≡ Menu

Exclusiva entrevista con el Obispo Schneider Motu Propio TRADITIONIS CUSTODES y la situacion Fraternidad Sacerdotal San Pio X

Suscribete
Suscribete
Siguenos
Twitter
Visit Us
Follow Me
RSS

Entrevista por Luis Román para el programa “Conoce, Ama y Vive Tu Fé” 31 de julio de 2021 al Arzobispo Schneider.

Temas: Motu Propio TRADITIONIS CUSTODES Y la FSSPX

Lo siguiente es el video y la transcripción o texto de la entrevista.

  1. ¿Qué es lo bueno y lo malo de estas nuevas normas o reglas promulgadas por el Papa Francisco?

Lo bueno que resulta de las normas del nuevo Motu Proprio del Papa Francisco es que la Misa tradicional se ha vuelta aún más conocida. Muchos se preguntarán por qué su celebración ha sido ahora tan drásticamente restringida e incluso prohibida, a pesar de que esta liturgia siempre ha sido altamente estimada por tantos santos y papas y ha nutrido de manera tan fructífera la vida espiritual de muchas generaciones de católicos, incluidos nuestros antepasados. Hay que señalar de nuevo y en profundidad que la introducción de la nueva Misa por parte del Papa Pablo VI y el nuevo Motu Proprio del Papa Francisco son una ruptura con una tradición de la Iglesia que se remonta no solo a siglos sino también a milenios. Es evidente para todos que no hay una continuidad entre la nueva Misa y la Misa tradicional, sino una ruptura. Una ruptura de un tamaño tan radical con una tradición litúrgica centenaria de la Iglesia Romana no fue hecha ni aprobada por ninguno de los papas antes de Pablo VI. Uno prohíbe solo lo que es intrínsecamente malo y dañino para la fe y la vida espiritual de los fieles. Los hechos de los siglos pasados ​​y de la experiencia actual de tantos fieles, sacerdotes jóvenes e incluso la juventud muestran claramente que la misa tradicional es un gran tesoro teológico, litúrgico y espiritual de la Iglesia. El nuevo Motu Proprio del Papa Francisco tampoco puede refutar estos hechos. Este documento pone el dedo en la llaga en la vida de la Iglesia hoy, obligando a todos a examinar con toda honestidad las verdaderas razones del contraste entre estas dos formas litúrgicas.

2. Cuál será el impacto para la FSSP y otros grupos cuya misión es promover la forma antigua de la misa?

Sin duda, será muy difícil para la FSSP y las demás comunidades que tienen como su propio carisma promover la Misa tradicional. El nuevo Motu Proprio del Papa Francisco ha colocado a estas comunidades en una situación intrínsecamente contradictoria. La Misa tradicional es esa forma litúrgica para la cual estas comunidades fueron especialmente establecidas por la Iglesia. Al mismo tiempo, sin embargo, el Papa Francisco declara que la forma tradicional de la Misa no es una expresión de la lex orandi de la Iglesia Romana, porque el afirma en su documento que la Misa de Pablo VI es la única forma de la lex orandi de la Iglesia Romana. Entonces, ¿qué forma de lex orandi celebra la FSSP y las otras comunidades establecidas anteriormente por la Comisión Pontificia Ecclesia Dei? Hay que decir entonces que la Misa tradicional es una forma litúrgica condenada a la extinción, sobre todo porque el Papa Francisco decreta en su Motu Proprio y en la carta acompañadora que en el futuro no se podrán erigir nuevos grupos o lugares para la celebración de la Misa tradicional. El Papa Francisco también dice que todos los fieles que ahora asisten a la Misa tradicional deberían, con el tiempo, ser llevados a asistir a la nueva Misa. Uno de los objetivos del nuevo Motu Proprio es dar tiempo a estos fieles para volver al nuevo rito, como lo dice el papa en la carta acompañadora. Por tanto, la situación psicológica de la FSSP y de otras Comunidades afines se puede comparar en cierto sentido con la situación de aquellas personas que han sido condenadas a muerte, pero que tienen que esperar, quizás una años, a la ejecución de la sentencia, porque no le han comunicado la hora exacta de la muerte. En Estados Unidos esta situación se llama “el corredor de la muerte” (“death row”), donde los reclusos esperan ser ejecutados.

