paz, sólo Cristo puede ayudarnos a construir un mundo en donde reine …Más
Trabajar por la seguridad es un servicio al prójimo.

Sólo Cristo puede renovar el corazón del hombre y convertirlo en un
oasis de paz, sólo Cristo puede ayudarnos a construir un mundo en donde reine la justicia y el amor. Es el deseo y la esperanza del Papa que expresó en el saludo, la mañana del 15 de enero, a los agentes de la Inspección de seguridad pública italiana ante la Santa Sede. A la luz de la esperanza cristiana el trabajo, que involucra la seguridad, se vuelve un servicio al prójimo y al mismo tiempo, una ascesis personal, una constante atención interior que exige la armonía entre disciplina y
cordialidad, el dominio de sí mismo y la cuidadosa acogida de los
peregrinos y turistas que visitan el Vaticano.