(405) Conservadurismo neomodernista

60.- La revolución en conserva.— El pensamiento neomodernista pretende el orden, pero también el desorden. Por eso es moderadamente conservadormoderadamente revolucionario.

Pretende guardar el espíritu burgués revolucionario pero desechando su progresismo radical. Reaccionando contra sus excesos pero asintiendo a su numen, como si el mal del nuevo orden fuera accidente y no sustancia. Por eso quiere conservarlo sin desmadrarlo, como si fuera posible el bien y el mal al mismo tiempo.

Condena los modos pero no el carácter de la revolución, a la cual idealiza. Condena sus conclusiones pero no sus premisas.

 

61.- La autoridad neomodernista.— No es que ejerza la autoridad en clave absolutamente liberal; es que la detenta cual vía media: absolutizando la obediencia y relativizando la autoridad. En la mentalidad neomodernista, la autoridad debe ser obedecida por el sólo hecho de ser legal.

Quien manda, en cambio, no quiere mandar sino apelando al pueblo, de cuyo sentir se considera vocero. Pero sólo moderadamente, para evitar el descontrol. Aquí entran en juego los especialistas, los verdaderos educadores y adoctrinadores del pueblo, que permiten al que manda mandar sin mandar, sin que parezca absolutista o totalitario, pero siéndolo. La teología es sustituida por la sociología transcendental, siendo sus neoteólogos los verdaderos gobernantes en la sombra.

 

62.- La Soberanía compartida.— La mentalidad neomodernista, de esta forma, entiende la soberanía como una entidad bifronte, a dos manos, al alimón entre la autoridad y el pueblo. No cabe, por tanto, distinción real entre gobernante y gobernado, entre la Iglesia docente y la Iglesia discente, todos enseñan, todos aprenden, todos tienen autoridad, todos han de obedecerse unos a otros, y a eso se le llama comunión

 

63.- La auténtica soberanía católica y tradicional.— Frente a este concepto viciado de soberanía, propia del conservadurismo liberal, la doctrina tradicional católica enseña que el Padre delega en Cristo la soberanía mediata de toda nación. Toda soberanía inmediata es delegada de la única soberanía de Cristo, medio por el cual todo gobernante es soberano inmediato por delegación. Toda humana potestad debe ser delegación de la única potestad de Cristo, fuera del cual no hay bien alguno. El único Soberano es Dios. Toda soberanía humana es por delegación suya. No se puede respetar el orden sin honrar la única soberanía de Nuestro Señor. No se puede alcanzar el bien social y político rechando la mediación del único Soberano que es bueno, Nuestro Señor Jesucristo.

 

64.- La doctrina de la libertad religiosa, en realidad, supone la desvinculación de la soberanía humana de la única Soberanía, y por tanto la autarquía. La difusión de tal doctrina ha producido en el alma de millones de católicos la desaparición de la tradición de la res publica christiana, descristianizando de facto su concepción de la Iglesia, de la sociedad y de la política. Muchos católicos postulan, no sin buena intención, la concepción liberal de la neutralidad de la política, creyendo que es católico separar a Dios de lo público y confinarlo a lo privado.

 

65.- La tesis neomodernista de la supuesta bondad de la neutralidad religiosa y moral del Estado liberal, para el catolicismo actual en general, es tesis católica. Pero no lo es. Ni el Estado moderno puede ser ni será nunca religiosa y moralmente neutral, antes bien será siempre contrario a la religión rectamente entendida. Ni esta falsa ilusión puede formar parte de la mente cristiana sin grave daño. No se puede conservar la autarquía y la soberanía de Cristo al mismo tiempo. El neomodernista defiende la neutralidad del Estado para conservar la Revolución. Pero para evitar el desorden revolucionario propuga una religión y una moral privadas, que sirvan para sustentar cierto orden público.

La ilusión de un Estado política y moralmente neutral es una ilusión conservadora. Es la tesis del liberalismo conservador del nuevo orden, que pretende el punto medio entre el desorden y la libertad, que propugna una tercera vía para la Revolución, a medio camino entre el caos y el orden, siempre en una encrucijada suspendida entre Cristo y el Leviatán.

La gran ilusión conservadora es que el gran monstruo del Maelstrom pueda domesticarse. La gran ingenuidad conservadora, prodigio de pelagianismo y de irresponsabilidad, es que el Leviatán liberal, a cambio de ocupar el ámbito jurídico y civil, sea respetuoso con las leyes morales y divinas.

Para ello, el neomodernista entregará las leyes, la comunidad política y la vida pública al Leviatán, y a cambio reclamará respeto para su religión privada. Pero olvida, en su temeridad, que el monstruo moderno quiere devorarlo todo, y no se conformará con menos que el alma.

