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Referente a “Aprendiendo a pensar” Es cierto que hay errores formales en el razonamiento, y que son muy frecuentes. Como por ejemplo, confundir parte con todo, implicación con equivalencia, considerar …Más
Referente a “Aprendiendo a pensar”

Es cierto que hay errores formales en el razonamiento, y que son muy frecuentes. Como por ejemplo, confundir parte con todo, implicación con equivalencia, considerar una sola causa de un determinado efecto, algo que es válido en un subconjunto aplicarlo al conjunto entero sin reservas, etc. Sin embargo, estos errores son más fáciles de corregir, son errores de tipo “técnico”, digamos. Si se utilizan con el fin de engañar, es otro tema.

Pero no es el problema principal hoy en día, creo. Hay algo mucho más grave, que es el pensamiento políticamente correcto, un pensamiento que se impone. Falta de libertad básica para pensar y dirimir.

En la esfera secular tenemos ejemplos de ello en el pensamiento, ideología mejor dicho, de género. El que se atreva a cuestionarlo es condenado a muerte civil. Otro ejemplo son acusaciones tan fáciles como injustas de xenofobia, islamofobia, machismo, etc.

Y en la esfera eclesiástica podemos también tener problemas similares, aunque de otro cariz. Hemos visto, por ejemplo, cómo las FI son castigadas por no enseñar la teología de género. Y también hemos visto que periodistas italianos, después de servir años a la Iglesia, son despedidos por escribir el artículo titulado: “Este papa no nos gusta”.

El problema para pensar libre y constructivamente son los tabúes ideológicos de los que la Iglesia tampoco es libre. En ocasiones, las circunstancias pueden dar lugar a unas concepciones que son características de una secta. Los legionarios por ejemplo no podían criticar a su fundador, un mecanismo de falta de pensamiento y libertad básica que produjo un asqueroso encubrimiento. Etc.