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Obispo Munilla La doctrina ha permanecido intacta. Munilla sobre el Sínodo: ‘La doctrina ha permanecido íntegra’ Lola González Giraldós 27 octubre, 2015 Noticias Facebook Twitter Google + Correo Más
Obispo Munilla La doctrina ha permanecido intacta.

Munilla sobre el Sínodo: ‘La doctrina ha permanecido íntegra’

Lola González Giraldós

27 octubre, 2015

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El obispo de San Sebastián explica y valora las conclusiones de la reunión de los obispos frente a las diversas manipulaciones mediáticas: “Es falso que la Iglesia católica abra la puerta a la comunión de los divorciados vueltos a casar”.

El pasado sábado día 24 de octubre, la asamblea de los obispos votó en secreto una relación final, o “relatio finalis”, de 94 puntos, aprobados por mayoría, a diferencia de lo que ocurrió el año pasado.

En su programa radiofónico Sexto Continente, el obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, ha tratado de explicar y resumir para los oyentes las conclusiones del Sínodo de la Familia que acaba de finalizar, respondiendo de esta forma a “las manipulaciones mediáticas” que se han hecho de la reunión de los obispos.

Como idea principal de este documento final del Sínodo, Munilla ha querido recalcar que, tal y como anunció el Papa Francisco, “la doctrina ha permanecido íntegra” y “no se han cumplido las expectativas de algunos obispos alemanes”, que pretendían que la Iglesia tomara un rumbo “aperturista” que finalmente rompiera con la doctrina.

Es más, el Sínodo no ha hecho más que ratificar lo afirmado por el magisterio de Juan Pablo II a través de la exhortación apostólica Familiaris consortio, fruto de un sínodo de los obispos en 1981. De hecho, este documento de Juan Pablo II se cita en varias ocasiones en la “relatio finalis” del Sínodo.

Uno de los principales retos que afrontaban los obispos en este sínodo, ha explicado Munilla, era abordar una cuestión delicada: “¿Cómo compaginar la verdad moral y la caridad con los que no viven esa verdad moral?”. Para responder a esta pregunta y conjugar la verdad y la caridad, asegura el obispo de San Sebastián, es necesario “creer en las dos cosas”.

“Uno de los problemas de fondo es que hay personas que no creen en la verdad moral y piden conjugar la verdad moral con la misericordia”, sostiene Munilla. La consecuencia de esta realidad es que “se manipula la misericordia para negar la verdad moral”.

Respecto a lo que algunos medios han publicado de las conclusiones del Sínodo, el obispo de San Sebastián ha aclarado que “es falso que la Iglesia católica abra la puerta a la comunión de los divorciados vueltos a casar”. Sería “imposible”, en opinión del prelado, que el Papa o el Sínodo dijeran que los divorciados vueltos a casar pueden comulgar, “porque es contradecir la fe de la Iglesia”.

“Si para comulgar hay que estar en gracia de Dios y el divorcio y las nuevas nupcias es un adulterio”-explica Munilla-“tal y como se recoge en el Evangelio, ¿nosotros quiénes somos para rectificar la palabra de Jesucristo?”. Para el obispo de San Sebastián, la única forma de que se aceptara la comunión de las personas en esta situación sería si se dieran tres supuestos: “O se puede comulgar sin estar en gracia de Dios, o el adulterio ha dejado de ser pecado o uno mismo puede disolver su matrimonio sin que lo diga la Iglesia”.

Lo que la doctrina de la Iglesia católica ha dicho hasta ahora acerca de los divorciados vueltos a casar, y que el actual Sínodo no ha cambiado, es que “sólo pueden recibir la absolución cuando se comprometen a vivir en continencia” y estén dispuestos “a abrazar una forma de vida que no contradiga la indisolubilidad del matrimonio”, y eso en el caso de que se vea que es “humanamente imposible” volver con el primer cónyuge.

En el punto 84 de la “relatio finalis” del Sínodo se recogen las conclusiones referentes a la acogida de los divorciados, que deben estar más presentes en la vida de la Iglesia, “evitando toda ocasión de escándalo”. Un aspecto concreto nuevo que se recoge en el documento final del Sínodo es el siguiente: “Es necesario discernir cuáles de las diversas formas de exclusión en el ámbito litúrgico y pastoral actualmente practicadas pueden ser superadas”.

La acogida de los divorciados en la Iglesia es algo que se lleva poniendo en práctica desde lo establecido por Juan Pablo II a través de la exhortación apostólica Familiaris consortio, y el Sínodo no ha hecho más que profundizar en este aspecto. “No es verdad que sea la primera vez que se acoge a los divorciados”- ha defendido Munilla en su programa- “la Iglesia nunca ha cerrado la puerta a los divorciados, nunca se ha dicho que estuvieran excomulgados“.

“El camino de discernimiento y acompañamiento orienta a estos fieles a la toma de conciencia de su situación ante Dios. La entrevista con el sacerdote, en el fuero interno, contribuye a la formación de un juicio correcto sobre lo que dificulta la posibilidad de una participación más plena en la vida de Iglesia y los pasos que pueden favorecerla y hacerla crecer. Teniendo en cuenta que la misma ley no hay gradualidad (cf.FC, 34), este discernimiento no podrá nunca prescindir de las exigencias de la verdad y de la caridad del Evangelio propuesto por la Iglesia. Para que esto suceda, se garantizan las condiciones necesarias de la humildad, la confianza, el amor a la Iglesia y su enseñanza, en la búsqueda sincera de la voluntad de Dios y el deseo de lograr una respuesta más perfecta.”

Respecto a las uniones homosexuales y las propuestas para equiparlas al matrimonio, los obispos han concluido que “no hay fundamento alguno para asimilar o establecer analogías, ni siquiera remotamente, entre las uniones homosexuales y el designio de Dios para el matrimonio y la familia”. De esta forma, se cierra la puerta a las especulaciones que predecían un reconocimiento por parte de la Iglesia del llamado “matrimonio homosexual”.

Asimismo, el Sínodo ha querido denunciar a través de su documento final la presión que desde los Gobiernos y los organismos internacionales se hace a las iglesias locales para que acepten el “matrimonio homosexual” y las teorías derivadas de la ideología de género.

En el documento también se hace una denuncia de las prácticas de algunos organismos internacionales que condicionan “la ayuda financiera a los países pobres a la introducción de leyes que establecen el “matrimonio” entre personas del mismo sexo”.

“En cuanto a las propuestas para equiparar al matrimonio las uniones entre personas homosexuales, “no hay fundamento alguno para asimilar o establecer analogías, ni siquiera remotamente, entre las uniones homosexuales y el designio de Dios para el matrimonio y la familia” (ibid). El Sínodo cree en todo caso totalmente inaceptable que las iglesias locales sufran la presión en este asunto y que los organismos internacionales condicionen la ayuda financiera a los países pobres a la introducción de leyes que establecen el “matrimonio” entre personas del mismo sexo.”

Además de los temas más polémicos y más debatidos durante estas tres últimas semanas, el Sínodo también ha tratado asuntos que conciernen a la vida de las familias como la elección de la paternidad responsable, que necesita de la formación de la conciencia y no puede depender de una arbitrariedad subjetiva y ajustada al entorno o la necesidad de fomentar el uso de los métodos naturales que respetan el cuerpo de los esposos.