Lazo Matrimonial - 3 Pecados en el Matrimonio. http://j.gs/3713332/gloriatv En todo lazo matrimonial se considera 3 pecados: El pecado de orgullo.- La primera de las dificultades en el matrimonio es …Más
Lazo Matrimonial - 3 Pecados en el Matrimonio.
http://j.gs/3713332/gloriatv En todo lazo matrimonial se considera 3 pecados:
El pecado de orgullo.- La primera de las dificultades en el matrimonio es el orgullo, el orgullo es un pecado gravísimo y produce consecuencias terribles. La primera pareja, nuestros primeros padres, Adán y Eva, desobedecieron a Dios por orgullo.
La serpiente los tentó a comer la fruta del árbol en el medio del jardín diciéndoles que si ellos la comían “serían como dioses” (Gen 3,5). En lugar de reconocer y simplemente alegrarse de ser quienes eran, criaturas en una relación personal íntima con su Creador, vieron la oportunidad de ser como Dios mismo.
Nosotros somos criaturas de Dios, y también tenemos una relación privilegiada con Dios como Padre, podemos regresar a un lugar de felicidad eterna en el cielo, pero también hay la posibilidad de cometer el mismo error y caer en el orgullo.
El pecado de egoísmo.- Otra de las dificultades en el lazo matrimonial es el egoísmo, muchas personas llegan al matrimonio enfocadas sólo en ellas, sin comprender el significado del amor, el problema del lazo matrimonial, es precisamente la actitud básica de buscar sólo la propia satisfacción, complaciéndose en actividades que le gustan, sin considerar adecuadamente las necesidades o deseos del cónyuge. Mucho menos considera sacrificar sus propias preferencias por el otro. Y por supuesto con este tipo de actitud egoísta, cuando uno ya no está satisfecho, el resultado es entonces la infidelidad o la ruptura definitiva.
En el matrimonio cristiano, el egoísmo no está teniendo en cuenta las necesidades y deseos del cónyuge, de hecho semejante fracaso es lo contrario del amor, ya que el amor “no busca su propio interés” (1 Cor 13,5). El egoísmo es no amar a nuestro cónyuge de la forma debida, que es darnos completamente, con una actitud de sacrificio personal y compromiso total.
El pecado de indiferencia.- La tercera de las dificultades en el lazo matrimonial es la indiferencia. La indiferencia en los matrimonios cristianos puede manifestarse en cosas como una conducta irresponsable, o la falta de comunicación, o la negativa a mejorar actitudes o conducta. Es simplemente no prestar suficiente atención a lo que pasa, a los miembros de la familia o al propio matrimonio. Es permitir que las cosas fluyan, sin buscar activamente el propósito o el plan de Dios.
La indiferencia puede llevar al lazo matrimonial a vivir vidas directamente separadas, aunque bajo el mismo techo. Un aspecto obvio de esto es cuando ya no se puede hablar de un matrimonio real, cuando los esposos sólo se toleran mutuamente, quizás por causa de los hijos, o sólo para guardar las apariencias.
Es muy fácil caer en estos pecados, que son causa de ruptura matrimonial, o al menos, de relaciones matrimoniales que no alcanzan el nivel del proyecto de Dios. Las personas casadas necesitan una manera completamente nueva de considerar y entender cómo debería ser la relación matrimonial.
http://j.gs/3713332/gloriatv En todo lazo matrimonial se considera 3 pecados:
El pecado de orgullo.- La primera de las dificultades en el matrimonio es el orgullo, el orgullo es un pecado gravísimo y produce consecuencias terribles. La primera pareja, nuestros primeros padres, Adán y Eva, desobedecieron a Dios por orgullo.
La serpiente los tentó a comer la fruta del árbol en el medio del jardín diciéndoles que si ellos la comían “serían como dioses” (Gen 3,5). En lugar de reconocer y simplemente alegrarse de ser quienes eran, criaturas en una relación personal íntima con su Creador, vieron la oportunidad de ser como Dios mismo.
Nosotros somos criaturas de Dios, y también tenemos una relación privilegiada con Dios como Padre, podemos regresar a un lugar de felicidad eterna en el cielo, pero también hay la posibilidad de cometer el mismo error y caer en el orgullo.
El pecado de egoísmo.- Otra de las dificultades en el lazo matrimonial es el egoísmo, muchas personas llegan al matrimonio enfocadas sólo en ellas, sin comprender el significado del amor, el problema del lazo matrimonial, es precisamente la actitud básica de buscar sólo la propia satisfacción, complaciéndose en actividades que le gustan, sin considerar adecuadamente las necesidades o deseos del cónyuge. Mucho menos considera sacrificar sus propias preferencias por el otro. Y por supuesto con este tipo de actitud egoísta, cuando uno ya no está satisfecho, el resultado es entonces la infidelidad o la ruptura definitiva.
En el matrimonio cristiano, el egoísmo no está teniendo en cuenta las necesidades y deseos del cónyuge, de hecho semejante fracaso es lo contrario del amor, ya que el amor “no busca su propio interés” (1 Cor 13,5). El egoísmo es no amar a nuestro cónyuge de la forma debida, que es darnos completamente, con una actitud de sacrificio personal y compromiso total.
El pecado de indiferencia.- La tercera de las dificultades en el lazo matrimonial es la indiferencia. La indiferencia en los matrimonios cristianos puede manifestarse en cosas como una conducta irresponsable, o la falta de comunicación, o la negativa a mejorar actitudes o conducta. Es simplemente no prestar suficiente atención a lo que pasa, a los miembros de la familia o al propio matrimonio. Es permitir que las cosas fluyan, sin buscar activamente el propósito o el plan de Dios.
La indiferencia puede llevar al lazo matrimonial a vivir vidas directamente separadas, aunque bajo el mismo techo. Un aspecto obvio de esto es cuando ya no se puede hablar de un matrimonio real, cuando los esposos sólo se toleran mutuamente, quizás por causa de los hijos, o sólo para guardar las apariencias.
Es muy fácil caer en estos pecados, que son causa de ruptura matrimonial, o al menos, de relaciones matrimoniales que no alcanzan el nivel del proyecto de Dios. Las personas casadas necesitan una manera completamente nueva de considerar y entender cómo debería ser la relación matrimonial.