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Reino Unido: jueza ordena el aborto forzado sobre una discapacitada

Por ERMES DOVICO

La jueza Nathalie Lieven autorizó a los médicos a realizar un aborto en una mujer joven que tiene un retraso mental, a pesar de la oposición de la misma mujer discapacitada, de su madre y de la asistente social. La madre es una nigeriana que también se ha opuesto en nombre de su fe católica y de la de su hija, y haciendo presente que ella tomaría a su cargo al nieto. Pero para la jueza "el mejor interés" de la joven es abortar al niño. Y así, después de la eutanasia de Estado -visto con Charlie, Alfie e Isaías- aquí está el aborto obligatorio, fruto de un engaño que revela el verdadero rostro de una falsa libertad.


Después de la eutanasia impuesta por el Estado -surgida en forma espantosa en los casos de los pequeños Charlie Gard, Isaiah Haastrup y Alfie Evans-, ahora es el tiempo del aborto obligatorio. El núcleo es siempre la discapacidad, la cortina de humo es siempre la del presunto “mejor interés” y el alfil del peor “progreso” del molde eugenésico es, también en este caso, el Reino Unido.

Aquí, como refiere el sitio web Catholic News Agency[1], la jueza Nathalie Lieven (en la foto) autorizó a los médicos a realizar un aborto en una joven católica que presenta un retraso mental y ha llegado a las 22 semanas de embarazo. “Soy profundamente consciente que el hecho que el Estado ordene a una mujer que se practique un aborto [termination es la palabra exacta utilizada eufemísticamente por la jueza Lieven, ndr], donde parece que ella no quiere, es una inmensa intrusión”, ha dicho la jueza el 21 de junio en su sentencia promulgada en la Corte de Protección, un tribunal especial cuyos poderes están definidos por la Mental Capacity Act [Ley de Capacidad Mental] del 2005, y que trata casos en los que las personas interesadas son consideradas mentalmente incapaces de tomar decisiones autónomas. “Debo obrar en [su] mejor interés, no según las opiniones de la sociedad sobre el aborto”, agregó Lieven. Es decir, primero admitió lo que toda persona normal pensaría (“una inmensa intrusión”, que equivale aquí a una inmensa injusticia) y después se presentó como la que tendría el deber de tomar decisiones impopulares por el “bien” de la sociedad. Es como decir: les asesinamos el hijo, pero lo hacemos por ustedes.

Muchos detalles de lo vivido son mantenidos ocultos por la autoridad judicial, también aquí según un guión ya visto. De la mujer encinta se sabe que tiene “veinte años” y que se encuentra bajo la custodia de un trust, es decir, de una unidad organizativa del Servicio Nacional de Salud (NHS, por sus siglas en inglés), el servicio sanitario británico. Se considera que la mujer tiene la capacidad mental de una niña en edad escolar. La madre de la joven encinta es una nigeriana, perteneciente al grupo étnico de los Igbo, con experiencia como obstetra. Esta señora expresó claramente a los médicos su rechazo total del aborto, hablando de su propia fe católica y de la de su hija, y haciendo saber que sería ella, como abuela, la que se haría cargo del nieto. También la asistente social que se ocupa de la joven está en desacuerdo con el aborto forzado.

Pero los médicos insistieron, sosteniendo que el aborto sería un hecho menos traumático para la joven respecto al dar a luz a su niño, especialmente si el pequeño fuese dado después en custodia. Y la jueza Lieven dio sus razones, poniendo en duda que la abuela pueda estar en condiciones de hacerse cargo tanto del nieto como de su hija, y argumentando que el dar en custodia o la adopción del niño sería contra los intereses de la joven. Fuera el niño, así “se soluciona” el tema...

“Pienso que a ella le gustaría tener un niño de la misma manera que le gustaría tener una hermosa muñeca”, dijo Lieven al referirse a la joven encinta. “Pienso que sufriría un trauma mayor si se le quitara el niño [para su custodia]”, porque “en ese estadio”, es decir, nacido, “sería un verdadero niño”. La jueza continúa haciendo contorsiones verbales, precisando que si bien el embarazo es “real”, [la mujer] no tiene un niño que puede tocar fuera de su cuerpo”.