 

David Glez. Alonso Gracián

 

32 comentarios

  
Teologo
Considero que su blog es muy iluminador, pero creo que la afirmación ''Toda humana potestad debe ser delegación de la única potestad de Cristo, fuera del cual no hay bien alguno'' debería ser matizada. Los grandes teólogos tomistas del XVI tenían muy claro que en los paganos existían auténtica potestad y auténticos derechos, aunque no estuvieran bautizados, y de ahí que rechazaran el deponer a sus príncipes por el mero hecho de no ser cristianos o quedarse con sus tierras. Rechazo con usted los principios del liberalismo, pero no se puede caer en el extremo jansenista que haga depender de la redención los derechos que brotan de la naturaleza, pues llegaríamos a que toda obra realizada sin gracia es pecado, cosa que no es así: no será meritoria, pero no es necesariamente pecaminosa.
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A.G.:
No se trata de eso, sino de que toda autoridad viene de Dios. Tras la redención, toda autoridad viene de Cristo.
25/01/20 5:28 PM
  
Andrés
Hoy en día, el nacional-catolicismo es inaplicable.
Creo que de lo que se trata es de efectuar una contraofensiva cultural contra el relativismo postmoderno. También sería importante sanear los cuerpos intermedios.
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A.G:
No estoy hablando de nacionalcatolicismo. Hablo de la soberanía de Cristo y del neomodernismo que la combate. Por otra parte, no se puede combatir el relativismo defendiendo las premisas del relativismo.

25/01/20 6:53 PM
  
Luis Fernando
Doctrina católica tradicional versus doctrina liberal pretendidamente católica.
Tal pretensión es absurda. Lo que no puede ser, no puede ser. Y no hay autoridad que lo haga posible.
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A.G.:
Absurda pretensión, ciertamente. Es que la revolución conservadora nunca será una contrarrevolución. Es que el pensamiento moderno nunca será católico.
25/01/20 8:51 PM
  
Scintilla
Al alimón
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A.G.:
Corregido está, gracias!
26/01/20 9:51 AM
  
Oscar de Caracas
El poder político liberal ha ganado la batalla por el poder en este mundo. Según entiendo por la Revelación, la situación irá a peor y solo queda guardar la Fé y resistir hasta que el Señor se manifieste en toda su Gloria.

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A.G.:
No sabemos los designios de la Providencia, pero lo lógico es que nos encaminemos a la gran apostasía. NO podemos saberlo. Mientras tanto, ser santos.
26/01/20 10:27 AM
  
Yus Pellonis
Leer estas cosas me ha dejado muy triste, desde que empecé a leerlo a usted, me di cuenta que toda mi vida he sido modernista o neomodernista en vez de católica. Es un lío grande, como para llorar, no sólo eso, resulta que es una tradición, ya no familiar, yo diría social...
Muchas gracias por abrir los ojos a esta pobre alma..
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A.G.:
La Iglesia es columna y fundamento de la verdad (1 Tim 3, 15). Esta crisis debe llevarnos a depurar nuestra fe, a pedir el socorro divino, a procurar purificar la mente católica de las interferencias del siglo y perfeccionar nuestro catolicismo.
27/01/20 2:59 AM
  
Néstor
La libertad religiosa ha sido declarada por el Concilio Vaticano II, que es un Concilio Ecuménico de la Iglesia Católica. Los teólogos a que hace referencia "Teólogo" afirmaban la potestad auténtica en los pueblos que después de la Redención aún no habían conocido el Evangelio.

Saludos cordiales.
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A.G.:
Debe leerse en continuidad. Por eso hay que tener claro que la libertad religiosa ilustrada y moderna, la libertad religiosa indiferente de los liberales, no es doctrina católica. La Iglesia enseña la libertad del acto de fe, la libertad, también, de la religión, pero no la libertad religiosa moderna ilustrada, que es otra cosa.

Aviso que en este blog no se debate sobre el CVII. Que además no es el tema de este post. Tampoco la potestad auténtica de los pueblos tras las redención. Que toda autoridad venga de Dios, y tras la redención de Nuestro Señor Jesucristo, no merma la potestad de los pueblos, sino las purifica y refiere al Redentor como causa primera de todo bien, también de las sociedades.
27/01/20 4:16 AM
  
Luis Fernando
Es doctrina católica que la verdadera libertad siempre está orientada a la verdad. Y es doctrina católica que el error no tiene derechos. En materia religiosa tampoco.

Tan simple como eso.
28/01/20 1:44 AM
  
Ricardo de Argentina
Si la libertad siempre está orientada a la verdad, abandonar la verdadera religión no es un acto verdaderamente libre. Y abrazar alguna de las infinitas religiones falsas, menos que menos.
28/01/20 2:31 AM
  
Andrés
"Es doctrina católica que la verdadera libertad siempre está orientada a la verdad".
Totalmente de acuerdo, pero hasta que punto se puede forzar a la obediencia de esa verdad a los demás, cuando no la reconocen?

