Pentecostes
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EL ABORTO

Los de Change.org andan buscando voluntarios para escribir a los diputados del Congreso del Reino de España para que voten libremente en la nueva Ley del aborto, que reduce los casos para llevar a efecto este acto de quitar la vida a un inocente.
Me lo han pedido a mí también y ya les he contestado dándoles mi opinión. Pero para que los ciudadanos tomen conciencia de que el aborto es un crimen, les ruego publiquen este pequeño artículo:

EL ABORTO

Aunque la foto que se publica es impactante, y he dudado en publicarla, he decidido hacerlo para que tomemos conciencia de la barbaridad del aborto. Es un asesinato y no tiene ninguna justificación. Algunos pueden pensar, ¿cómo es posible que haya personas que maten a niños inocentes?, pues aquí está. Y como este caso, millones.

En varios mensajes de El Escorial la Santísima Virgen se ha referido a los abortos. Como muestra, transcribo el fragmento del mensaje del 3-1-1987: “Se olvidan de Dios, hija mía; aman el placer, el mundo, pero Dios es siempre el último. Juran falsamente y no les importa que en su juramento vaya la muerte del ser humano. Matan, hija mía, por el placer de matar; las fieras son mejor que el ser humano, porque la fiera no mata, si no es para defenderse o para alimentarse; pero el hombre mata por el placer de matar, hija mía. Las madres se han convertido en asesinas de sus propios hijos; ¿cómo no va a estar mi Corazón triste, hija mía?”

Y ahora unos razonamientos sobre la concepción del ser humano.

DESDE LA BIOLOGIA MÁS ELEMENTAL.

Desde que se produce la fecundación, mediante la unión del espermatozoide con el óvulo, surge un nuevo ser humano distinto de todos los que han existido, existen y existirán. En ese momento, se inicia un proceso vital esencialmente nuevo y diferente a los del espermatozoide y del óvulo, que tiene ya esperanza de vida en plenitud. Desde ese primer instante, la vida del nuevo ser, merece respeto y protección, porque el desarrollo humano es un continuo proceso, en el que no hay saltos cualitativos, sino la progresiva realización de ese destino personal. Todo intento de distinguir entre el no nacido y el nacido, en relación con su condición humana carece de fundamento.

Desde que se forma el nuevo patrimonio genético, con la fecundación, existe un ser humano al que sólo le hace falta desarrollarse y crecer para convertirse en adulto. A partir de la fecundación se produce un desarrollo continuo en el nuevo individuo de la especie humana, pero en este desarrollo, nunca se da un cambio cualitativo, que permita afirmar que primero no existía un ser humano y después, sí. Este cambio cualitativo únicamente ocurre en la fecundación, y a partir de entonces el nuevo ser, en interacción con la madre, sólo precisa de factores externos para llegar a adulto: oxígeno, alimentación y paso del tiempo. El resto está ya en él desde el principio.

No tiene sentido decir que un niño proviene de un feto, sino que él mismo fue antes un feto, del mismo modo que un adulto no proviene de un niño, sino que antes fue niño, y siempre es el mismo ser humano, desde el principio. Y tan absurdo sería defender que el hijo recién concebido no es un ser humano, porque no tiene aspecto de niño, como suponer que el niño no es un ser humano porque no tiene el aspecto externo del adulto.

La unión de las dos células (masculina y femenina) dan lugar a un nuevo patrimonio genético que no es ya ni la del espermatozoide ni la del óvulo. Ese nuevo ser no es ni una lechuga, ni un par de células cualquiera que (mira tu por donde se han unido), es el principio de una vida humana nueva, VIABLE TOTALMENTE.

El Derecho español, al igual que el Derecho Canónico, considera aborto la muerte del feto mediante su destrucción, mientras depende del claustro materno, o por su expulsión prematuramente provocada para que muera, tanto si no es viable como si lo es.

En el lenguaje corriente, aborto es la muerte del feto por su expulsión, natural o provocada, en cualquier momento de su vida intrauterino.

Mientras en el aborto natural no hay nada que objetar, moralmente hablando, el aborto provocado (en las distintos modos en que se hace), es una muerte provocada y se acabó la historia, si es una muerte, es una muerte.

La persona humana, creada a imagen de Dios, es un ser a la vez corporal y espiritual. El alma es incorporada al cuerpo en el momento de esa unión del espermatozoide y del óvulo, y es tan profunda su unidad, que se debe considerar al alma como la “forma” del cuerpo. (“Antes de haberte formado yo en el seno materno, te conocía, y antes que nacieses te tenía consagrado” (Jr. 1,5).

Luego, el aborto provocado, es un asesinato. Atenta contra el quinto mandamiento, pues la vida humana es sagrada. Nadie puede atribuirse el derecho de matar de modo directo a un ser humano inocente.