Viganò analiza el proceso de fraseología del Vaticano
En una declaración datada el 1 de febrero, Viganò observó que la carta fue “emitida por las grises oficinas orwellianas del Ministerio de la Verdad", no por el Dicasterio romano que supuestamente preside a todos los religiosos católicos.
La carta está firmada por el cardenal Braz de Aviz y su secretario, el arzobispo Carballo, que para Viganò “brillan en el firmamento de la curia bergogliana como estrellas inimitables”.
Ellos divagan sobre un “nuevo sueño de fraternidad y amistad social” e invitan a los religiosos a ser “arquitectos de la fraternidad universal”, “custodios de nuestra casa común” y “hermanos y hermanas de todos, independientemente de su fe [sic]”.
Viganò afirma lo obvio: tal invitación "independientemente de su fe" hace superfluos al Bautismo, la redención, la Iglesia e incluso a Dios mismo.
Disfrutando de la actual fraseología del Vaticano, Braz /Carballo dicen a los pobres religiosos que encuentren formas de “acompañar”, “transformar” y “crear”. Para Viganò se trata de una invitación codificada para negar la fidelidad al carisma original, reeducar a los que resisten y constreñir a los recalcitrantes por la fuerza.
Viganò interpreta la promoción frenética de la carta de una “cultura del encuentro y el diálogo” como una aplicación del indiferentismo religioso y el ecumenismo conciliar.
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