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“Mi hermana ha muerto en mi casa, abandonada”: el drama del coronavirus que golpea a Italia

Luca Franzese tuvo que aislarse en su casa con el cuerpo sin vida de su hermana por supuesto caso de coronavirus. "Este video es muy fuerte, os pido que no se lo mostréis ni a los niños ni a los ancianos. Yo estoy destruido", dice.

12 de marzo de 2020

El video de Luca Franzese ha estremecido a millones de usuarios en Twitter. El hombre duró más de un día en casa con el cuerpo sin vida de su hermana tendido en la cama, ya que -según él, las autoridades no respondieron a su llamado. En el video publicado en redes sociales Franzese dice: “Ayer mi hermana murió, probablemente a causa del virus covid-19. Estoy esperando por respuestas de las instituciones desde ayer por la tarde, nadie ha respondido". 

"Yo estoy destruido, con todo el dolor del mundo y tengo que afrontar esta situación con mi hermana muerta en la cama y sin saber qué hacer"

Las instituciones italianas están en alerta máxima debido a la pandemia. Es el segundo país más golpeado, con más de 12.000 casos de contagios y 1.000 muertos. Los servicios de salud están colapsados y las redes sociales están llenas de casos de cómo los médicos no dan abasto para controlar las miles de personas que están acudiendo a los centros médicos. 

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Luca Franzese y su difunta hermana no tuvieron pronta respuesta de las autoridades. El hombre cuenta que tuvo que esperar 24 horas más en la desgarradora situación, después de la muerte de su hermana, debido a que los protocolos estipulan que debe pasar un tiempo mientras se obtienen los resultados de laboratorio que confirmaron el caso de covid-19. 

"No puedo darle el tributo que se merece porque las instituciones me han abandonado"

"Debo vivir este dolor, mi hermana en la cama, muerta. No sé qué debo hacer. No puedo darle el tributo que se merece porque las instituciones me han abandonado", dijo en el video. "Este video es muy fuerte, os pido que no se lo mostréis ni a los niños ni a los ancianos. Yo estoy destruido, con todo el dolor del mundo y tengo que afrontar esta situación con mi hermana muerta en la cama y sin saber qué hacer", agregó. 

Giancarlo Canepa, alcalde de la localidad, explicó a CNN la situación apenas sucedieron los hechos. "Es cierto que todavía está allí con el cuerpo y no podemos retirarlo ... desafortunadamente, tenemos un protocolo de seguridad que debemos seguir". Así mismo aclaró que el hombre se negó a ir al hospital, de lo contrario la muerte de su hermana no hubiera sucedido de esta manera. 

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Este no es el único caso en el que alguien se debe aislar con un cuerpo de un ser querido por sospechas de coronavirus. En la localidad de Borghetto Santo Spirito, un mujer quedó aislada con el cuerpo de su marido de 74 años tendido boca abajo en el suelo. Otra historia que ha conmovido es la de Luca Carrara, quien perdió a su mamá, Severa Belotti, de 82 años y su papá, Luigi Carrara, 86, con apenas unas horas de diferencia.

"Mi padre tenía 86 años, era anciano, sí, pero no tenía patologías previas. La gente debe entender que debe quedarse en casa porque está bien que sigan diciendo que las víctimas son solo viejos, pero cuando les pasa a sus padres de verdad es muy difícil. Ya no los he vuelto a ver, se han llevado los cuerpos al cementerio y sabemos que tardarán unos días en incinerarlos porque hay demasiados muertos", escribió en Facebook. 

Italia en Jaque

Este país de Europa es quizás uno de los que más ha sufrido por el coronavirus. En tan solo una semana los contagios se dispararon y el sistema de salud ha tenido problemas para atender tantos casos. Las principales ciudades del país parecen fantasmas. Roma, por ejemplo, amaneció desierta este jueves, con buses fantasma circulando por calles vacías y en las cuales solo se escuchaba el repicar de las campanas de las iglesias y el graznido de las gaviotas. Una estampa que se repetía en multitud de ciudades del país.

Se acabó el café en la barra del bar, pues hasta las cafeterías bajaron la persiana el jueves, después de que el Gobierno ordenara el cierre de todos los comercios que no sean esenciales, en un intento de frenar la propagación del coronavirus. "Maldito coronavirus, ahora nos quitan hasta el café, ¿pero en qué mundo vivimos?", exclama indignado Roberto Fichera, de unos 80 años, decepcionado frente a su bar favorito, a dos pasos del Coliseo.