Sin embargo, esta situación no debe desanimar a estas comunidades. Porque la liturgia tradicional es un tesoro tan grande de la Iglesia que ni siquiera un Papa Francisco puede borrarlo. Este pontificado no es eterno y Dios intervendrá y luego la FSSP y Comunidades afines y cada vez más sacerdotes volverán a celebrar la Misa tradicional en plena libertad y ella volverá a ser la forma predominante de la liturgia de la Santa Madre Iglesia. En este caso, el Papa Francisco hizo la cuenta sin Dios.

3.¿Cuál es el estatus de la Fraternidad San Pío X? ¿Están en comunión con Roma?

La FSSPX no está en cisma, ya que reconoce todos los dogmas sobre la Primacía Papal y reconoce también al Papa reinante actual. La FSSPX aún no cuenta con el reconocimiento canónico de la Santa Sede. Sin embargo, se puede decir que tiene un reconocimiento parcialmente canónico, porque los sacerdotes de la FSSPX obtuvieron del Papa Francisco la facultad ordinaria para escuchar confesiones y la Santa Sede hizo posible que los sacerdotes de la FSPPX puedan recibir la facultad del párroco o del obispo local para asistir canónicamente a los matrimonios. El estatuto canónico aún no regularizado de la FSSPX se debe no en primer lugar a la desobediencia o obstinación de la FSSPX, sino a la extraordinaria crisis de la Iglesia, que tiene sus raíces en algunas formulaciones doctrinales muy ambiguas de algunos documentos del Concilio Vaticano Segundo, de algunos otros documentos posconciliares y tiene sus raíces especialmente en la promoción del relativismo doctrinal por parte de la propia Santa Sede a través de reuniones, eventos y documentos interreligiosos y ecuménicos, que suelen contener serias ambigüedades doctrinales. Además, la situación de la FSSPX se debe también a la existencia del Novus Ordo Missae que es un problema serio en sí mismo, ya que esta forma ordinaria oficial de la Misa contiene elementos ambiguos y protestantizantes como por ejemplo las nuevas Oraciones del Ofertorio y II Plegaria eucarística.

4. ¿Qué opina de la Sociedad de San Pío X? ¿Tiene simpatía por sus posiciones?

En general, mi impresión  es positiva. Cuando visité la FSSPX a nombre de la Santa Sede traté a sacerdotes y a seminaristas que eran personas equilibradas y normales. Me recibieron como un obispo, con respeto. Vi hasta una fotografía del papa Francisco colgada en la pared. En la sacristía había inscripciones con el nombre del papa Francisco y el del obispo diocesano local. Creo que la mayoría de la gente no podría imaginar que la FSSPX tuviera esas cosas en sus sacristías, ni un cuadro del Papa actual colgado en la pared de las casas que visite. Un peligro de la FSSPX es, que, con el tiempo, puede generar un espíritu de autosuficiencia eclesiástica y una especie de mentalidad de “gueto”. Les sugerí que pidiesen a la Santa Sede el reconocimiento canónico. Procuré no emplear la palabra “reconciliación”, sino que les hablé más bien de reconocimiento, asegurándoles: «Ustedes tienen derecho a ser reconocidos por la Iglesia», porque están formando sacerdotes, predicando y enseñando el catecismo y celebrando los sacramentos tal como la Iglesia siempre lo ha hecho. Creo que la Fraternidad de San Pío X puede ser de gran ayuda y hacer un aporte constructivo con respecto de algunos puntos controvertidos de los textos del Concilio Vaticano II que llevan casi sesenta años bajo discusión. Todos somos conscientes de que hay unas cuantas expresiones que se deben aclarar.