28/01/20 9:10 AM
  
Luis Fernando
Andrés, es mucho mejor que el reconocimiento de la Soberanía de Cristo lo hagan los hombres, movidos por la gracia, de forma voluntaria. Pero TODA rodilla se doblará ante Él. TODA. Lo quiera el que se arrodille o no. Y en un estado cristiano, ese sometimiento debe abarcar toda su legislación.
La fe, que no olvidemos que es un don, no se impone. Pero la soberanía de Dios es plena, no queda nada al margen de ella. Por tanto, en el ámbito secular sí se puede imponer. De hecho, se debe. La nación que no hace eso pasa a depender de la "soberanía" de Satanás, príncipe de este mundo. Yo prefiero que mi patria reconozca a Cristo a que sirva a Satanás Y quien dice a Cristo, dice a su única Iglesia, a la única fe verdadera.
28/01/20 10:03 AM
  
Ricardo de Argentina
Andrés, ¿hasta qué punto se puede forzar a respetar un semáforo en rojo a quien lo cruza sin reconocer la prohibición que implica?
Seguro eso lo entiendes.
Pues lo que vale para las convenciones humanas, vale sobradamente para el Orden Natural y Sobrenatural instituido por Dios.
Lo quiera reconocer o no el transgresor.
Del semáforo o de la Ley Divina.
28/01/20 2:04 PM
  
Andrés
"Por tanto, en el ámbito secular sí se puede imponer".

La cuestión es quién lo tiene que imponer y qué cosas tiene que imponer.
Por ejemplo:
¿Se deberían prohibir los partidos políticos (al menos los que defienden el aborto y el matrimonio homosexual)?
¿Se debería limitar o eliminar la libertad religiosa?
¿Los políticos deberían todos obligados a jurar el cargo y no a prometer?
¿Deberían volver a ponerse como festivos de forma obligatoria el día de San José, Santiago, el jueves del Corpus Christi, o el jueves de la Ascensión?
¿Se debería reformar la Constitución para que reconociera la soberanía de Dios?
¿Se debería prohibir el divorcio?
¿Habría que prohibir las playas nudistas?
¿Bastaría con aplicar una férrea batería de leyes para instaurar el reinado social o habría que complementarlo con algo más?

28/01/20 3:14 PM
  
Luis Fernando
Andrés, en la historia de España tiene la respuesta a esas preguntas.
28/01/20 6:16 PM
  
Néstor
Lo que la Iglesia enseña sobre la libertad religiosa es lo siguiente:

"Este Concilio Vaticano declara que la persona humana tiene derecho a la libertad religiosa. Esta libertad consiste en que todos los hombres han de estar inmunes de coacción, tanto por parte de individuos como de grupos sociales y de cualquier potestad humana, y esto de tal manera que, en materia religiosa, ni se obligue a nadie a obrar contra su conciencia, ni se le impida que actúe conforme a ella en privado y en público, sólo o asociado con otros, dentro de los límites debidos."

Concilio Vaticano II, Declaración "Dignitatis Humanae", n. 2.

Saludos cordiales.
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A.G.:
Debe leerse en continuidad, no en sentido liberal, ilustrado y moderno. De este pasaje no cabe deducir, abusiva y rupturistamente, que la Iglesia aprueba la libertad religiosa liberal. Porque un católico liberal es un círculo cuadrado.
29/01/20 2:49 AM
  
Andrés
El texto destaca que el acto de fe tiene que estar libre de coacción. La fe, aunque es verdadera, tiene una naturaleza distinta de la verdad de las matemáticas; la fe requiere nuestra voluntad sincera para aceptarla, es una decisión que nos compromete personalmente.
La fe tiene una lógica específica:
Se cuenta que un joven se acercó un día a un anciano sabio y le preguntó qué debía hacer para conseguir la fe. Con toda bondad y decisión, el anciano le respondió:
"Ponte de rodillas y creerás en Dios? ".
El joven arguyó: " Pero ¿como me voy a poner de rodillas si todavía no creo en Dios? ". El anciano le contestó, sin dudarlo: " Y cómo vas a creer, inocente, si antes no te arrodillas? "
Además de la falta de coacción, el acto de fe tiene que estar libre de intereses espurios. No vale decir: "París bien vale una misa", frase atribuida al rey absolutista Enrique de Borbón, el cual se " convirtió " del protestantismo al catolicismo para acceder al trono de Francia.
29/01/20 10:49 AM
  
Néstor
Por otra parte, me parece evidente que el Estado no puede obligar a alguien a que acepte la fe católica. La fe, en un adulto, es una opción libre de la persona, o no es fe verdadera. En la Edad Media los judíos, por ejemplo, vivían en los reinos cristianos sin que se les obligase a creer, y Santo Tomás enseña que no se puede bautizar a los hijos de los judíos contra la voluntad de sus padres. Y cuando algunos reyes católicos han realizado bautismos a la fuerza, la Iglesia no los ha aprobado.

Saludos cordiales.
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A.G.:
Obviamente el acto de fe debe ser libre. La doctrina católica tradicional no defiende que el acto de fe no deba ser libre. Pero, ojo, de esta libertad de la fe no se deduce que la libertad religiosa liberal sea doctrina católica. No lo es.

Lo que sí enseña la doctrina católica es que existe un deber religioso para con la religión verdadera que debe guardarse y cumplirse tanto a nivel personal como a nivel social. Quien no tiene fe debe tenerla. Está obligado a tenerla libremente, porque sin fe es imposible agradar a Dios. Nadie es libre para no tener fe, pero todos deben ser libres para tenerla.

