La crisis de salud está siendo usada como vehículo para cambiar la civilización cristiana, creada en la primera evangelización del mundo, que culminó en cristiandad.

Desde hace décadas las fuerzas contrarias han sido exitosas en erosionar la moral occidental.

Y ahora quieren pasar a la etapa final a través de un gran reinicio del mundo.

No van a poder hacerlo porque va contra los planes de Dios.

Pero lo están intentando a través de manejarnos por el miedo para que obedezcamos. Aquí hablaremos sobre cómo se está produciendo esta manipulación a escala global a través del miedo y cómo podemos sustraernos y resistir. 

Un destacado psiquiatra sueco ha dicho recientemente en una charla TEDx ,que los informes de los medios de comunicación sobre el patógeno que produjo la infección en la crisis de salud, han provocado que la población en general viva en un ciclo malsano de miedo y pánico

A pesar de que el patógeno no es particularmente peligroso para la mayoría de las personas y tiene una pequeñísima tasa de mortalidad.

Pero los informes diarios de los medios sobre las muertes han llevado a la gente común a creer que si alguien lo contrae seguramente lo liquidará. 

Y este énfasis está haciendo que la población crea que todo está fuera de control, lo que los lleva a sobrestimar los riesgos del patógeno. 

Y por ello no tendrá en cuenta los efectos negativos masivos sobre la economía, el empleo, la salud en general, la estabilidad emocional, y todas las cosas que sabemos sucedieron por los encierros y que son peores.

El miedo les lleva a pedir más y más seguridad, y como la seguridad absoluta no existe, les hace parecer que las incertidumbres son aterradoras.

Mientras que por otro lado, Laura Dodsworth, una periodista británica que escribió el libro Un estado de miedo, dice que fueron los gobiernos los que propagaron el miedo a instancias de los ingenieros del comportamiento.

Quienes pidieron a los gobiernos que elevaran el nivel percibido de amenaza personal, mediante el uso de mensajes emocionales contundentes, porque un número sustancial de personas todavía no se sentía lo suficientemente amenazado por el patógeno. 

Entonces los organismos de salud pública y los medios de comunicación utilizaron un lenguaje alarmista durante toda la crisis de salud, a través de información selectiva, mensajes psicológicos cuidadosos y publicidad emotiva.

Las grandes instituciones aplaudieron esto, y la mayoría de los obispos católicos también.

Se limitó fuertemente la circulación de información que no siguiera estrictamente esta línea.

Y los medios y las redes sociales etiquetaron y estigmatizaron a aquellos que osaban a hacer preguntas incómodas, a dar otra información científica diferente, etc., para cerrar el diálogo. 

Todo lo que no estuviera alineado con la narrativa del miedo y que no condujera a las inoculaciones, fue catalogado de desinformación y de negacionismo.

Y los medios de comunicación y las redes sociales no lo dejaron pasar, con lo que la población en general no pudo conocer lo que decían científicos de renombre, sobre las máscaras y las inoculaciones por ejemplo.

Es el mismo auxilio que medios de comunicación y redes sociales dieron al Club Bilderberg, una de las organizaciones de las élites económicas del mundo.

A quienes agradeció David Rockefeller en 1991 diciendo textualmente que «Hubiera sido imposible para nosotros desarrollar nuestro plan para el mundo si hubiéramos estado sujetos a las brillantes luces de la publicidad durante esos años». 

Este esquema de silenciamiento en esta crisis de salud fue mundial y tiene nombre y apellido.

Fue promocionado por el Foro Económico Mundial para el Gran Reinicio del Mundo, que comenzaron a promocionar una vez iniciada la crisis de salud.

Y que programaron de antemano en el famoso Evento 201 realizado un mes antes de la aparición pública del patógeno, donde simularon una epidemia mundial y estudiaron cómo debían responder los gobiernos, los sistemas de salud y los medios de comunicación.

De allí salieron las pautas para lo que luego se aplicó.

Estas elites económicas del mundo quieren pasar ahora a la siguiente fase de control del planeta.

Ya fueron exitosas al debilitar la moralidad del cristianismo en occidente a través de la financiación y el empoderamiento de grupos que propusieron una nueva moralidad sobre el sexo, la vida, la familia, etc.

Devastaron la calidad de la educación y el sentido crítico.

Generaron las condiciones para grandes migraciones para cambiar la matriz religiosa de los países cristianos.

Y promovieron a los políticos que los apoyaban a través de generosos recursos y asonadas contra los que no se adherían a su proyecto para voltearlos.

Y ahora quieren reordenar el trabajo en el mundo para la implantación de la cuarta revolución industrial, que supondrá que los robots ocupen la mayoría de los puestos de trabajo. 

