Precisamente ha sido Jesucristo Señor Nuestro quien delegó la total autoridad de su Iglesia en Pedro y sus sucesores para que ataren y desataren sin condición alguna, y es aquí donde deja el Señor entrever que tal autoridad ha sido dada acompañada siempre y sin interrupción de la asistencia inefable del Espíritu Santo, Asistencia que sin cesar y de manera permanente gozan los sumos pontífices en turno, dicho sea de paso no así ya el Obispo emérito de Roma (Su santidad Benedicto XVI). Sin embargo alguien por ahí de mente obtusa afirma llevado por el calor de su ignorancia, que el Papa Francisco no posee la asistencia del Espíritu Santo. Sin duda alguna la ignorancía es atrevida, irreverente, y maleducada.