"El liberalismo es pecado". Prólogo para un clásico contra-revolucionario

Inmerecidamente hemos sido invitados para escribir el prólogo al clásico libro de Sardá y Salvany, El liberalismo es pecado“, Buenos Aires 2021, Cruz y Fierro, pp. 176.

Venga aquí nuestro humilde aporte para,

Que no te la cuenten…

P. Javier Olivera Ravasi, SE

PD: una pequeña presentación en vídeo puede verse aquí


El liberalismo es pecado

Prólogo a la edición 2021

Javier Olivera Ravasi

 

 

Hay entre las ideas modernas ciertos postulados que tanto se han impregnado en nuestros puntos de vista, en nuestras costumbres y en nuestros pensamientos que, por momentos, resultan muy difíciles de descubrir. Uno de ellos es la ideología liberal de la cual nadie está exento; y, menos que menos, algunos jóvenes que intentan oponerse a esta dictadura global que por estos días se yergue ante nuestras narices.

“Liberales”, “anarco-liberales”, “liberales-libertarios” y varios motes más pululan hoy cuales tribus urbanas de los ’80. Y todas, lo creemos sinceramente, con la mejor de las intenciones.

Hay otro punto, a su vez, que también genera confusión y es que, cuando se habla en muchos ambientes de “liberalismo”, por ser una corriente que tiene su origen en el iluminismo y materialismo francés, es imposible que algunos lo entiendan más allá de lo meramente económico… Es decir: “liberal” es sinónimo para algunos de “economía de mercado” o a “capitalismo” y esto porque algunos son incapaces de trascender la materia. El problema es más complejo y más profundo. El liberalismo es una ideología que, como todas, atrae por lo bueno que tiene y no por lo malo (pues el mal, per se, no atrae).

La obra de Sardá y Salvany que ahora prologamos, en este sentido, es de una importancia crucial.

Pero antes que nada, definamos, porque el término “liberal” arrastra consigo, y de entrada, una equivocidad y confusión semántica pocas veces advertida: “liberal” puede llamársele tanto a una mujer suelta de prendas como al hombre generoso y dadivoso; liberal es tanto una doctrina económica como un católico que vive su Fe “como él la siente”.

Y, en este sentido, “liberal” puede ser alguien, de derecha o de izquierdas, si entendemos por esto, que ambos, propugnan que el punto de partida sin igual es, sea la materia libre, la libertad, el hombre o una simple idea; y todo bajo la razón del “principio de inmanencia”.

Porque digámoslo de una vez: cuando no se comienza desde Dios, se parte desde el hombre y de sus propias ideas o sensaciones, de allí que, como decía San Agustín, “caído de Dios, caído de ti mismo”. Así, el liberalismo y el comunismo, aunque parezcan posturas antagónicas, son dos caras de la misma moneda que podrían englobarse en lo que hoy se da a llamar, genéricamente, “progresismo”.

Si el hombre afirma más su individualidad, su libertad independientemente del orden natural o de las leyes divinas, entonces tendremos a un liberal; pero si enfatiza más la materia, el estado, el control de la religión, etc., tendremos a un comunista. Pero ambos estarán, por diversos caminos, de acuerdo en esto: el YO como punto de partida de todo.

En este sentido, el liberalismo proclama la autosuficiencia del hombre respecto de la recta razón y de la revelación y todo –como siempre- tomando palabras vueltas locas como, en este caso, la libertad, ese “don excelente de la Naturaleza, propio y exclusivo de los seres racionales que confiere al hombre la dignidad de estar en manos de su albedrío y de ser dueño de sus acciones” (León XIII, Libertas). Porque esto es lo principal de la libertad, el ser dueño de nuestros actos a partir de la inteligencia conforme a la verdad.

