רחמים
433

Los mártires de Corea del Norte

Mi abuelo nos transmitió su fe en secreto, la religión estaba prohibida

Por creer en Dios y difundir la Biblia, la señora An Eun-sa, que tiene 63 años y oculta su identidad bajo este nombre ficticio, se ha pasado una década encerrada en una cárcel de Corea del Norte y otra más en un campo de trabajo. Condenada por el delito de «difundir supersticiones y prácticas religiosas», era una de las mártires que nutren la iglesia clandestina en dicho país, el más represivo del planeta.

ABC/InfoCatólica) Aprovechando su visita a Corea del Sur, donde ha beatificado a 124 mártires que dieron la vida por su fe entre 1791 y 1888, el Papa Francisco recordará la nueva persecución religiosa que, en pleno siglo XXI, lleva a cabo el régimen estalinista del joven dictador Kim Jong-un. Dándole su particular bienvenida, Corea del Norte disparó ayer cinco misiles de corto alcance sobre el Mar de Japón coincidiendo con la llegada del Pontífice a Seúl.

Desde que huyó de Corea del Norte en 2011, en Seul vive la señora An Eun-sa, quien nació en el seno de una familia cristiana formada por 20 miembros. «Con una Biblia que tenía escondida en casa, mi abuelo nos transmitió su fe en secreto porque la religión estaba prohibida», recuerda a ABC esta menuda pero enérgica mujer. Cuando cumplió los 30 años, y mientras trabajaba como farmacéutica en un pueblo cercano a Pyongyang, heredó esa Biblia y continuó la labor evangelizadora que practicaba su tía, quien predicaba con sigilo el cristianismo, al tiempo que atendía a vecinos y amigos.

CONTINUA: infocatolica.com