Celebrando 50 años de fallecimiento del Pe. José Kentenich



¿Quien fue el Pe. Kentenich?
¿Cuáles han sido sus aportaciones originales a la Iglesia?

"Los santos son la respuesta de arriba a las preguntas de abajo", dijo alguna vez Hans Urs von Balthasar. Hoy tenemos muchas preguntas porque estamos inmersos en un tiempo de cambios acelerados, profundos, globales. Los aportes del Padre Kentenich son muchos, pero uno de ellos es precisamente la aceptación de los desafíos planteados por el mundo actual. "La mano en el pulso del tiempo, el oído en el corazón de Dios", así define su persona y su acción pastoral. No se refugió en la queja por los males actuales, no alimentó la nostalgia por tiempos pasados, no anunció futuros utópicos. Como fundador del Movimiento de Schoenstatt procuró educar para la libertad, para que cada persona tome conciencia de su originalidad y sea sujeto de su propia historia en apertura al Dios de la vida y en solidaridad con los demás. Por esto mismo denunció el peligro de la masificación. Y desde muy temprano se opuso al régimen de Hitler, lo cual le significó tres años y ocho meses de prisión en el campo de concentración de Dachau.

Otro aporte significativo consiste en la valoración de los vínculos humanos como caminos para llegar a un profundo vínculo con Dios. "El hombre más sobrenatural debe ser el más natural" proclamaba para alentar la vivencia de un cristianismo capaz de integrar lo humano y lo divino.
Ya en 1920 predicaba que el santo de hoy es el santo de la vida diaria. La fe no es algo separado de la vida familiar, el trabajo, la amistad, las preocupaciones económicas, el arte y la política. Es preciso construir puentes entre la realidad cotidiana y la realidad sobrenatural. Capacitar para el encuentro con el Dios de la vida y de la historia fue la gran pasión del Padre Kentenich. Su propia experiencia y los largos años de acompañamiento espiritual de miles de hombres y mujeres lo llevaron a la creación de una pedagogía y de una espiritualidad aptas para el tiempo actual.

La figura de María ocupa un lugar destacado en las aportaciones del Padre Kentenich. Porque nadie como Ella ha dado ejemplo mayor de seguimiento de Cristo en medio de las circunstancias de la vida diaria, nadie entre los redimidos tuvo mayor apertura a los deseos del Padre Dios, nadie fue tan solidaria con sus semejantes. El encuentro con María es encuentro con los valores que hoy son necesarios para un testimonio cristiano creíble y auténtico. El Padre Kentenich estaba convencido – al igual que Juan Pablo II – de que María tiene la misión de imprimir los rasgos de Cristo en los corazones de los hombres y en las culturas de los pueblos. Por eso desde joven selló un pacto de amor con Ella y se puso a su entera disposición. María lo educó en el seguimiento de Cristo y se encargará de que sus aportaciones a la Iglesia sean fecundas.