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Terrorismo en el Senado Argentino. El Estado argentino tiene entre las filas de sus diputados y senadores algunos terroristas, ¡esto hay que decirlo!… Y no sólo me refiero a nombres y apellidos que …Más
Terrorismo en el Senado Argentino.

El Estado argentino tiene entre las filas de sus diputados y senadores algunos terroristas, ¡esto hay que decirlo!…
Y no sólo me refiero a nombres y apellidos que en otro momento de la historia de nuestro país pusieron bombas para matar indiscriminadamente a otros argentinos a quienes ni siquiera les interesaba participar de lo que unos u otros reivindicaban en aquellos años negros de la dictadura militar.
Me estoy refiriendo a diputados que se valieron de la violencia, la fomentaron y la orquestaron para que no salgan leyes del Congreso de la Nación, las que resultaron luego contrarias a sus intereses personales, y recalco esto de personales, ya que muchas de las jubilaciones de privilegio, de esas que le sacaban a las arcas de los jubilados grandes sumas y con la que se han comprado voluntades de jueces y otra yerbas, ya no serían un beneficio para los que participaron de ese negocio espurio.
Y ese terrorismo; «padre de la gran corrupción», que como una gran gangrena desde hace muchos años venía matando gran parte del tejido social, especialmente las capas más débiles, como son en este caso: los jubilados. Aunque cuando se corrompe todo en un gobierno el perjuicio es para mucha más gente y produce no sólo hambre, sino directamente la muerte de muchos argentinos, especialmente los niños de la pobreza, los ancianos solos o indigentes, y de otras capas etarias intermedias, que aunque jóvenes, tuvieron pocas chances de realización en la vida, puesto que se vieron en inferioridad de condiciones para una profesión, para un trabajo en el que debían competir con gente más preparada, y me estoy refiriendo a una muy mala educación, que la corrupción que bajaba como una catarata de heces sobre los ciudadanos argentinos, no sólo ha dejado generaciones enteras sin educación, sin salud, sin seguridad, sin justicia y sin nada, sino que les ha robado a varias generaciones ¡su futuro!… ¡nada menos!
Ahora han perdido en las elecciones, cosa impensada para ellos hasta hace un par de años, y lo que han perdido en las urnas y por voluntad del pueblo, ahora lo reclaman con suma violencia, pretendiendo un golpe de Estado y recurriendo al terrorismo, que es el método anárquico que postula su nefasta ideología comunista y de izquierda.
Y comencé diciendo que en el estado argentino una parte de nuestros legisladores pertenece al terrorismo y que promueve éste desde todo sitio que se le presente, ya sea un micrófono de algún medio de comunicación, su banca en el congreso, o cualquier otro lugar donde haya gente que los escuche.
Parte de la fuerza de choque que han adiestrado, armado y bien pagado para que hagan los destrozos que suele hacer el terrorismo, destruyendo lo que es público y que hemos pagado entre todos, muchos de ellos se veían como familias normales… como que simplemente iban a presenciar un acto de reclamo del pueblo ante ese templo de la civilidad que debiera ser el Congreso Argentino.
Pero no nos engañemos.
Llevaban a sus propios hijos como escudos humanos para no ser reprimidos y frenar así cualquier posible represión justa que las fuerzas del orden intentarán con los vándalos.
Ahora yo me pregunto: ¿qué diferencia habría con los terroristas de otras partes del mundo, como los del ISIS por ejemplo, que tomaban iglesias, hospitales o escuelas, donde había mujeres, niños y ancianos, para que no los bombardearan quienes los combatían?
Esta actitud ruin y cobarde es típica de los terroristas de siempre. Verdaderos ladrones que se aprovechan de lo que nunca supieron, no saben y nunca sabrán ganar de otra forma que no sea la de robar a como dé lugar, con cualquier método violento que justifique su fin, incluyendo actos terroristas… por supuesto.
Su gran meta es apoderarse de todo y de todos. Apoderarse de países enteros para tener así lo que alguien alguna vez llamó: «idiotas útiles» que los mantengan y les permitan darse la gran vida en esos países del primer mundo que ellos dicen que son el enemigo, que son la oligarquía, el imperialismo, que son los dominadores y explotadores de los pobres del resto del mundo.
Pero este eterno discurso ya está bastante descolorido para mucha gente que se está desengañando.
Se ha vuelto además insípido e inodoro, puesto que estos terroristas han cometido el error de volver muy seguido, de no espera del recambio generacional.