Y la fusión de los cuerpos humanos con las máquinas, alejándose definitivamente del plan de Dios para la creación.    

Todo esto puede ser traumático, y necesitan más confinamientos y más control, para evitar las protestas.

Ellos son los promotores de un espíritu de control.

¿Y cómo funciona el espíritu de control? Junto con un espíritu de miedo. Cuando las personas tienen miedo, se las puede controlar fácilmente. 

Recordemos los católicos que esta batalla que se está librando en la tierra no es contra personas, sino contra seres invisibles que usan a las personas con el fin de crear caos.

Como dice San Pablo en la Carta a los Efesios, nuestra batalla es contra los espíritus malignos del mundo de las tinieblas, contra los ángeles caídos.

Y es por esto que muchas personas han testimoniado que durante esta crisis de salud han recibido ataques demoníacos, han sentido presencias extrañas en sus casas, han percibido que les han hecho brujerías.

Estamos en medio de la mayor batalla espiritual que haya soportado la humanidad, porque ahora abarca todo el planeta.

Y recuerda que el arma que está utilizando ahora es el miedo.

¿Y cómo no dejarse arrastrar con el miedo?

El exorcista padre Stephen Rossetti dijo que uno de los asistentes del equipo de exorcistas estaba orando en medio de la noche y de repente comenzó a llenarse de miedo, estaba paralizado por el miedo.

Pero sabía lo que debía hacer por experiencia. 

Ofreció el miedo a Dios, una y otra vez. A los Inmaculados y Sagrados Corazones. 

Durante la hora santa de la noche, oró: «Jesús, en ti confío. Jesús, en ti confío». Y finalmente, al final de la hora, se acabó y regresó la paz.

Pero en este tiempo hemos visto personas que tenían reputación de gigantes en la fe acobardarse ante la vista de un Goliat amenazaba con una enfermedad mortal.

En lugar de una fe audaz y valentía para batallar contra el miedo al patógeno hemos visto sumisión al miedo, una crisis de fe.

Sin embargo Nuestro Señor nos dice en numerosas ocasiones en las Escrituras que no tengamos miedo, preocupación o angustia. 

Él no diría eso si no lo dijera en serio. 

No debemos dejarnos llevar por el miedo. 

El maligno quiere vernos aterrados, quiere doblegarnos para consolidar la última fase de su plan en la Tierra.

No debemos permitir que el miedo desvíe nuestros ojos de amar a Dios con todas nuestras fuerzas y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. 

Debemos defender lo que nos dio Dios.

Nos dio un decálogo moral, nos dio la familia, que llevó a los cristianos a desarrollar la civilización occidental y cristiana.

Es el momento de estar firmes.

Ora por sabiduría, ruega a Dios por la Sabiduría Divina para que te indique qué hacer en tu situación en este momento.

Si crees que no la tienes, pídela y la recibirás:

En Santiago 1: 5 leemos,

«Si alguno de ustedes carece de sabiduría, pida a Dios que se la da a todos con generosidad y sin reservas, y se la dará»

Discierne con otros cristianos que están orando y descubre los espíritus que están detrás de las cosas que te llaman a hacer.

La esperanza, la calma, la tranquilidad y la confianza serán tu fuerza.

La oración diaria, la lectura de la palabra de Dios, el rezo del Rosario, la eucaristía y la confesión cuando se puedan y el ayuno, son formas en las que el espíritu de libertad y amor ocupará cada vez más tu alma echando fuera todo temor.  

De esta manera, el miedo dará paso a la fe, porque Dios, que es Amor Perfecto, echará fuera el miedo en el corazón.

Este es el momento de preparar a nuestras familias para lo que ahora está a la vista: un sistema global que excluirá a aquellos que no sigan las reglas del control. 

Y eso va, en algún momento, a poner a prueba la fe de todos nosotros de manera decisiva. 

Es hora de decidir con valentía a quién serviremos, si al espíritu de miedo o al espíritu de amor, si al espíritu del mundo o el reino de Dios.

Y si estás teniendo dificultades para entregar el miedo y la ansiedad al Señor, no te preocupes, no estás solo, cierra los ojos del corazón y ora sin descanso para depositar la confianza en Dios y no en los hombres.

Bueno hasta aquí lo que te queríamos contar sobre la manipulación, que los poderosos están realizando sobre toda la población del planeta a través del miedo, para imponer un sistema que expulse definitivamente a Dios de las sociedades. 

Y me gustaría preguntarte si durante la crisis de salud has sentido miedo y como lo venciste. 

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