MES DE LAS ALMAS DEL PURGATORIO-DIA VEINTISEIS (antigua devocion 1863) DIA VEINTISEIS. Rezo del Santo Rosario por los difuntos MEDITACION. Deberes de justicia para con las almas del Purgatorio. PUNTO …Más
MES DE LAS ALMAS DEL PURGATORIO-DIA VEINTISEIS (antigua devocion 1863)

DIA VEINTISEIS.

Rezo del Santo Rosario por los difuntos

MEDITACION. Deberes de justicia para con las almas del Purgatorio.

PUNTO PRIMERO,

El corazón humano es naturalmente inclinado a la compasión, y así vemos con mucha frecuencia que no sabe resistir a sus piadosos impulsos, y hay circunstancias en que de tal suerte se conmueve, que da y promete todo cuanto está a su alcance. Particularmente a la hora de la muerte, en la despedida para la eternidad, suplicamos apasionadamente a los que nos dejan que no se olviden de nosotros en el cielo: ellos nos dan palabra de no olvidarnos, y nosotros les prometemos que nunca han de faltarles nuestros sufragios y oraciones. Pero ¡ayl con el lúgubre son de las campanas suele perecer la memoria de nuestros difuntos, y concluidos aquellos oficios públicos que la costumbre y la Religión nos prescriben en favor de ellos, no vuelven a recibir sufragio alguno, y en su extrema desolación y amargura en vano reclaman de nosotros, en medio de las llamas que los devoran, el cumplimiento de las promesas que les hicimos. ¡Ah, no! No faltemos a la palabra dada a los muertos. Cuanto mayor es su tribulación en el Purgatorio, tanto más activa y piadosa debe ser nuestra caridad para con ellos, tanto más indeleble su memoria, y más amorosa y constante nuestra fidelidad en cumplirles lo que les tenemos prometido.

PUNTO II

Muchas veces el aliviar a las almas de los difuntos no solo es un cumplimiento de nuestras promesas, sino también una obligación de justicia cuando quedan a nuestro cargo legados piadosos. Su ejecución está prescrita por el órden social, la justicia y la Religión: y aquellos que no los cumplen, apropiándose sus rentas, son ladrones sacrílegos, son verdugos crueles de las almas abandonadas a la voracidad del fuego; y contra ellos reclaman todas las leyes divinas y humanas. ¡Ay de aquel que se mantiene con los bienes de los muertos! Cree engordar impunemente, y no advierte que se sustenta con un manjar que es tan nocivo a los vivos como provechoso a los muertos. Muchas son las familias que se arruinan por no haber satisfecho las obligaciones de las misas y demás legados de sus ascendientes. Seamos, pues,muy exactos en cumplir su última voluntad, para que no caigan sobre nuestras cabezas las maldiciones del cielo.

PUNTO III.

El Concilio de Trento mandó a los Obispos que velasen atentamente sobre el cumplimiento de las mandas piadosas; y el Vasense, aprobado por san León el Grande, ordenaba que fuesen arrojados de los sagrados lugares como infieles los que se apropian las ofrendas de los muertos ó retardan el entregarlas a la Iglesia; y otros Concilios disponen que se prive interinamente de la comunión eclesiástica a los que suspendan la ejecución de la piadosa voluntad de los difuntos. Estas leyes tan rígidas y estas penas tan severas nos dan a entender cuán grave delito sea el burlar la esperanza de los difuntos defraudándoles de los sufragios prescritos. Los mismos gentiles fueron en este punto tan cuidadosos, que en varios paises no se atrevían a apoderarse de sus utensilios, quemándolos juntamente con los cadáveres por vía de holocausto. ¿Y con cuánto mayor esmero no deberán los fieles emplear en sufragio de los difuntos lo que ellos mismos se reservaron para su alma?

ORACION.

No permitáis ¡oh gran Dios! que faltemos a los deberes de justicia para con las almas del Purgatorio. Muy sagrado es su derecho y muy imponente nuestra deuda por las promesas que les hicimos y por los legados que dejaron a nuestro cargo cumplir. Son muy justas las leyes de la Iglesia contra los sacrílegos defraudadores de las obras pías pertenecientes a los difuntos, y tienen a que los muy merecida vuestra indignación. Queremos, Señor, satisfacer plenamente nuestra conciencia, haciendo todo aquello a que estamos obligados, y Os rogamos que Os digneis aceptar esta satisfacción en descuento de lo que deben a vuestra justicia nuestros difuntos, para que cuanto antes se vean libres de las cadenas de fuego que los oprimen, y vuelen a gozar de las delicias de vuestra gloria.

EJEMPLO.