Porque sólo el hombre es capaz de seguir o no sus propios instintos, sus propias inclinaciones -o no- a partir de lo que capta como bien y teniendo como motor su voluntad que, cuando elige moverse o no moverse, se denomina libertad, es decir, la voluntad en movimiento y guiada por la razón

Pero, ¿acaso la inteligencia siempre obra bien?¿siempre alcanza la verdad? ¿acaso la voluntad siempre desea lo que es bueno?

Claro que no; sabemos por experiencia que tanto la voluntad como la inteligencia pueden equivocarse pues son facultades imperfectas en el hombre, de allí que muchas veces ciertas cosas se nos presenten bajo la apariencia de bien según aquello de San Pablo: “no hago el bien que quiero, sino que obro el mal que no quiero” (1 Rom 7,19).

Una amistad que no era tal, una pasión que al final nos hizo errar, un sentimiento del cual nos arrepentimos, nos hace pensar que, al final de cuentas, no somos perfectos; porque hay ciertas elecciones que el hombre hace que, no sólo nos hacen peor, sino incluso, “menos hombres”, menos racionales, menos libres.

Por eso puede uno hacerse esclavo, pensando que es libre, de allí que los antiguos dijesen que sólo el sabio era libre, entendiendo por sabio, aquel que había aprendido a vivir según la naturaleza racional, según la virtud.

Muy bien; hasta aquí tenemos entonces que, ser libre implica vivir verdaderamente como hombres siguiendo los dictados de la razón y del apetito racional, a pesar de equivocarnos cada tanto. Es esa “mala levadura” de la que hablaba Rubén Darío, o el pecado original del cual nos hablan las Sagradas Escrituras la que, muchas veces, nos desvía de la virtud, del bien, de la verdad y de la belleza.

Porque la libertad no es un valor absoluto, sino relativo, relativo a la verdad que nos hace libres (Jn 8, 32). En este sentido la obra de Sardá y Salvany que ahora el lector tiene entre manos, resulta de crucial importancia para evitar confundir el alimento nutritivo con aquellas homéricas flores de loto.

Veritas ­­–quae Christus est– vos liberavit (Jn 8, 32).

Javier Olivera Ravasi

11/6/2021

Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús

 

 

6 comentarios

  
Eck
Se debería reeditar otra gran obra contra el liberalismo:" La bancarrota del liberalismo" y "El liberalismo católico" del P. Henri Ramière. Se editaron juntas en 1870 en castellano y es una gran obra sobre el tema.
Para quien quiera leerla: https://ia803100.us.archive.org/15/items/LaBancarrotaDelLiberalismoYElCatolicismoLiberalHenriRamireS.J/La%20bancarrota%20del%20liberalismo%20y%20el%20catolicismo%20liberal%20-%20Henri%20Rami%C3%A8re%2C%20S.%20J.pdf
Resumen: https://barraycoa.com/2016/10/16/la-bancarrota-del-liberalismo-una-vision-profetica-del-p-ramiere/
27/07/21 5:49 PM
  
Fernando Romero Moreno
Leon XIII y San Pio X pedían que no se trataran de heterodoxos a los católicos que militan en partidos liberales, mientras no defiendan lo que el Magisterio condenó como tal. Ĺo más didáctico en tal sentido es leer la condena a Lammennais, los tres grados señalados por Leon XIII, la condena a Le Sillón, la Quas Prima y la Quadragesimo Anno de Pio XI. Eso explica que la DSI no haya condenado el liberalismo catolico moderado de Rosmini, Ozanam, Dupanloup, Lacordaire o Montalembert, aun sabiendo que tal vez tenían algunos errores. Pero si desaconsejado el uso del término liberal. Por la misma razón no fueron condenados los conservadores católicos que apoyaban al Partido Conservador-Liberal de Canovas del Castillo, como Pidal y Mon, Sanchez Toca o Menendez y Pelayo.
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Como he dicho infinidad de veces, estimado Fernando, sería mejor entonces, que los católicos no usasen abiertamente el apelativo de "liberales" pues, como sabemos, los términos con vehículos de los conceptos y remiten a ellos. Que alguien milite en un "partido liberal", no lo hace "per se" un heterodoxo, claro está; pero alguien que se auto-proclama "católico liberal" (independientemente de lo que entienda él por "liberal" en su conciencia) está dando lugar a un equívoco. Por eso no se puede uno proclamar "católico y liberal" como algunos lo hacen sin movérseles un pelo. Bendiciones. PJOR
27/07/21 8:22 PM
  