Evidentemente, Lieven razona con la obstinación típica de la cultura abortista, la cual considera al niño en el seno materno poco menos que un apéndice que se puede quitar sin problema. E ignorando, o amagando ignorar, los dramas que viven las mujeres después de la experiencia de un aborto, dramas que para la concepción moderna equivalen a un “luto prohibido”, como explicó hace días en una entrevista publicada originalmente en italiano en Nuova Bussola[2] la teóloga Monika Rodman, responsable para Italia de El Viñedo de Raquel, una organización privada que tiene como misión la recuperación espiritual (en julio se llevará a cabo el próximo retiro) para quien lleva dentro de sí el dolor de un aborto.

Entre otras cosas, la jueza Lieven carga con una amplia militancia abortista a sus espaldas. Ya en el 2011, como representante legal del British Pregnancy Advisory Service, una asociación que promueve la “elección reproductiva” (otro eufemismo para el aborto), había sostenido que las mujeres deberían poder abortar en casa más que en el hospital. En el 2017 había comparado las normas de Irlanda del Norte, donde el aborto está en buena parte prohibido (a diferencia del resto del Reino Unido, donde es legal sin restricciones hasta las 24 semanas), a una forma de “tortura”, definiéndolas como discriminatorias. Y hoy precisamente, en su nuevo rol de jueza, tiene poder de vida y de muerte, en el surco de una derivación diabólica que vale la pena recordar cómo se está desarrollando desde hace algunas décadas a esta parte.

Antes se presentó al aborto como “libre elección” de la mujer, degradando la maternidad a los ojos de generaciones enteras e induciéndolas a creer que la supresión de la vida que se cuida en el seno materno es una “emancipación” deseable. Ahora, una vez que esta mentalidad ha sido digerida por la sociedad, estamos en el paso siguiente: también la que desea la maternidad está obligada a abortar porque lo ha decidido un poder estatal. Es el desprecio de la vida frágil, de los discapacitados, acompañado por el desprecio de la maternidad, junto con la idea de poder eliminar el sufrimiento, del cual ha perdido su sentido, al haber eliminado a Jesucristo del horizonte.

Todo se ha hecho todavía más horrendo al presentar la imposición del aborto, o de la eutanasia (lo hemos visto con Alfie, Charlie e Isaiah y lo estamos viendo en Francia con Vincent Lambert) como un acto “compasivo”. Tal como comentó[3] la organización inglesa Society for the protection of unborn children (Sociedad para la Protección de los Niños no Nacidos), en medio del pedido de los médicos y de la sentencia de la jueza: “Esta es una atrocidad que debería atontar a toda persona con sentido común. Es un nivel de crueldad y barbarie que recuerda el modo en que fueron tratadas en los años ’30 por los nazis alemanes las personas con problemas mentales”.

Publicado originalmente el 23 de junio de 2019 en italiano, en www.lanuovabq.it/it/regno-unito-giu…

Traducción al español por: José Arturo Quarracino

[1] www.catholicnewsagency.com/news/uk-court-orders…
[2] Publicada en español en Como renacer después del aborto, el “luto prohibido”
[3] www.spuc.org.uk/…/doctors-petitio…
Las maravillas de la creación
Qué tristeza y qué injusticia. _¿Qué has hecho, Caín? La sangre tu hermano clama a mí desde la Tierra... (Gn 4,10)
El Papa Francisco contaba un caso parecido:
Cuando los padres de una chica con síndrome de Down de 15 años que había quedado embarazada le pidieron permiso a un juez para que pudiera abortar. "El juez, un hombre recto, muy serio, estudió el caso y dijo que quería ver a la chica. …Más
Qué tristeza y qué injusticia. _¿Qué has hecho, Caín? La sangre tu hermano clama a mí desde la Tierra... (Gn 4,10)

El Papa Francisco contaba un caso parecido:

Cuando los padres de una chica con síndrome de Down de 15 años que había quedado embarazada le pidieron permiso a un juez para que pudiera abortar. "El juez, un hombre recto, muy serio, estudió el caso y dijo que quería ver a la chica. 'Pero es Down, no entiende'... 'No, no, que venga'. Y cuando le preguntó a la chica si sabía qué le pasaba, la chica le dijo que estaba enferma, que le habían dicho que tenía un animal adentro y que por eso tenían que operarla para sacárselo. El juez le dijo que no, que tenía un bebe adentro y la chica le dijo: '¡qué lindo!'. Así, el juez no autorizó el aborto. La mamá lo quería", relató. "Pasaron los años, nació una niña que estudió, creció, se volvió una abogada y cuando le contaron su historia, cada vez que cumplía años llamaba al juez para agradecerle el don del nacimiento. Las cosas de la vida... El juez murió y ahora ella es promotora de justicia. ¡Qué lindo!"
adeste fideles
🤬 🤬 🤬 😡