Un buen soldado que hasta la vejez había servido honradamente a Carlo Magno, viéndose próximo a morir, llamó a un sobrino suyo, y no teniendo más bienes que un caballo con sus arreos, le encargó que lo vendiese después de su muerte, y que emplease el producto en hacerle sufragios.Aceptó el sobrino el cargo de cumplir la voluntad de su tío, quien habiendo muerto a las pocas horas, se vió lastimosamente burlado. Bellísimo era aquel caballo, y principiando el jóven a servirse de él en algunos viajes le gustó tanto, que se le hacia muy duro desprenderse de él. Iba por tanto dilatando la venta, pasaban días y meses, y su conciencia se dormia hasta el punto de olvidar enteramente a su tio y la obligación que le había dejado, de tal modo, que ya miraba al caballo cual suyo propio. Disfrutaba de él tranquilamente, cuando una noche vino a turbar su paz la voz de su tío, reprendiéndole por su cruel descuido. ¿Por qué, le dijo, has violado así la obligación que te impuse y la fe que me juraste? Por ti he debido padecer en el Purgatorio largos y penosos tormentos, pero por la misericordia de Dios ya estoy libre de ellos, y en este instante vuelo á la gloria eterna. Pero á ti por tu delito te espera una muerte próxima, y después un singular castigo; y no solo por tus culpas, sino también por las mías serás castigado, y pagarás por mí lo que aun me quedaria por pagará la divina justicia. A tal intimación desfalleció el sobrino, y pensando arreglar sus cosas para la otra vida, cumplió sin más tardanza lo dispuesto por su tío; hizo cuanto pudo por evitar la muerte eterna de su alma, y al cabo de pocos días bajó al sepulcro, conforme al pronóstico que se le habia hecho. La ingratitud y la injusticia para con los difuntos es muy aborrecible a los ojos de Dios, que muchas veces la castiga en este y en el otro mundo. Escarmentemos en cabeza ajena. (Thomas Canlipatrens., lib. II. Ap., cap. LIII, núm. 25.)

Rezaremos cinco Padrenuestros. Ave Marías y Requiem en memoria de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo en sufragio de los fieles difuntos, suplicando al Eterno Padre que se apiade de sus almas por la sangre que derramó su divino Hijo, diciendo cinco veces

JACULATORIA.

Eterno Padre, por la preciosísima Sangre de Jesus, misericordia.

Padrenuestro, Ave María y Requiem.

SUFRAGIO.

Convertimini al munilionen vincti spei annun tiantes duplicia.

Demos a los difuntos, redoblando muestras obras de piedad, una compensación proporcionada a las faltas que con respecto a ellos hayamos cometido.

Un novicio difunto reconvino al venerable Dionisio el Cartujo por no haber rezado por su alma los dos oficios que le había prometido; y procurando Dionisio excusarse por semejante falta, el espíritu del novicio que se le hubo aparecido respondiole con profundos gemidos: ¡Oh! Si tú padecieses la mínima parte de los tormentos que yo sufro, no admitirias tantas excusas. Dionisio no solo rezó los dos oficios con sumo fervor, sino que añadió otras muchas preces para reparar su negligencia. Examinémonos sobre si hemos omitido ó diferido lo que debíamos a los difuntos, ya sea por promesa ó de justicia; y si hemos imitado a Dionisio en su descuido, imitémosle en pronta reparacion, y hagamos que con nuestros abundantes sufragios queden nuestros difuntos bien compensados de nuestra pasada indiferencia. (P. Gede fridus Heschenius, continuator Bolland. in Act. Sanct. 12 Marti in vita Ven. Dyonisi Carthusian.)

Añadiremos un Padrenuestro y Ave María por los propagadores de esta devoción.

EL JUICIO

Bajará al infierno el vicio,

Irá al cielo la virtud,

Vive con Solicitud

Preparado para el juicio.

¡Oh qué terrible suplicio

Para el que muera en pecado!

Mas para el que se ha lavado

En la sangre del Cordero,

Ya feliz le considero

A la gloria sentenciado.

De allí mira su patria suspirada

Y el no poder subir es su tormento.

SALMO 129.

De profundis clamavi ad te, Domine:

‘Domine, exaudi vocem meam.

Fiant aures tuæ intendentes

in vocem deprecationis meæ.

Si iniquitates observaveris, Domine:

‘Domine, quis sustinebit?

Quia apud te propitiatio est :

tuam sustinui te, Domine.

Sustinuit anima mea in verbo ejus:

speravit anima mea in Domino.

A custodia matutina usque ad noctem

speret Israel in Domino.

Quia apud Dominum misericordia,

et copiosa apud eum redemptio.

Et ipse redimet Israel

ex omnibus iniquitatibus ejus.

Requiem aeternam dona eis, Domine.

Et lux perpetua luceat eis.

A porta inferi. Erue, Domine, animas eorum.

Requiescant in pace. Amen.

Domine, exaudi orationem meam.

Et clamor meus ad te veniat.


Cuando se quieran hacer sufragios particulares por el alma de algún difunto, se dirá:

POR UN SOLO DIFUNTO

Inclina, Domine, aurem tuam ad preces nostras, quibus misericordiam tuam supplices deprecamur, ut animam famuli tui N. N., quam de hoc saeculo migrare jussisti, in pacis ac lucis regione constituas, et Sanctorum tuorum jubeas esse con Sortem

POR UNA SOLA DIFUNTA

Quaesumus, Domine, pro tua pietate miserere animae famulae tuae N. N., et à contagiis morta litatis exutam, in aeternae salvationis partem restitue.

ORACION POR UN SACERDOTE U OBISPO

Deus, qui inter Apostolicos sacerdotes famulos tuos, pontificali, seu sacerdotali, fecisti dignitate vigere: præsta, quæsumus, ut eorum quoque per petuo aggregentur consortio.

POR DOS O MAS DIFUNTOS

Deus, cuiproprium est misereri semper et par cere, propitiare animabus famulorum famularum que tuarum, et omnia eorum peccata dimitte ut mortalitatis vinculis absolutae, transire mereantur ad vitam

OREMUS.

Fidelium, Deus omnium Conditor et Redemptor, animabus famulorum famularumque tuarum remissionem cunctorum tribue peccatorum, ut indulgentiam, quam semper optaverunt, piis supplicationibus consequantur. Qui vivis et regnas in saecula saeculorum. Amen.

Requiem aeternam dona eis, Domine. Et lux perpetua luceat eis.