
En una declaración datada el 21 de noviembre él ve un “acuerdo criminal” entre la “Iglesia profunda” y el “Estado profundo”. Él cree que ellos colaboraron en lal renuncia de Benedicto XVI y en la derrota electoral del presidente Trump y advierte sobre el rápido reconocimiento de la Conferencia Episcopal estadounidense de la victoria de Biden y el apoyo global de la Iglesia a las restricciones del Covid-19.
Su suposición: la Iglesia puede recibir donaciones de las compañías farmacéuticas para aceptar vacunas anti-Covid - “como ya ha ocurrido con el acuerdo entre China y el Vaticano”.
Viganò llama a partes de la jerarquía católica “una banda de hombres pervertidos y corruptos al servicio del Nuevo Orden Mundial”.
Nombra a los comprometidos con la [agenda] LGBT: Cupich, Tobin, Wuerl, McElroy y Stowe.
Viganò ve vínculos entre el clero católico dirigente, los Demócratas estadounidenses y la izquierda global, en orden a convertir a la Iglesia en un sirviente del Nuevo Orden Mundial y reemplazar al Papa con “el falso profeta del anticristo”.
A pesar de esto, según Viganò, “todavía no ha acontecido completamente”
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