Puede que en algunas posiciones la Fraternidad de San Pío X sea demasiado parcial; como también ella tiene que reconocer que la mayor parte de los textos del Concilio están en continuidad doctrinal con el Magisterio previo. Sin embargo, en última instancia, el Magisterio de la Iglesia tiene que aclarar, de una manera convincente, los puntos controvertidos de algunas expresiones que aparecen en los textos del Concilio. Si fuera necesario, un papa o un futuro Concilio Ecuménico tendría que publicar unas explicaciones (una especie de notae explicativae posteriores), o incluso enmiendas y correcciones a aquellas expresiones controvertidas, ya que no fueron presentadas por el Concilio como una enseñanza definitiva.

Con la creciente crisis de la Iglesia, y especialmente a raíz de la situación creada después de los dos Sínodos sobre la familia, la publicación de Amoris Laetitia, la aprobación por parte del Papa Francisco de las pautas pastorales de los obispos de la región bonaerense (que prevén entre otras cosas la readmisión a la Sagrada Comunión de adúlteros impenitentes) y la declaración acerca de la diversidad de religiones que el mismo Papa firmó en Abu Dabi, el nuevo Motu Proprio “Traditionis custodes”, que trágicamente suprime la Misa tradicional, me doy cuenta de que hay que tomar mucho más en serio los argumentos de la Fraternidad Sacerdotal de San Pío X.

5. ¿La Fraternidad San Pío X ofrece misas por el Papa Francisco? ¿Son sedevacantisstas?

La FSSPX siempre rechazó estrictamente la teoría y la práctica del sedevacantismo. El arzobispo Marcel Lefebvre se mostró intransigente aquí. La FSSPX menciona en el Canon de la Misa el nombre del Papa reinante actual y el nombre del obispo de la diócesis donde se celebra la Misa. La FSSPX además ora pública y solemnemente por el Papa reinante, como p. ej. en la oración en el canto “Oremus pro Pontifice nostro …”.

6. Vuestra Excelencia ha sido uno de los eclesiásticos enviados por el Vaticano para visitar los seminarios y prioratos de la SSPX. ¿Qué soluciones cree que son posible para resolver su posición?

En el transcurso de muchos años de negociaciones con la FSSPX, la Santa Sede había propuesto la forma canónica de una Prelatura personal e incluso se elaboró ​​una propuesta para el estatuto de dicha Prelatura. Esta forma canónica es una especie de diócesis personal a nivel mundial, en la que el prelado es un obispo designado por el Papa a partir de una lista de candidatos hecha por la FSSPX. Como con cualquier diócesis, una Prelatura personal puede solicitar uno o más obispos auxiliares si es necesario. Para el establecimiento de tal Prelatura, la Santa Sede lamentablemente hizo demandas excesivas a la FSSPX, a saber, que la FSSPX reconozca que todo el Concilio Vaticano II es parte de la tradición de la Iglesia y que la Nueva Misa es legítima, es decir, buena.

Pero, según las propias palabras del Papa Juan XXIII, el Concilio Vaticano II tiene la característica específica de no presentar sus propias nuevas doctrinas vinculantes, sino más bien explicar las verdades inmutables en un nuevo método, de una manera nueva: „La tarea principal de este Concilio no es, por lo tanto, la discusión de este o aquel tema de la doctrina fundamental de la Iglesia. … Una cosa es la substancia de la antigua doctrina, del “depositum fidei”, y otra la manera de formular su expresión; y de ello ha de tenerse gran cuenta —con paciencia, si necesario fuese— ateniéndose a las normas y exigencias de un magisterio de carácter predominantemente pastoral“ (Discurso en la Solemne Apertura del Concilio Vaticano II, 11 de octubre de 1962).

