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Primera laica mexicana beatificada
Los mexicanos nos podemos sentir orgullosos de Concepción Cabrera de Armida.


Por: Antonio M. Prida | Fuente: Voces México



Aunque nuestra postura religiosa sea atea, se profese una fe distinta a la católica, o aun siendo católico pero se muestre anticlerical, los mexicanos nos podemos sentir orgullosos de Concepción Cabrera de Armida, quien el pasado sábado 4 de mayo fue beatificada en la Basílica de Guadalupe. Se convierte así en la primera mujer mexicana laica que es beatificada, una madre de familia viuda, que dejó una impresionante obra escrita, que pudiera pronto ser declarada Santa y aún Doctora de la Iglesia, junto con Santa Teresa de Jesús y Santa Catalina de Siena, según lo ha informado el padre Raniero Cantalamessa, doctor en teología cercano al Papa.

En la Iglesia católica, la beatificación es la declaración oficial por parte del Papa de la ejemplaridad cristiana de la vida de una persona, con la que se autoriza su culto en determinados actos o lugares, y es un paso previo a la canonización, que es la declaración oficial por parte del Papa de la santidad de un beato, con la que se autoriza su culto en toda la Iglesia.

La ceremonia de beatificación fue presidida en representación del Santo Padre, por el cardenal Angelo Becciu, Prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, en la que participaron más de 80 obispos. El padre Alfredo José Ancona, sacerdote Misionero del Espíritu Santo y postulador de la causa de Concepción Cabrera, explicó que el proceso fue largo, pues se abrió en 1953 y el Decreto de Beatificación se expidió apenas el 8 de junio del año pasado. Lo anterior por la inmensa cantidad de manuscritos que tuvieron que revisarse. Publicados hay 42 libros, uno de los cuales Ante el Altar tiene más de un millón de ejemplares, el cual el mismísimo Papa Pío X tuvo en su escritorio. Conchita dejó también más de cinco mil cartas y un diario espiritual de alrededor de 66 mil páginas.

Domenico Di Raimondo Romo, M. Sp. S., también postulador de la causa, dijo que en 1999 se concluyó el proceso de revisión de las virtudes heroicas de Concepción y se comprobó que cumplió el Evangelio a plenitud, por lo cual fue declarada “venerable” por Juan Pablo II y que posteriormente se comprobó que por su intercesión se hizo un milagro y pudo ser beatificada, gracias a lo cual, cada 3 de marzo podrá rendírsele culto en todos los lugares donde sea conocida. Explicó que el mensaje central derivado de su vida y obra se centra en que los laicos estamos llamados a la santidad para cambiar el mundo y hacer una sociedad justa.

Conchita, como es conocida, nació en San Luis Potosí en 1862, y fue la séptima de 12 hermanos. A los 21 años se casó con Francisco Armida, con quien tuvo 9 hijos y enviudó en 1901. El Cardenal Becciu destacó: “La beata María Concepción Cabrera, caso único en la historia de las fundaciones religiosas, inspiró y promovió cinco Institutos, denominados las ‘Obras de la Cruz’: dos congregaciones religiosas y tres obras apostólicas, sin asumir ni el papel de fundadora ni, mucho menos, la carga y los poderes de superiora general”. Falleció en 1937 en Coyoacán, en la Ciudad de México.



El 9 de abril de 2018, el Papa Francisco aprobó la promulgación del Decreto que reconoció el milagro atribuido a su intercesión. El P. Ancona explicó que el milagro “fue la curación del señor Jorge Treviño, que estaba prácticamente paralizado” y que faltaría la comprobación de otro milagro para continuar su camino hacia la canonización.

“El milagro que beatificó a Conchita” se puede encontrar en YouTube.  Se trató de una curación inmediata y total de un largo proceso de enfermedad sufrido por el mencionado regiomontano, quien a partir de los 26 años enfrentó padecimientos sucesivos que lo dejaron paralizado. En el proceso se contó con los testimonios de los doctores que lo atendieron y que atestiguaron el milagro, Manuel de la Maza Flores, neurólogo clínico del Hospital Zambrano Hellion, del Instituto de Neurología y Neurocirugía del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey y el internista Pedro Mario González Martínez, entre otros.

Según se deja constancia en dicho video, en 2006 una amiga del enfermo y el padre Juan Gutiérrez González, Ministro del Espíritu Santo, le dieron una estampa de Conchita y una Cruz del Apostolado de la Cruz, a quien pidió su intercesión para curarse. En 2008 viajó a Santuario de Jesús María en San Luis Potosí donde los padres Carlos Francisco Vera Soto y Rafael Ledesma Barajas se sumaron a la causa y Jorge, orando, le dijo a Conchita “tú necesitas un milagro y yo también”.

A su regreso, Jorge nuevamente fue internado en el hospital y estando adormilado, ante su esposa y dos amigas que la acompañaban, pidió su Cruz del Apostolado y la estampa de Conchita y, ante ellas, comenzó a abrir las manos y a estirar las piernas que antes tenía agarrotadas. El médico internista que hacía su visita de revisión también presenció el milagro y canceló los tratamientos ante la experiencia inexplicable.

Para los creyentes, los sofisticados escritos teológicos de Conchita, quien carecía de estudios, fueron inspirados por Jesús y por ello bien merecen su lectura. Los no creyentes quizá se interesen en echarles un vistazo, tan sólo por tratarse de una destacada mexicana del siglo XIX en el que tristemente las mujeres del mundo no solían destacar.









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