Antonio Rosique, presentador de TV, reencontró la fe al hacer el Camino de Santiago: «Dios te resquebraja por dentro, te hace humilde, te pone de rodillas, por tu bien»
* «El Camino de Santiago es una lucha contra uno mismo, es una lucha por dejar tu comodidad, por dejar lo que tú crees que es lo valioso, para verdaderamente ir a recibir, a buscar y encontrar lo que auténticamente es valioso. Y el verdadero camino inicia cuando termina el camino. Me hice peregrino, trato de regresar a peregrinar cada año, para que no se me olvide, regresar los pies a la tierra. Yo la verdad es que sí experimenté una conversión, soy católico practicante, quiero ser mejor cada día. No soy perfecto, peco como todos. Cometo errores como todos. Los católicos estamos luchando todos los días. La fe me ha hecho un hombre más feliz, me ha hecho una persona más caritativa, más pendiente incluso de lo que sienten los demás»
Camino Católico.- El conocido conductor de televisión Antonio Rosique, cara del popular programa Exatlón de TV Azteca, reveló recientemente cómo recorrer el Camino de Santiago como peregrino le ayudó a reencontrar la fe. En un segmento titulado “En sus batallas”, del programa “Venga la Alegría” de TV Azteca, que se visualiza y escucha en el vídeo superior, Rosique señala que “yo creo mucho en Dios. Recibí un llamado de Dios en los últimos años. No era muy creyente yo de niño, ni mucho menos. No venía yo de una casa donde Dios estuviera muy presente”.
“Y solo con la ayuda de amigos y de personas fui descubriendo lo maravilloso que es Dios”. “En mi caso lo que hizo la fe, lo que hace Dios es que te resquebraja por dentro, te hace humilde, te pone de rodillas, por tu bien”, asegura.
El conductor televisivo recuerda que “hace cinco años, en 2014, hice el Camino de Santiago. Uno de los grandes faros de la cristiandad es peregrinar a Santiago de Compostela”.
“Yo venía de terminar una relación sentimental de muchos años. Mi papá me dijo ‘¿por qué no te vas a hacer el Camino de Santiago?’. Me voy. Salgo de Saint-Jean-Pied-de-Port, en Francia. Hago el cruce de Pirineos que es de las cosas más demandantes”.
“Y en el camino te empiezas a desprender de todo con lo que uno carga. Lo primero que hice al otro día que llegué a España fue abrir mi mochila y dejar un montón de cosas que no necesitaba para caminar”, asegura.
En ese recorrido, afirma, “aprendes a desapegarte. Y en el Camino de Santiago yo me di cuenta venimos solos y nos vamos a ir solos. Entonces mi primera gran batalla fue darme cuenta de que venimos a luchar. Y una vez que tú aceptas que vienes a luchar cambia tu percepción”.
Rosique indica que durante su peregrinación “pasé por todos los estados de ánimo. Yo acababa cada etapa, después de caminar 30, 35 kilómetros, en que había días muy buenos, había días muy malos. Días en los que te persigue un perro, días en los que te pierdes, días en los que te llueve, días en los que querías llegar de día y llegas en la oscuridad”.
“Pero cuando yo llegaba y probaba el primer alimento y así esa comida fuera la más modesta, o esa cama en la que me iba a recostar fuera la cama más básica o esa ducha fuera en el lugar más modesto, yo lo recibía como el mejor del mundo”, recuerda.
Para el conductor de televisión, “el Camino de Santiago es una lucha contra uno mismo, es una lucha por dejar tu comodidad, por dejar lo que tú crees que es lo valioso, para verdaderamente ir a recibir, a buscar y encontrar lo que auténticamente es valioso. Y el verdadero camino inicia cuando termina el camino”.
“Terminé con mucha paz, puedo adaptarme a lo que sea, con otra filosofía, con otro llamado. Yo me hice muy católico. Y reencontrar un nuevo punto de partida en mi vida”.
“En mi caso lo que hizo la fe, lo que hace Dios es te resquebraja por dentro, te hace humilde, te pone de rodillas, por tu bien”, asegura. La fe, destacó, “me ha hecho un hombre más feliz, me ha hecho una persona más caritativa, más pendiente incluso de lo que sienten los demás”.
Además, subraya, “me hice peregrino, trato de regresar a peregrinar cada año, para que no se me olvide, regresar los pies a la tierra”. “Yo la verdad es que sí experimenté una conversión, soy católico practicante, quiero ser mejor cada día. No soy perfecto, peco como todos. Cometo errores como todos. Los católicos estamos luchando todos los días”, expresa.