Por otra parte, en la Iglesia existe un derecho penal para castigo de los delitos contra la fe de los bautizados, y el Estado puede y debe colaborar con la Iglesia en la instauración de un orden jurídico donde los delitos contra la fe sean reprimidos.

El Estado puede prohibir o no prohibir las falsas religiones según prudencia política en orden al bien común y el orden público
29/01/20 4:18 PM
  
Andrés
"Quien no tiene fe debe tenerla. Está obligado a tenerla libremente, porque sin fe es imposible agradar a Dios".
Es evidente que todos estamos llamados a la fe, pero los tiempos de Dios no están sujetos al tiempo del reloj. Dios respeta la libertad del ser humano, tanto que hasta tuvo que pedir permiso a una muchacha judía para poder encarnarse.
Si el Estado u otros colectivos violentan este tiempo Divino se estaría produciendo lo que menciona Néstor en su anterior comentario.

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A.G.:
Andrés está cayendo en error semipelagiano.
29/01/20 5:51 PM
  
Andrés
Creo que estoy diciendo lo mismo que Néstor.
Estoy hablando del acto de fe, otro asunto es la obediencia a la ley Natural, en este segundo caso el Estado sí puede aplicar la coerción, sobre todo en los delitos contra la dignidad de las personas.
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A.G.:
Néstor no se ha expresado de manera semipelagiana. Si dice ud que Dios pide permiso o espera a la criatura, como si ésta pudiera actuar por sí sola, y Dios fuera un mero observador, está cayendo en semipelagianismo.
29/01/20 8:38 PM
  
Andrés
Yo no estoy diciendo que la criatura actúe por sí sola, en todo momento está presente la intervención divina que trata de mover al ser humano para que realice el acto de fe.
Con respecto a la Virgen María, en el Evangelio de San Lucas se nos narra con el Arcángel San Gabriel anuncia a María su elección para ser Madre de Dios, pero es preciso que María pronuncie el "Fiat" para que el Verbo de Dios se encarne.
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A.G.:
Que trata de mover no, que MUEVE eficazmente.

Toda respuesta sobrenatural del hombre es fruto de la gracia divina. Dios no "espera" que el hombre haga tal o cual cosa en respuesta, sino que Dios mismo, como Causa Primera, mueve al hombre a que actúe libremente. Dios causa primeramente y suscita y sostiene la libertad humana.
29/01/20 9:22 PM
  
Luis Fernando
San Pablo lo explica la mar de bien:
Fil 2,13
Porque Dios es quien obra en vosotros el querer y el actuar conforme a su beneplácito.

Eso no significa que no queramos y obremos. Pero es Dios quien nos hace querer y obrar.
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A.G.:
Exacto.
29/01/20 10:09 PM
  
Andrés
Creo entender que usted entiende la gracia como una causa eficiente que mueve la voluntad humana para actuar conforme a la voluntad divina.
Entonces la libertad humana sería en obedecer a esa gracia divina y ya está.
Luego yo no hablaría propiamente de libertad, sino que la gracia divina sería un adiestramiento para la obediencia.
La función de María sería la de un mero instrumento al servicio de la Causa Divina. Y el Fiat de María, no sería dar ningún permiso sino seria obedecer cumplidamemte a una misión que le envía la causa divina.
Todo muy lógico y racional, conforme a un esquema perfecto.

Saludos cordiales
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A.G.:
"Entonces la libertad humana sería en obedecer a esa gracia divina y ya está. "


No, no eso. Lo que ocurre es que la gracia mueve a la voluntad a moverse a sí misma y por sí misma. La libertad en este sentido es fruto de la gracia. Cuanta más gracia más libertad.

Dios es Causa Primera, por eso, al mover a la criaura, que es causa segunda (porque no es dios), la mueve de tal forma que ella, la criatura, por ser movida, da lo mejor de sí.

El acto de respuesta a la gracia es un acto 100% del hombre, por ser 100% obra de la gracia. Y el resultado es el mismo 100%.

El hombre, en este sentido, por sí solo NADA puede, pero con la gracia todo lo puede. En definitiva, la gracia mueve al hombre a moverse sobrenaturalmente por sí mismo. No puede moverse por sí solo. Pero sí por sí mismo, y es gracias a la gracia. En el orden sobrenatural, el hombre nada puede sin ser movido por la gracia divina.

Lo dice Nuestro Señor: "Sin Mí, no podeis hacer NADA" (Juan 15, 5).
29/01/20 10:14 PM
  
Andrés
"Dios es Causa Primera, por eso, al mover a la criaura, que es causa segunda (porque no es dios), la mueve de tal forma que ella, la criatura, por ser movida, da lo mejor de sí"

Santo Tomás distingue:
- A veces los entes naturales son movidos desde fuera. Cuando esto sucede, el movimiento se llama violento.
-A veces, en cambio, se mueven por un principio intrínseco.
-Agunas cosas son movidas desde dentro de tal manera que no sólo se dirigen a un fin, sino que conocen el fin. Esto se puede dar de dos modos. Conociendo el fin, pero sin conocer la razón de fin, como en el apetito animal, que se dirige mediante el conocimiento sensorial a bienes particulares; o
conociendo el fin como fin, que es el caso del hombre. Este es el concepto de voluntario que tiene en común con lo natural el proceder de un principio intrínseco, sin embargo se diferencia por proceder con una mayor intimidad. En efecto, lo voluntario supone una mayor autoposesión, de tal manera que el acto procede más desde el sujeto mismo. Por este motivo, sólo las personas tienen actos voluntarios.

