El asesinato del pequeño Christopher no fue una “ocurrencia” de sus verdugos.

Infanticidio en México y culto a la “Santa Muerte”

La reciente noticia de la tortura y asesinato de Christopher Márquez, un niño mexicano de 6 años, no solamente ha conmocionado a México y a quienes hemos conocido la noticia, sino que sigue revelando aspectos más oscuros que lo relacionan con el culto a la Santa Muerte y por ello al fenómeno de las sectas.

El tema requiere la atención de quienes no ven el peligro de ciertas creencias religiosas y particularmente del sectarismo, en relación al origen de horrendos crímenes, perpetrados por personas sumergidas en un complejo mundo de creencias que los habilitan a cometer atrocidades. El caso es más escandaloso porque los que secuestraron, torturaron y asesinaron a Christopher, son niños y preadolescentes.

Si bien los niños involucrados pertenecen a un contexto de pobreza y violencia extrema, y declararon “jugar a los secuestradores”, las causas parecen ser más profundas que la falta de valores y la convivencia con el crimen organizado.

Chihuahua es uno de los estados con mayor tasa de homicidios de niños en México: 38 menores por cada 100 mil habitantes. Del 2005 al 2015 han sido asesinados en México 10.876 menores.

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