Y su propia ambición y avaricia los está traicionando, ya que las generaciones guardan su memoria y sus vivencias y están comenzando a entender cómo funciona este perverso sistema, que bajo banderas de derechos humanos, de reclamos sociales, de igualdades imposibles y de antagonismos entre clases sociales, más las dádivas proporcionadas desde el Estado al que han logrado acceder, dinero que es de todos y del que no pueden disponer discrecionalmente como lo han hecho para ganar votos y sostenerse en sus sillones de mando para seguir robando «in æternum».
Podría seguir hablando de la vergüenza, del dolor por ser argentino y ver a mi patria tan maltratada, de la amargura de ver la historia hecha cascotes para arrojar a las fuerzas del orden, pero de eso ya se ha hablado demasiado.
No hay mejor condena que la condena social. Y por suerte y gracias a Dios esto se está dando entre la gente del pueblo argentino.
Escuché decir en estos días que la gente «ya no mastica vidrio», refiriéndose a esto de que el cada vez es más difícil seguir engañándola con relatos y discurso grandilocuentes.
El mesías, el Salvador, vino hace ya más de 2.000 años... y la gente va entendiendo esto. Ya no necesita de un «gran prohombre», de un gran líder que venga a sacar las papas del fuego. El pueblo ahora ya sabe que depende de él mismo.
Que nadie le dará algo gratuitamente. Que si en alguna oportunidad recibe algo así, por otro lado le estarán sacando algo mucho más valioso, como el futuro; por ejemplo.
Mi papá decía: «siempre que quise algo tuve que trabajar... a mí nadie nunca me dio nada»... y en mi caso es lo mismo, y creo que es el caso también de muchísima gente que todas las mañanas se ha levantado temprano… primero para ir a estudiar, y luego para ir a trabajar, para sostener a su familia y lograr el bienestar propio y de los suyos, a pesar de las idas y vueltas, de las marchas y contramarchas de las leyes que estos terroristas se encargaban de cambiar a cada rato en el Congreso, modificando así convenientemente para ellos las reglas de juego, donde como en el juego de la Pirinola, siempre les salió a ellos los de: «toma todo» y a nosotros el: «siga participando».
Seguramente habrá muchas cosas que ajustar en la sociedad.
Una de las primeras cosas será recuperar la confianza en las instituciones, en las autoridades, las que al haberse corrompido han perdido toda autoridad.
Es como aquel padre mentiroso que no puede enseñar a su hijo a no mentir... no tiene autoridad para eso, la pierde con su actitud, cuando alguien llega a su puerta para cobrarle una cuenta y le dice a su hijo: «decile que no estoy».
Esto ocurre a raíz de que la gran pudrición provino siempre desde arriba y cae el mal ejemplo sobre la gente que se ha cansado de perder siempre y quiere aunque más no sea ganar una vez… en algún momento.
Esto ha generado delincuencia, prostitución precoz hasta de niños que se someten a esa maldad para poder comer.
La moral, el pudor, el respeto, la educación en todo momento son algo que ya pasó de moda en este relativismo propuesto por esta ideología de la izquierda atea, sin moral, sin respeto, obviamente sin educación, y ni que hablar del pudor... sin otro valor más que el del dinero obtenido con las uñas sucias, aunque postulen lo contrario y digan defender al que menos tiene, «al carenciado», como le gusta decir.
Realmente lo que han sembrado es la cultura de la muerte. Es la cultura del odio y la revancha.
Han convencido a muchas generaciones jóvenes, lamentablemente, de que el camino es el odio y les han marcado la presa a la que deben odiar.
En este caso; las autoridades actuales que rigen los destinos del país y que les han arrebatado, mediante la voluntad popular, todas sus prerrogativas.
A esta altura de mi vida: 71 años, me he liberado de posturas partidistas... con lo que se podría decir que soy: políticamente soltero. Es decir: «ya no me caso más con nadie».
Y esto que digo lo sostengo con lo que he vivido desde mis primeros años de infancia, de cuando comencé a razonar, hasta ahora, en que quizás falte poco para que deje de hacerlo.
Pero en el: «mientras tanto», no puedo dejar de decir esto que pienso.
Para nada tiene esto pretensiones de legado y lo que tal vez busque sea alguien que coincida con este; mi pensamiento.
eucarandal
Conseguir en la calle lo que se pierde en las urnas. Para ellos el Pueblo no son Todos los Argentinos. El pueblo son ellos. Pero aún así para contrarrestarlo hace falta un gobernante valiente y serio que acelere las reformas, que no ceda y que sepa explicarlo en los medios, y claro, que los medios no estén controlados por la izquierda como en España. De lo contrario...
malemp
LO FELICITO DON RAUL , QUE SE DIGA LA VERDAD : este tipo se postulo como candidato...sin palabras