Si el acto humano voluntario tiene intimidad y procede más del sujeto mismo, la gracia divina no puede determinar causalmente la voluntariedad de los actos humanos.
La voluntad humana no se puede fusionar con la divina haciéndolas indistintas.
La fusión con el todo es propio de místicas orientales.
Entre el ser humano y Dios hay una relación de Amor, no es una simple relación de causa-efecto
Esa relación de voluntades queda recogida paradigmaticamente en la Oración de Cristo en Getsemaní.
La gracia es dada por Dios al ser humano en la medida en que va creciendo esa relación.
Relación que es asimétrica, es Dios quién en todo momento lleva la iniciativa.



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A.G.:
Andrés discute ud unas cuestiones en las que no está debidamente formado y habla sin saber. En este blog tengo muchísimos artículos explicando la doctrina tomista de la gracia. También las explica D Eudaldo Forment, o Néstor Martínez.También hay libros clásicos, como las obras del P Royo Marín, o del P Garrigou-Lagrange.

El ser humano no puede hacer nada bueno por sí solo, necesita de la moción de la Causa Primera, que le mueva a actuar libremente. Tanto en el orden natural como en el orden sobrenatural, no hay bien libremente realizado por parte del hombre que no proceda de Dios, bien por moción natural, porque no para todo bien se requiere gracia, bien por moción sobrenatural. Pero por sí solo nada puede el hombre, salvo torcer su voluntad y pecar.

Santo Tomás explica que la gracia lo que hace es mover la voluntad humana a moverse a sí misma, de forma que el acto libre es acto cien por cien del hombre que lo realiza, y esta plenitud del acto humano libre, es debida a la moción divina. Cuanto más mueva Dios al hombre, más libremente actúa éste. La gracia lo que hace es activar la libertad humana, perfeccionarla en orden al acto a realizar, habilitar la voluntad para que ésta actúe. Dios da su gracia para que el hombre pueda responderle y en verdad lo haga.
30/01/20 6:56 PM
  
Andrés
Yo creo que las cosas son más sencillas.
Creo que las cuestión es más sencillas de plantear.
¿Cuándo el ser humano opta por el bien, la verdad, la belleza o la justicia, pone algo de su parte (aunque sea poco) o no pone absolutamente nada?
En el primer caso se puede hablar de libertad y en el segundo de determinismo.

El párrafo siguiente que ha escrito no me saca de dudas:
"Santo Tomás explica que la gracia lo que hace es mover la voluntad humana a moverse a sí misma, de forma que el acto libre es acto cien por cien del hombre que lo realiza, y esta plenitud del acto humano libre, es debida a la moción divina. Cuanto más mueva Dios al hombre, más libremente actúa éste. La gracia lo que hace es activar la libertad humana, perfeccionarla en orden al acto a realizar, habilitar la voluntad para que ésta actúe".
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A.G.:
"¿Cuándo el ser humano opta por el bien, la verdad, la belleza o la justicia, pone algo de su parte (aunque sea poco) o no pone absolutamente nada?
En el primer caso se puede hablar de libertad y en el segundo de determinismo. "


No, ninguna parte, por pequeña que sea, puede el hombre poner por sí solo. Eso es lo que dicen los semipelagianos. Sólo cuando Dios mueve al hombre, éste actúa plenamente. Dios puede mover al hombre habilitando su libertad y sosteniéndola, puede hacerlo porque es Dios, y el hombre su criatura. Y no hay determinismo en ser movido, sino libertad. Porque Dios mueve al hombre a moverse por sí mismo.