La Santa Sede comete el gran error de dar al método, a la pastoral el carácter casi dogmático, porque exige que la FSSPX acepte el nuevo método y la pastoral del Concilio Vaticano II como requisito indispensable. El mismo Papa Pablo VI dijo: „Hay quien se pregunta cuál es la autoridad, la calificación teológica, que el Concilio quiso atribuir a sus enseñanzas, sabiendo que ha evitado dar definiciones dogmáticas solemnes, no empleando la infalibilidad del magisterio eclesiástico. Y la respuesta la conocen quienes recuerdan la declaración conciliar del 6 de marzo de 1964, repetida el 16 de noviembre de 1964: dado el carácter pastoral del Concilio, el evitó pronunciar de manera extraordinaria dogmas dotados de la nota de infalibilidad“ (Alocución en la Audiencia General, 12 de enero de 1966). Para una perfecta unidad y comunión con ella, la Iglesia no ha exigido generalmente la aceptación de declaraciones de carácter pastoral como requisito previo indispensable. En el pasado la Iglesia se ha contentado con presentar una Professio Fidei detallada, que se refería a aquellos puntos específicos de la fe y de la práctica de los sacramentos que eran presentados solemne y definitivamente por el Magisterio.

7. ¿Cuáles son algunas de las objeciones de la Fraternidad San Pío X contra los documentos y reformas postconciliares? ¿Son válidas estas objeciones?

El problema doctrinal más grave para la FSSPX es la nueva enseñanza sobre la libertad religiosa que el Concilio Vaticano II propone en la declaración “Dignitatis humanae”, donde el Concilio habla que

non se debe impedir la persona humana que actúe de acuerdo con su conciencia en asuntos religiosos.

Esta afirmación es verdadera cuando se refiere a los católicos, porque la fe católica es la única fe verdadeira. Esta afirmación es equivoca cuando se refiere a los adeptos de las religiones falsas. Entonces, por ejemplo: si la conciencia de alguien le dice que debe seguir su religión que le pide que blasfema Jesucristo, se le debe impedir que lo haga. No debemos confundir el dominio del ser y el del actuar; el libre albedrío está en el dominio del ser, la libertad de acción está en el dominio del actuar, y en este dominio del actuar se encuentre el bien y el mal, el verdadero y el erróneo. La persona pierde su dignidad en proporción a su adherencia al error o al mal. Tal es la enseñanza constante de la Magisterio, por ejemplo en la encíclica “Immortale Dei” del Papa León XIII, quien dice : “Si la inteligencia se adhiere a las ideas falsas, si la voluntad elige el mal y se adhiere a él, ni una ni otra alcanza su perfección, ambos pierden su dignidad nativa y se corrompen, por lo que no es lícito sacar a la luz y exponer a los ojos de los hombres lo que es contrario a la virtud y a la verdad, y mucho menos poner esta licencia bajo la tutela de la protección de las leyes.” Por lo tanto, el derecho a no ser impedido en asuntos de la religión se aplica solo a los católicos, y no se puede decir que esta libertad de coacción está enraizada en la naturaleza del hombre mismo en el caso de las religiones falsas. No hay otro derecho que el bien y la verdad; para el mal y el error puede haber, sólo en ciertos casos, cierta tolerancia.

Otro problema doctrinal es la declaración en Lumen Gentium 8 de que la Iglesia de Dios subsiste en la Iglesia Católica. La declaración “Dominus Iesus” infelizmente dice también de que la Iglesia de Cristo subsiste en la Iglesia Católica y entonces no ofrece una enseñanza tan clara como antes del Concilio. El documento “Dominus Iesus”, en su mayor parte es muy clara y tenemos que dar gracias a Dios de tener este documento, especialmente en lo concerniente a otras religiones. Sin embargo, la afirmación de que “la Iglesia de Jesucristo subsiste en la Iglesia católica”, que es de Lumen Gentium, es insuficiente. Esta afirmación no está directamente equivocada, pero es insuficiente. Sería mucho más claro afirmar, por ejemplo: «que la única Iglesia de Cristo es la Iglesia católica, y solo en ella se ha realizado y subsiste la totalidad de todas las verdades y de todos los medios de salvación de la Iglesia de Cristo». Incluso ahora, muchos obispos afirman que puedes continuar siendo musulmán o luterano. Estas afirmaciones promueven el relativismo, en el sentido de que cada religión es relativa, incluyendo la religión católica. Ciertamente estamos debilitando la doctrina de extra ecclesiam nulla salus.

