TERESA DE JESÚS SOBRE LOS LUTERANOS.

Estos Luteranos:
"Paréceme a mí que contra los Luteranos me ponía yo sola a hacerles entender su yerro. Siento mucho la perdición de tantas almas".
"Desventurados estos herejes, que han perdido, por su culpa, está consolación con otras (la de poder acudir al Santísimo Sacramento).
"!Qué desacato de estos herejes! (Ante las profanaciones eucarísticas)
Qué valga tan precioso don para que no vaya adelante tan grandísimo mal, y desacatos como se hacen en los lugares a donde estaba este Santísimo Sacramento, entre estos luteranos, deshechas las Iglesias, perdidos tantos sacerdotes, quitados los sacramentos."
"Oh, válame Dios! Cuando yo vi a Su Majestad puesto en la calle, en tiempo tan peligroso como ahora estamos por estos luteranos, qué fue la congoja que vino a mi corazón."
Florecillas de Santa Teresa:
" Me era gran deleite considerar ser mi alma un huerto y al Señor que se paseaba en él. Suplicábale aumentase el olor de las florecillas... y cortase las que quisiese."
Doña Inés de Quesada dijo:
"Declaro que desde que era novicia y tenía el hábito, la Santa Madre, en este convento de la Encarnación, y después que profesó... vio está testigo que la Santa Madre era muy devota del Santísimo Sacramento"
Esto dice la Santa respecto de su deseo de ir con su amor.. Jesús.:
"Descubre tu presencia
y máteme tu vista y hermosura
mira que la dolencia
de amor, que no se cura
sino con la presencia y la figura".
"!Señor mío y esposo mío! Ya es llegada la hora deseada; tiempo es ya que nos veamos, Amado mío y Señor mío; ya es tiempo de caminar; ya es llegada la hora en que yo salga deste destierro y mi alma goce, en uno, de Vos, que tanto ha deseado".
La santa muerte:
"Muy alborozada y alegre, como sonriéndose, el rostro muy bello y encendido. Y no sé dónde se escondieron las arrugas, que tenía hartas. Y con maravillosas mudanzas e rostro, de encendimiento e inflamación, que no parecía sino una luna llena.
A las nueve de la noche, la Madre se sonreía, su sonrisa era tan celestial que las monjitas, sus hijas, se asustaron. Aquella sonrisa quería decir que la Madre estaba más en el Cielo que en la tierra. Se moría.
En la cabecera de la cama, Ana de San Bartolomé, mira y ve:
"Una manera de nube que aclaraba y hacía resplandecer toda la celda, y, en la dicha nube, la Santísima Trinidad prodivisa de la persona de Cristo, Nuestro Señor, de la cual salía un resplandor de gloria, que hacía una forma de Cielo.
Cristo viene al encuentro de su esposa.
Con la Santísima Trinidad.
En una nube.
"Y perseverando en la oración, muy alborozada y alegre, como sonriéndose, dando tres suaves y devotos gemidos, como de un alma que está con Dios en la oración, que apenas se oían, dió su alma al Señor, quedando con aventajada hermosura y resplandor su rostro, como un sol encendido".