Sigue Ud. hablando en plan semipelagiano.
30/01/20 8:14 PM
  
hornero (Argentina)
En verdad, es necesaria la crítica de los errores y males modernos, porque los corrige y destruye, tarea necesaria para que la verdad sea aceptada, comprendida y difundida. Ahora bien, la crítica demuele construyendo, sustituyendo el error carente de fundamento por la verdad fundada. En este sentido, cabe pensar que el fundamento de la filosofía aristotélico-tomista no tuvo la solidez y envergadura suficientes para resistir a las fuerzas destructoras del error, a su subversión disolvente, a la astucia que introdujo una cuña entre la inteligencia y la realidad, cuando advirtió que aquella filosofía eximia no había soldado de modo absoluto la inteligencia con su objeto específico, con la realidad que nos rodea, unidad que fue destruida por el pecado original. El trabajo arduo realizado por la filosofía desde los pre-socráticos hasta culminar en el magnífico edificio construido por Santo Tomás de Aquino estuvo, no obstante, amenazado en su estabilidad a causa de los límites de la inteligencia del “hombre viejo” que, si bien, recibió los dones participados por la gracia de Cristo, permaneció como facultad natural de una naturaleza humana deteriorada por la caída original, desprovista de los dones eminentes que aseguraban el señorío en Adán. La crisis de la cristiandad en la crisis del “hombre viejo” que debe dar paso al “hombre nuevo” nacido de Cristo por el bautismo. Este “hombre nuevo” es gestado por María en el seno virginal de su Corazón Inmaculado, y dado a luz por Ella, como miembros del Cuerpo Místico de Cristo, luego de haber sido Madre de la Cabeza, Cristo; lo enseña S. Luis de Montfort en “Tratado de la Verdadera Devoción a la Virgen María” n° 32. Es bueno y necesario que el “hombre viejo” experimente los límites de su condición imperfecta frente a las poderosas insidias del error y perversión del demonio, porque esta derrota relativa le permite comprender la nueva condición que debe adquirir, la de una más plena sabiduría, no sólo en su inteligencia, sino también en su voluntad, en su conciencia de sacerdote, profeta y rey llamado a asumir el gobierno de señorío sobre la Creación, frente a los ángeles y bienaventurados, compartido con ellos, en procura de ejecutar mediante las cosas la venturosa y eterna sinfonía de la tierra y del universo, por la cual sea tributado todo el honor y gloria debidos a Dios Creador. Tal transfiguración del deficiente “hombre viejo” en el “hombre nuevo” que amanece de modo incipiente y creciente iluminado por la Gloria de Cristo que se manifiesta en nosotros (Col 3,4), es la Misión que cumple María mediante la Luz de su Aurora que irradia sobre la Iglesia, la humanidad y el cosmos, a fin de proveernos los recursos extraordinarios necesarios para que participemos en la edificación del Reino de Dios entre nosotros.Esta es la respuesta que el cielo da a los errores y perversiones del modernismo en todas sus variantes. Pasó la noche del “hombre viejo”, vino el Día del “hombre nuevo” en el que Cristo se manifiesta en un incendio de sabiduría, amor, paz y gloria. Así, Cristo nos confía nuevamente gobernar la Creación conforme a su designio original, los abismos exteriores y los interiores del cosmos, presentes en todo ser creado, para hacer de ellos el nuevo Paraíso terrenal. Pío XII, con visión profética, afirmó: “se puede y debe restaurar la armonía primitiva” (Mens. de Navidad 1957); S.Pablo VI anunció la “Civilización del Amor”; S.J.P. II nos invitó a “Cruzar el umbral de la Esperanza”. Asumamos, entonces, la tarea ingente que los “nuevos tiempos” de María nos proponen. “No he venido a traer la paz, sino la guerra”, nos dice Cristo (Mat 10,34), a combatir contra el “hombre viejo” del pecado, a fin de que la tierra arda en los esplendores del “hombre nuevo”. Esta es nuestra misión hoy,iluminar la tierra con la Aurora de María, proclamarla ante los hombres e invitarlos a trabajar bajo su potente luz. De este modo, habremos sellado nuevamente nuestra unidad con la Creación, esto es, con los ángeles, hombres y cosmos, llevando el realismo aristotélico-tomista a la plenitud de Cristo, “en Él subsiste todo” (Col 1,17). Nuestro abismo ha sido asumido y sobreelevado por el Abismo de Cristo, obremos en consecuencia.



30/01/20 10:41 PM
  
Andrés
Los siguientes textos del catecismo de la Iglesia católica podrían estar contaminados también de semipelagianismo:


TERCERA PARTE
LA VIDA EN CRISTO

PRIMERA SECCIÓN
LA VOCACIÓN DEL HOMBRE:
LA VIDA EN EL ESPÍRITU

CAPÍTULO PRIMERO
LA DIGNIDAD DE LA PERSONA HUMANA

ARTÍCULO 3
LA LIBERTAD DEL HOMBRE

1730 Dios ha creado al hombre racional confiriéndole la dignidad de una persona dotada de la iniciativa y del dominio de sus actos. “Quiso Dios “dejar al hombre en manos de su propia decisión” (Si 15,14.), de modo que busque a su Creador sin coacciones y, adhiriéndose a Él, llegue libremente a la plena y feliz perfección”(GS 17):

«El hombre es racional, y por ello semejante a Dios; fue creado libre y dueño de sus actos» (San Ireneo de Lyon, Adversus haereses, 4, 4, 3).

I. Libertad y responsabilidad

1731 La libertad es el poder, radicado en la razón y en la voluntad, de obrar o de no obrar, de hacer esto o aquello, de ejecutar así por sí mismo acciones deliberadas. Por el libre arbitrio cada uno dispone de sí mismo. La libertad es en el hombre una fuerza de crecimiento y de maduración en la verdad y la bondad. La libertad alcanza su perfección cuando está ordenada a Dios, nuestra bienaventuranza.

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A.G.:
NO, Andrés, es Ud. el que lo está entendiendo semipelagianamente. Como ya le he explicado, el hombre puede responder a Dios por sí mismo, movido por la gracia de Dios. Y le recordé cómo enseña Santo Tomás que la moción divina lo que hace es mover a la voluntad a moverse POR SÍ MISMA. Que es lo que dice el Catecismo: por el libre arbitrio cada uno dispone de sí mismo.

