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Nuestra Señora del Cabo. Nuestra Señora del Cabo, en Quebec, es el santuario mariano más antiguo de Canadá. En 1652 los jesuitas instalaron aquí una misión y 9 años más tarde se creó la parroquia …Más
Nuestra Señora del Cabo.

Nuestra Señora del Cabo, en Quebec, es el santuario mariano más antiguo de Canadá. En 1652 los jesuitas instalaron aquí una misión y 9 años más tarde se creó la parroquia del Cabo de la Madalena. Y muy pronto, una cofradía del Rosario se llevó a cabo en esta parroquia. La capilla construida en 1720 -la más antigua que aún existe en Canadá - se convertirá a finales del siglo IX en el Santuario de Nuestra Señora del Cabo.

Es en este tiempo en el que María visitó a los quebequeses. En 1854, el año de la proclamación del Dogma de la Inmaculada Concepción, un parroquiano regaló una estatua de María a la iglesia. Y algunos años después dos milagros fortalecieron esta devoción mariana.

Alrededor de 1870 la iglesia creada en 1720 era demasiado pequeña para albergar a todos los feligreses y se decidió la construcción de un nuevo lugar de culto.

En 1879 la piedras para la construcción de la nueva iglesia estaban listas en el otro lado del río. Pero como el invierno había sido demasiado leve, el agua no se había transformado en hielo, y las piedras no podían transportarse a su destino. Bajo la dirección del sacerdote Luc Désilets se realizó una oración. Y el 16 de marzo un pasaje de hielo se formó entre las dos orillas del río, que tenían casi 2 kilómetros de distancia. Para los parroquianos es “el puente del rosario”. María intervino para que la pequeña iglesia no fuese destruida.

Es en este lugar donde María realizó un segundo milagro. El 22 de junio de 1888 la pequeña iglesia dedicada a María se convirtió en el Santuario de Nuestra Señora del Santo Rosario y la estatua regalada en 1854 fue colocada encima del altar central. En la noche, delante de tres testigos: el sacerdote Désilets, el beato Frédéric Jansoone y Pierre Lacroix, la estatua de María abrió los ojos. El padre Jansoone describió este acontecimiento excepcional: “La estatua de la Virgen, que tiene la mirada completamente baja, tenía los ojos muy abiertos; la mirada de la Virgen era fija (...) La mirada de la Virgen era la de una persona viva, y tenía una expresión severa, mezclada de tristeza”.

El pueblo de Canadá no se equivoca y las peregrinaciones comienzan. En 1904 el Papa Pio X envió un legado para coronar a la Virgen, la segunda estatua del nuevo mundo que recibió este honor después de Nuestra Señora de Guadalupe.

María se convirtió en la Reina de Canadá, ¡la Virgen nacional de los canadienses! Finalmente, las palabras del Padre Frederic Jansoone, durante la inauguración del santuario en 1888, serán proféticas: “De ahora en adelante, este Santuario es de María. Los peregrinos vendrán de todas las familias de la parroquia, de todos los feligreses de la diócesis y de todas las diócesis de Canadá”.

Oración:
Oh, dulce Madre y poderosa Reina, humildemente postrados a tus pies, nosotros te ofrecemos el homenaje de nuestro respeto y nuestro afecto. Vuelve la mirada hacia tu bendito Santuario, objeto evidente de tu predilección, nosotros nos dirigimos a tí con toda la confianza filial, seguros de …