Dios ama a sus hijos, ama a su creación en la
Biblia podemos leer que Lucifer era un ángel, por lo tanto creado por Dios; Sin embargo se Rebelo, por lo tanto no acepto la santidad, para permanecer en presencia de Dios por la Eternidad.

¿Podemos pensar que si actuamos haciendo lo que nos pide la carne, lo que nos pide el deseo, (el que este sea) obtendremos el perdón?

Consideremos que si hemos estudiado suficiente, tenemos el mínimo conocimiento de la Voluntad Divina, bien ahora sabemos lo que nos revelado en las Santas Escrituras y en los mandamientos de la Doctrina Católica, que debemos cumplir, (esforzándonos en ello) Tenemos los escritos de los Doctores de la Iglesia (Sabiduría pura del Espíritu Santo en Ellos), y también en lo enseñado por los Santos, entre otras vidas ejemplares. Pero en ningún momento podemos pensar que satanás será perdonado, él es el mal, él es el pecado; de modo que en un pecado, por pequeño que este sea, esta el mismo espíritu, el mismo satanás, que trato de terminar con Jesús, y que luego aulló por el Triunfo Total de Nuestro Señor Jesucristo.

Bien aclaremos que Jesús murío para que podamos ser salvos, para que se Abrieran las puertas del Reino de Los Cielos, esto es para las almas que NO mueran en pecado mortal, que durante su vida hallan luchado en su camino para santificarse. Pero lamentablemente muchos se confunden pensando que Dios sacrifico a Su Único Hijo (en un Dolor Inmenso) para que los pecadores entren en el Cielo, habiendo vivido vidas de reos de Condenación. Lamentablemente esto no es así; Hay que leer de los textos antes mencionados. A todos puede costarnos ponernos a leer el manual de nuestro teléfono movil, pero no podemos caer en el gravísimo pecado de Omisión de no leernos lo que nos Salvará la Vida, y me refiero a la Vida Eterna.

Finalmente, Solo se debe Juzgar al pecado, que es el espíritu de muerte de satanas, pero nunca a nuestro prójimo que necesita apoyo.
Oremos por esa disposisión, por esa voluntad, que necesita nuestro prójimo para ir alejándose del pecado, para cambiar, para orar, y santificarse.
Pidamos que Nuestro Señor nos Aleje de la muerte y nos Bendiga.