Nicaragua
Protestas desde el 18 de abril de 2018

El Papa Francisco contenta a Daniel Ortega y se lleva a Roma al obispo rebelde de Managua

Actualizado

El arzobispo auxiliar de Managua, Monseñor Silvio José Báez, ha sido llamado a incorporarse al Vaticano por tiempo indefinido, después de posicionarse contra el régimen

El arzobispo auxiliar de Managua, Monseñor Silvio José Báez. Inti Ocon AFP

La sorprendente orden impartida por el Papa Francisco ha golpeado con dureza a la oposición nicaragüense: Monseñor Silvio José Báez, arzobispo auxiliar de Managua y hombre clave en la rebelión popular contra el presidente Daniel Ortega y su mujer, la vicepresidenta Rosario Murillo, debe incorporarse al Vaticano por tiempo indefinido.

De esta forma, la lucha contra el sandinismo pierde a otro de sus símbolos y, en paralelo, contenta al clan de los Ortega, que se siente mucho más cómodo con el cardenal Leopoldo Brenes. "Yo no he pedido salir, he sido llamado por el Santo Padre", ha desvelado el obispo el miércoles en la noche.

"Esta decisión del Santo Padre, que yo he aceptado con plena obediencia amorosa, ha hecho llorar mi corazón", confesaba el obispo más crítico con el sandinismo. Y no es el único que llora: la oposición ha recibido la noticia como un mazazo cuando quedan pocos días para que se cumpla un año (18 de abril) de las primeras protestas contra el Gobierno del clan de los Ortega.

"Hermano, por quererte hacer un mal te han hecho un bien. El pueblo sabrá quién es quién", ha reaccionado de forma misteriosa Javier Báez, hermano del obispo.

Báez ha acudido al llamamiento papal en Roma y allí ha recibido la orden, aunque "el Papa no me hizo ni una sola observación, ni un solo reproche, ni una sola corrección". Eso sí, el arzobispo no ha anestesiado sus palabras al relatar a Francisco qué sucede en Nicaragua: "Este es un pueblo crucificado, este es un país secuestrado y aquí hay unos poderes fácticos dominados por la mentira, la injusticia, la represión y la ambición. Un año de dolor y sufrimiento, de 'vía crucis' de este pueblo".

Desde que se desataran las protestas el año pasado, el Gobierno de los Ortega ha repetido el guion represivo del chavismo: al menos 300 muertes violentas, centenares de detenidos, miles de exiliados y un diálogo situado en un callejón sin salida, que ya se prolonga casi tanto tiempo como las propias protestas.

"El exilio forzado de monseñor Báez debemos reconocerlo como un duro golpe a la lucha por la democracia en Nicaragua, la que llegará de todos modos más temprano que tarde", ha protestado el escritor Sergio Ramírez.

"Mi solidaridad con el obispo Silvio Báez, a quien se le ha impuesto un exilio forzado en Roma. Su salida es un golpe mortal contra el pueblo perseguido y representa un gran desafío para los obispos de Nicaragua: mantengan viva la voz que hace temblar a los tiranos", ha subrayado Carlos Chamorro, el periodista más prestigioso del país ahora también exiliado.

El Gobierno sandinista situó desde el primer momento al obispo de Managua, siempre al frente de las protestas pacíficas y en defensa de estudiantes y ciudadanos, en su punto de mira. Le acusaron de ser un golpista, de incitar a la violencia y de ayudar a manifestantes heridos. El propio Báez ha desvelado hoy que "había un plan para asesinarme" a mediados del año pasado, del que fue advertido por la Embajada de Estados Unidos. "Incluso me dijeron en dónde podía ser y cómo podían estar vestidos los que iban a ejecutar la acción", ha añadido. Días antes, la ex embajadora estadounidense adelantó la veracidad del plan de asesinatos, en el que también estaba ella incluida, así como otros dirigentes opositores.

Báez fue agredido y herido en un brazo con un cuchillo cuando hordas sandinistas atacaron la Basílica de San Sebastián, en Diriamba. Desde el Gobierno también se hostigó al clérigo rebelde con montajes audiovisuales.

"Sueño con una Iglesia menos diplomática y temerosa, y más profética y valiente para ser una Iglesia al lado de los descartados de los últimos, de los que no tienen voz, de las víctimas... En Nicaragua no hay enfrentamientos entre dos grupos, lo que hay es un grupo idolátrico que sacrifica seres humanos y un pueblo crucificado", concluía el obispo.

"El Papa le concede un intenso deseo al régimen de Ortega al sacar del país a Silvio José Báez, a quien había declarado su enemigo. La pregunta es a cambio de qué", protestaba Dora María Téllez, antiguo comandante sandinista hoy en la disidencia.

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