Otro problema es la afirmación de Lumen gentium 16, que dice, que los musulmanes adoran junto con nosotros al Dios único (nobiscum Deum adorant), es teológicamente una afirmación altamente ambigua. Que nosotros como católicos adoremos con los musulmanes al Dios único no es cierto. No adoramos como ellos. En el acto de adoración, siempre adoramos a la Santísima Trinidad, no adoramos simplemente al “Dios único”, sino a la Trinidad de modo consciente, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Cuando adoran los musulmanes, no adoran con la fe sobrenatural. Hasta nuestro acto de adoración es radicalmente diferente. Es esencialmente diferente. Es distinto, precisamente, porque nosotros nos dirigimos a Dios y le adoramos como hijos constituidos en la inefable dignidad de la adopción filial divina, y hacemos esto con fe sobrenatural. Sin embargo, los musulmanes no tienen una fe sobrenatural. Repito: tienen un conocimiento natural de Dios. El Corán no es la Revelación de Dios, sino una especie de antirrevelación de Dios, porque el Corán niega expresamente la Revelación divina de la Encarnación, de la divinidad eterna del Hijo de Dios, del sacrificio redentor de Cristo en la Cruz, y por ende, niega la verdad de Dios, la Santísima Trinidad. Esta afirmación ambigua del Concilio Vaticano II debe ser corregida. Esta declaración no es infalible y no fue la intención del Concilio que fuera entendida así. De alguna manera, podemos aceptar la afirmación de Lumen Gentium, pero luego nos toca dar una explicación exhaustiva. Por supuesto, cuando alguien adora sinceramente a Dios Creador —y doy por supuesto que la mayoría de los musulmanes sencillos lo hacen así – adoran a Dios con un acto de culto natural, basado en el conocimiento natural de Dios Creador. Todos los no cristianos, todas las personas no bautizadas, incluido un musulmán, pueden adorar a Dios desde el conocimiento natural de la existencia de Dios. Lo hacen con un acto natural de adoración al mismo Dios, a quien nosotros adoramos con un acto sobrenatural y con fe sobrenatural en la Santísima Trinidad. Pero estos son dos actos de adoración esencialmente distintos: el uno es un acto de conocimiento natural y el otro es un acto de fe sobrenatural.

Los problemas doctrinales mencionados en algunas declaraciones del Concilio Vaticano II se pueden resumir en el hecho de que proporcionan un avance para una relativización de la verdad inmutable de la fe sobre la unicidad y exclusividad del camino de salvación traído por nuestro Señor Jesucristo y su única Iglesia que es la Iglesia Católica. Las mencionadas declaraciones del Concilio Vaticano II no pretendían ser declaraciones definitivas del Magisterio, sino formas pastorales de explicar la verdad de la fe. Las formas pastorales de explicación no son intrínsecamente infalibles y ciertamente pueden corregirse más adelante después de una discusión y un examen exhaustivos.

8. ¿Pueden los católicos cumplir con su obligación de asistir el domingo al sacrificio de la Santa Misa en una de las Parroquias de la FSSPX?

Según las palabras de la Santa Sede no es pecado asistir a las Misas de los sacerdotes de la FSSPX, a menos que non se haga con la intención de “separarse de la comunión con el Romano Pontífice y de los que están en comunión con él” (cf. Carta de la Pontificia Comisión “Ecclesia Dei”, de 18 de enero de 2003, reafirmando lo dicho ya por el Pontificio Consejo para la Interpretación de los Textos Legislativos, en su Nota Explicativa de 24 de agosto de 1996, n. 7).