Pero no por sí solo. Por sí solo no puede.

El semipelagianismo consiste en creer que el hombre puede responder a Dios por sí solo, en creer que el hombre puede disponer de sí, en orden a su salvación, por sí solo. Como si el hombre pudiera poner su parte, para que Dios pusiera la suya. Pero no, no es así.

El hombre dispone de sí por sí mismo gracias a la moción divina. En el orden sobrenatural, gracias a la gracia. Es la gracia la que mueve al hombre a moverse por sí mismo, como le expuse en mis anteriores comentarios.

Pero no por sí solo. El hombre no puede responder a Dios por sí solo. Esto es semipelagianismo.
31/01/20 6:17 PM
  
Andrés
Bueno, confío en que si alguien nos lee, la gracia de Dios le ayude a sacar sus propias conclusiones del tema, a partir de lo que dice el Catecismo de la Iglesia Católica.

Un cordial saludo
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A.G.:
No es cuestión de sacar conclusiones por libre, ni de tergiversar el Catecismo, sino de aceptar la doctrina de la Iglesia, que enseña que el ser humano no puede realizar ningún acto sobrenatural por sí solo, necesita de la gracia divina para responder salvíficamente a Dios. Y negar esta verdad es incurrir en heterodoxia.
01/02/20 12:29 AM
  
hornero (Argentina)
Andrés: me permito terciar en esta cuestión fundamental de la libertad. Digo: Dios es el creador del hombre, por lo tanto, de su libertad; lo sostiene en el ser mediante su Poder, y lo gobierna por su Providencia. Le dio la libertad, no como opción para el mal, sino como opción para un bien o perfección mayor; Dios es el Autor de esa opción en cuanto que le otorga la inteligencia y la voluntad necesarias para alcanzar el bien, pero también la posibilidad de rechazar esos dones, de ser esclavo del error y del mal, lo cual no es un acto propio de la libertad sino lo contrario de ésta. En el momento de la tentación original, nuestros primeros padres, cedieron a la atracción del mal que el demonio ejerció sobre ellos, por esto se apartaron del bien. Dios les había dado la gracia necesaria para estar unidos a Él, pero también la posibilidad de abandonar esa gracia que aseguraba su libertad. En cambio, los ángeles y los bienaventurados, están confirmados en la gracia, es decir, sostenidos constantemente por ella de modo pleno sin que nada pueda apartarlos de Dios; poseen la gracia que les impide ser atraídos por la esclavitud del demonio, éste no tienen acceso a ellos. De este modo gozan de la libertad necesaria para cumplir del modo más perfecto los designios divinos. San Pablo nos dice que “la creación espera participar en la libertad de la gloria de los hijos de Dios” (Rom 8). Es decir, que la libertad está llamada a alcanzar un orden superior al de la gracia, o sea, el orden de la gloria. La Virgen fue concebida inmune al pecado, por lo cual su libertad no estuvo expuesta a la tentación de la esclavitud del pecado. En definitiva, la libertad es sostenida por la gracia para que por ella alcancemos siempre el bien; cuando rechazamos la gracia, rechazamos la libertad y optamos por la esclavitud en un acto no libre sino servil de sometimiento con voluntad pervertida al demonio. Someterse a la esclavitud no es un acto libre; nadie puede libremente perder su libertad; la libertad implica por su naturaleza o esencia la disposición a ejercerla; la esclavitud implica el movimiento servil de la voluntad, la perversión de la voluntad causada por ceder a la tentación del demonio. La libertad supone la adhesión al ser, la esclavitud supone la aversión al ser: la primera es un movimiento ascendente de la voluntad, la segunda es un movimiento descendente; una es un canto de victoria, la otra es un estertor de muerte.



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A.G.:
Dice bien en que la libertad es para el bien. Para optar entre bienes en orden a un fin. No para abusar, optando por el mal. Esta opción es indicio de vida del albedrío, pero como la enfermedad es indicio de vida, dirá León XIII siguiendo a Santo Tomás.
01/02/20 5:46 PM
  
Andrés
"Le dio la libertad, no como opción para el mal, sino como opción para un bien o perfección mayor".

Hornero:
Luego estará de acuerdo conmigo en que el hombre tiene capacidad para optar, que es lo único que yo digo. Sin esa capacidad no hay libertad posible.
Ahora bien, para hablar de auténtica libertad el ser humano tiene que, como usted bien dice, adherirse al ser, a mi me gusta más decir vincularse nutriciamente al bien, la verdad y la belleza, en definitiva vincularse al bien perfecto que es Dios.

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A.G.:
NO, lo que dice Ud. Andrés, es que el hombre puede optar al bien por sí solo sin ser movido por Dios. Lo cual es erróneo. Obviamente el hombre tiene capacidad para optar por sí mismo, pero no por sí solo. necesita de Dios tanto a nivel natural como a nivel sobretural. El hombre es causa segunda y no causa primera. El hombre no es dios. Es criatura que depende en todo de Dios.