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Al menos él está en la calle. El argentino Osvaldo Alzari, de 70 años, lleva días sin salir de casa. "Estoy encerrado desde hace cinco días. Me parece un escenario de ciencia ficción, de cuento distópico", confiesa al teléfono, desde su apartamento romano. Una primavera anticipada, con el cielo azul y un sol brillante pero suave, reina en toda la península, desde los Alpes hasta Sicilia, la mejor estación para conocer sus célebres monumentos y hermosos paisajes.

Pero este jueves, los lugares más emblemáticos, como la Catedral, el Coliseo, la plaza Navona, el Panteón o la plaza de San Pedro, que suelen estar atestados de turistas todo el año, presentaban estampas dignas de postal, sin visitantes.

Los contagios en Italia superan los 12.000 casos, con más de 827 personas fallecidas -casi todos en el norte de la península-, pero se teme que se propague al resto de la península, por lo que el Gobierno adoptó medidas draconianas. Muchos turistas, intuyendo que la situación podía agravarse, cancelaron sus viajes en las últimas dos semanas.

Más restricciones

"El mundo entero nos está mirando. Italia está demostrando que es un gran país (...) un ejemplo positivo", afirmó la víspera el primer ministro, Giuseppe Conte, al anunciar más restricciones. "Necesitamos que 60 millones de italianos hagan sacrificios grandes y pequeños", dijo. En Florencia, una pareja de turistas admira la majestuosa catedral antes de emprender el regreso a su país. "Todo está cerrado, nos vamos para nuestra casa", suspira Alex Gross, un alemán de 32 años, mientras su prometida, nerviosa, comprueba en el móvil que el vuelo siguiera programado. "¡Ojalá no lo cancelen!", exclama.

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Los pocos turistas que quedan en la península tienen dos opciones: permanecer en su hotel, ya que no pueden ir ni a museos ni a teatros, o volver a casa. Además de ordenar el cierre de museos, monumentos y comercios no esenciales, el Gobierno pidió que, en las próximas dos semanas, la gente solo abandone sus casas cuando sea estrictamente necesario. "Es un deber nacional", comenta por su parte Stefano, un mecánico del barrio romano del Trastevere.

"Volvernos a abrazar" 

Muchas aerolíneas decidieron suspender sus rutas hacia y desde Italia y algunos países, incluyendo varios de América Latina, impusieron restricciones a los pasajeros provenientes de ese país. "No sé si vamos a poder salir de Milán. Nadie sabe lo que está pasando", lamenta Nick Manager, un estadounidense que deambula por la inmensa estación central de la capital lombarda. 

Ni en los canales de Venecia, en el norte, ni en el yacimiento arqueológico de Pompeya, en el sur, hay gente. El silencio reina sobre la plaza romana Campo de Fiori, cuyo mercado suele estar a rebosar por la mañana y sus terrazas, llenas de estudiantes extranjeros. 

El turismo, que representa el 13 por ciento del PIB italiano y emplea a cerca de un millón de personas, ha sido uno de los grandes damnificados de la epidemia. Nicola, director de un hotel florentino que rechazó dar su apellido, confiesa: "El 90 por ciento de nuestras reservas han sido canceladas".

Según la asociación profesional de hoteleros italianos Federalberghi, las reservas se redujeron un 80 por ciento a nivel nacional, entrañando pérdidas de 2.500 millones de euros aproximadamente. La cifra no incluye las pérdidas registradas en otros sectores relacionados, como el transporte, restaurantes y tiendas. 

El ejecutivo cuenta con un fondo excepcional para hacer frente al daño causado a la economía por la epidemia, pero el primer ministro no especificó cómo será distribuido. "Espero que podamos salir de esto y que en unas semanas, en unos pocos meses, los turistas regresen a Italia, aún más numerosos que antes", dice con optimismo Agostino Ferrara, de 52 años, propietario del restaurante Spada, en el centro de Florencia. "Lo lograremos, para que mañana podamos volvernos a abrazar", concluyó Conte en su alocución nacional. 

*Con información de AFP