Si alguna Misa celebrada de acuerdo con la “forma ordinaria” del rito romano fuera peligrosa para la Fe y contuviera elementos rituales protestantizantes y doctrinales (por ejemplo, abusos litúrgicos, herejías dichas en homilías, etc.) y la Comunión en la lengua negado y no había otras alternativas, sería moralmente lícito que un católico asistiera a las misas celebradas por sacerdotes de la FSSPX. Si un fiel concreto experimenta personalmente una profunda vida espiritual católica y una fructífera práctica sacramental en una capilla atendida por sacerdotes de la FSSPX, no se debe considerar esta situación como un pecado y no se debe obligar a esta persona a unirse a una comunidad con un Misa tradicional reconocida. Se debe tener en este caso un enfoque pastoral más amplio, considerando también la extraordinaria crisis grave en la Iglesia y teniendo en cuenta también el hecho de que la FSSPX no es una comunidad cismática, ni en su propia intención ni en un estricto formalidad canónica, porque la FSSPX siempre y públicamente reza por el Papa y el obispo local y muchos sacerdotes de la FSSPX buscan contacto con los obispos diocesanos.

9.¿Puede un feligrés de una de las parroquias de la FSSPX asistir a Misa y recibir la Sagrada Comunión en una parroquia de la Diócesis en comunión con Roma?

Sin duda, un feligrés de una de las parroquias de la FSSPX puede asistir a Misa y recibir la Sagrada Comunión en una parroquia de la Diócesis, porque la FSSPX esta en comunión con la Sede Apostólica por el hecho que cree en el primado del Papa, reza por el en el Canon de la Misa, reza por el obispo local en el Canon de la Misa y rechaza el sedevacantismo. La FSSPX como tal no está excomulgada, excomulgados son ordinariamente personas individuales. En 2009 el Papa Benedicto XVI levantó la excomunión de los cuatro obispos de la FSSPX. Los sacerdotes y fieles de la FSSPX nunca fueron excomulgados formalmente. Los católicos que realizan con un acto consciente de cisma incurren en una excomunicación automática. El cismático está eligiendo, mediante un acto consciente y deliberado, separarse de la Iglesia rechazando Su cabeza el Papa o Su cuerpo, los otros obispos y fieles. Los sacerdotes y los fieles de la FSSPX no tienen esta actitud y no han emitido conscientemente un tal acto de rechazo del Papa y del obispo local. En una ocasión, me encontré con un grupo de familias del apostolado de la FSSPX y los padres me contaron que sus hijos rezaban el rosario por el Papa Francisco. ¿Cómo se pueden calificar semejantes actitudes y comportamientos de cismáticos?

10. Hace un par de años, el Papa Francisco amplió la posibilidad [para los fieles] de confesarse [en penitencia sacramental] con los sacerdotes de la Fraternidad San Pío X más allá de los límites del Año de la Misericordia. ¿Le parece esto una decisión importante?

Estas facultades, que el Papa Francisco otorgó a la FSSPX, son sin duda un paso importante hacia la normalización de la situación eclesiástica y canónica de la FSSPX. Se puede esperar que sigan otros pasos por parte de la Santa Sede. Creo, que seria necesario que la Santa Sede otorgue a los sacerdotes de la FSSPX el permiso para celebrar legítimamente la Santa Misa. Sería un gesto de verdadera solicitud pastoral por el bien espiritual de los numerosos fieles que asisten a las misas celebradas por los sacerdotes de la FSSPX. Si estos fieles pueden recibir válida y legítimamente el sacramento de la confesión de los sacerdotes de la FSSPX, ¿por qué se les debe negar a los mismos fieles asistir legítimamente a la Santa Misa del sacerdote que legítimamente les impartió la absolución sacramental? Creo que el futuro nos mostrará siempre  más que la obra que fundó Mons. Marcel Lefebvre hace más de 50 años fue una obra importante de la Divina Providencia, sobre todo para la preservación de la liturgia de la Santa Misa y de la fe de todos los tiempos.