"¿ Qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿de qué te glorías, como si no lo hubieras recibido?" (1 Cor 4, 7)
01/02/20 9:11 PM
  
Andrés
Sr. Alonso yo no digo lo que usted dice que yo digo.
Evidentemente si opta saludablemente es con ayuda de Dios, pero opta.
Yo no digo que el hombre opte en soledad, si está solo, absolutamente solo, no puede optar por nada.
Respecto a su frase
"Obviamente el hombre tiene capacidad para optar por sí mismo, pero no por sí solo"
Creo que usted me interpreta en el sentido de que yo considerara buena en sí la capacidad de optar.
La capacidad de optar es una mera capacidad (perdone la tautología). La capacidad de optar indica la diferencia ontológica que tiene el hombre respecto a los otros seres. El liberalismo deifica está capacidad de optar, yo, por mi parte no lo hago.
La capacidad de optar tiene que estar dirigida al Bien.
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A.G.:
Andrés, no se trata de optar en soledad, sino por sí solo, con las solas fuerzas naturales sin ayuda de la moción divina. El hombre con sus solas fuerzas no puede responder a Dios, no puede convertirse, ni hacer una obra sobrenatural, etc. Necesita de la moción, del empuje, del auxilio de Dios como Causa Primera. Sólo cuando Dios mueve al hombre éste opta libremente por una obra saludable.
01/02/20 10:15 PM
  
hornero (Argentina)
Digo que la vida del hombre es animada por la libertad al modo de quien camina por un camino cenagoso es sostenido por una mano poderosa que evita su hundimiento en la ciénaga. La ciénaga representa nuestra naturaleza caída, deteriorada profundamente en su constitución original a causa del primer pecado. La mano que sostiene a nuestro cuerpo e impide nos hundamos es la gracia de Dios. Es de doctrina que nada podemos por nosotros mismos, porque hemos sido presa del príncipe de este mundo al que pertenece nuestra naturaleza humana espiritual-corporal. Hemos sido afectados en nuestra intima coherencia personal en cuanto al querer y al obrar. San Pablo expone la cuestión con suma precisión: “En efecto, no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero…porque me deleito en la Ley de Dios según el hombre interior; pero siento otra ley en mis miembros que repugna a la ley de mi mente y me encadena a la ley del pecado que está en mis miembros…¿Quién nos librará de este cuerpo de muerte? Gracias a Dios, por Jesucristo nuestro Señor…Así, pues, yo mismo, que sirvo a la Ley de Dios, sirvo con la carne a la ley del pecado. No hay, pues, ya condenación alguna para los que son de Cristo Jesús, porque la ley del espíritu de vida en Cristo Jesús me libró de la ley del pecado y de la muerte…Los que son según la carne, sienten las cosas carnales; los que son según el espíritu sienten las cosas espirituales. …Por lo cual el apetito de la carne es enemistad con Dios y no se sujeta ni puede sujetarse a la Ley de Dios…Que no habéis recibido el espíritu de siervos para recaer en el temor, antes habéis recibido el espíritu de adopción por el que clamamos ; ¡Abba, Padre!”. (Roma 7, 19-25; 8, 1-15). Así, la libertad es un don espiritual de Dios que vence a la ley del pecado que impera sobre nuestro cuerpo mortal.





02/02/20 1:14 PM
  
Jorge Enrique
Buenos días, leyendo los comentarios al respecto, admiro y respeto el conocimiento de quién se tomó el tiempo y la paciencia para hacer un análisis de nuestra situación actual de la iglesia, como comunidad de bautizados en el nombre de la Santísima Trinidad en proceso de conversión y en camino a nuestra verdadera patria. Soy un Cristiano de a pie que he dedicado mi vida a la evangelización y a la formación a través de la catequesis y siguiendo el mandato del Señor " Id a todos los pueblos y anunciad la Buena Nueva, Bautizandolos en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que les he enseñado" . No me siento con la debida formación teológica y filosófica para sostener un debate de nuestra fe iluminado por estas dos ciencias tan importantes para comprender lo que creemos. Lo que yo quiero aportar es sencillamente dos cosas: la primera que Nuestro Señor Jesucristo nos dijo en su evangelio que "Sin Mí nada podéis hacer" y lo segundo recordar las palabras de San Agustín "El que te creo sin tí no te salvará sin tí". Para conocer, amar y obedecer a Dios es necesario no solo el conocimiento y la predicación sino también la oracion, recordemos que Nuestro Señor Jesucristo cada vez que iba a realizar algo importante se retiraba a solas para orar, cuánto nos hace falta hoy en día la oración delante del Santísimo Sacramento dónde recibimos las verdaderas luces del cielo. La oración unida a la vida sacramental y a la caridad son nuestro camino para alcanzar la santidad. Dijo alguien alguna vez no recuerdo quien que la verdadera teología se aprende de rodillas frente al Sagrario. Gracias por brindarnos este espacio de formación de la mano de la Santísima Virgen María quien "guardo todas estas cosas meditandolas en su corazón " y que además dijo: " He aquí la esclava del Señor hágase en mí según tu palabra ".
12/02/20 3:44 PM

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