Fernando Romero Moreno
Si un catolico defiende una república o monarquía constitucional, la división de poderes, los derechos y deberes naturales de la persona humana, una economía de mercado y el control de constitucionalidad (liberalismo clásico institucional), despojado de los errores individualistas, utilitaristas, románticos, positivistas o relativistas (liberalismo ,, ideologico) y fundamentado en los principios y normas de la DSI (Realeza Social de Nuestro Señor, Catolicidad del Estado en tesis, dignidad humana, bien común, subsidiariedad, solidaridad, libertades concretas, justicia social, etc) no veo allí mayor inconveniente. Distinto seria pretender conciliar la DSI con el liberalismo "in totum" de Hume, Locke, Adam Smith, Rousseau, Kant, Lammenais, etc.
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Entonces, mi amigo, mejor que no se llame "liberal"; no todos están a la altura de ciertas finuras semánticas. Bendiciones. PJOR
27/07/21 8:37 PM
  
Franco
Descargado. También el que recomendó Eck.
27/07/21 9:33 PM
  
PEDRO
Es indudable indiscutiblemente el que Cristo es autor y causa de santidad. Porque no puede obrarse ningún acto saludable que no proceda de Él como de fuente sobrenatural. «Sin mí, nada podéis hacer» ( Jn 15.5). Cuando por los pecados cometidos nos movemos a dolor y penitencia, cuando con temor filial y con esperanza nos convertimos a Dios, “siempre procedemos movidos por Él “. La gracia y la gloria proceden de su plenitud. Todos los miembros de su Cuerpo místico y, sobre todo, los más importantes, reciben del Salvador dones constantes de consejo, fortaleza, temor y piedad, a fin de que todo el cuerpo aumente cada día más en integridad y en santidad de vida. Y cuando los sacramentos de la Iglesia se administran , Él es quien produce el efecto interior en las almas. Y, asimismo, Él es quien, alimentando a los redimidos con su propia carne y sangre, apacigua los desordenados y turbulentos movimientos del alma.

La siguiente respiración,y el siguiente paso, que físicamente vayamos a dar, es por el poder y gracia de DIOS. De ahí que el mal camino y los malos pasos pueden llevar a la condenación eterna. Claro que DIOS llama al arrepentimiento y muchas veces, pero el ego o la soberbia – que es una clara tentación – proviene de Satanás y sus demonios, que hacen que el alma se aparte de la dulce Providencia – con sus cruces –, la cual nos acompaña en esta vida , y para bien. DIOS jamás abandona.
28/07/21 11:39 AM
  
Alfonso
Gracias, Eck por los enlaces. Hace tiempo adquirí la obre del P. Saradá y aún la sigo repasando y estudiando, y a medida que pasa el tiempo y cotejo sus predicciones y actualizaciones en el "hoy", más me convenzo de que el "el liberalismo es pecado", mas no solo pecado, sino pecado muy grave. Y cotejando con la Sagrada Escritura compruebo con sorpresa y lección a aplicar que empezó con la tentación en el Edén: "liberar" al hombre de Dios fue la pretensión y el logro de Satanás de separar a la Imagen de Dios y su semejanza de Aquél al que es "tipo", como dice Castellani, semejante, haciendo que el dios mental del hombre sea semejante a dicho hombre.
Es un tema que da para mucha reflexión y toma de posiciones ante el desafío actual para los católicos. Que Dios nos bendiga y la Santísima Virgen nos proteja.

29/07/21 11:08 AM

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