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santa clara
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La vida contemplativa en el año de la fe. CENTINELAS DE LA ORACIÓN. Dios y sólo Dios es el origen de nuestra peculiar vocación contemplativa. En Dios se encuentra no sólo la finalidad y la fuerza …Más
La vida contemplativa en el año de la fe. CENTINELAS DE LA ORACIÓN.

Dios y sólo Dios es el origen de nuestra peculiar vocación contemplativa. En Dios se encuentra no sólo la finalidad y la fuerza dinámica, sino también la unidad de nuestra vida. "Sólo a Dios se dediquen", nos dice el Concilio en expresión densa y feliz.

Debe prevalecer siempre en nuestra vida aquel encuentro de amor en el que Dios mismo toma la iniciativa y, acomodándose a nuestra pequeñez, nos abre el camino de su conocimiento. En virtud de este encuentro, aceptamos con gozo el verdadero sentido de no poseer nada y llegamos a la intimidad de la comunión de amor con Aquél que "se nos ofrece como a hijos".

"El espíritu de la santa oración y devoción al cual deben servir todas las cosas temporales", que mantiene la íntima relación entre el Esposo Jesucristo y la esposa entregada totalmente a Él, se alimenta especialmente con aquellas formas de oración que constituyen la fuente y la cima de nuestra vida: la celebración de la Eucaristía, la Liturgia de las Horas y la oración personal.

Este encuentro contemplativo con Jesús se prolonga en nuestra vida cotidiana: en la pobreza, en el trabajo, en la sencillez de vida, en el dolor, en los acontecimientos, en las relaciones con las personas e, incluso, con las criaturas irracionales. Es decir, todo debe proporcionarnos la ocasión de mantener y fomentar "el espíritu de oración y devoción".