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Encarna Jiménez

La princesa y la 'performer'

En los Princesa de Asturias este año tocaba mujer. No le iban a dar a Ibañez y su Mortadelo, ni a Alejandro y sus canciones los 50.000 euros y los honores.

En los Princesa de Asturias este año tocaba mujer. No le iban a dar a Ibañez y su Mortadelo, ni a Alejandro y sus canciones los 50.000 euros y los honores.
Performance de Marina Abramovic | Cordon Press

Marina Abramovic ha sido agraciada con el Premio Princesa de Asturias de la Artes y, aunque ya no anda tan fiera como antaño, por lo que no esperamos que reparta herramientas para hacerle sangrar, algo tendrá que inventar para que no la den por muerta, artísticamente hablando. La Abramovic, mujer, de origen serbio, con tradición de happenig a pecho descubierto y algo satánica en sus ratos libres, es perfecta para que los agentes que mueven supuestas estrellas de la cultura les consigan un premio de relumbrón o, en su defecto, les preparen unos bolos bien pagados en provincias.

El mundo del happening, que comenzó a finales de los 50 del pasado siglo, tiene su mérito y su aquel. Uno de los artistas que lo puso en práctica, junto a otras manifestaciones plásticas, fue el miembro del grupo Fluxus Wolf Vostel, que nos dejó un peculiar museo en Extremadura. También podemos ver en el Macba de Barcelona la instalación "Manolete" de Jordi Benito, con reses colgadas, artista del rito y la sangre, o las más festivas de Carlos Pazos. Personajes más que destacados del conceptual desde los 70.

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Marina Abramovic y Christian Ringnes en 2013

Pero, tocaba mujer. Como el año pasado se lo dieron a dos tíos, no le iban a dar a Ibañez y su Mortadelo, ni a Alejandro y sus canciones los 50.000 euros y los honores. Además, desde que Frida Kahlo se convirtió en pandemia de cuerpo dolorido, y se reivindica constantemente a Ana Mendieta que hasta se tiró o la tiró su pareja desde su apartamento, parece que el happening es cosa de mujeres traumatizadas y no de hombre barbudos como el austriaco Herman Nitsch.

Marina Abramovic , según el argumentario del jurado, está inscrita en la genealogía del mundo de las "performances". De hecho , ella recrea las de otros artistas para entrar en su dinastía. También que provoca emociones, algo innegable, pero las hay de todo tipo, como la burla que hizo de sus "acciones" Sorrentino en La gran belleza, en la que aparecía una mujer dándose trompazos contra un muro.

Probablemente, el premio podría haberse concedido a Esther Ferrer, que es la muy digna representante del género en España, fundadora del grupo Zaj, pero entonces la fanfarria internacional habría sido menor. Desde que los premios dejaron de ser iberoamericanos, es la compraventa de fama lo que cuenta.

A estas alturas, la princesa Leonor ya sabrá más de la genealogía, teoría y práctica de las "performances" que nadie. Y, al final, como dice la artista, esa vida es difícil y quiere pasar a ser "aurática", algo que comprenderá nuestra educada princesa.

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