
En 2010, viendo la ascención de los enemigos de la fe declaró: “Espero morir en la cama, mi sucesor morirá en prisión y su sucesor morirá como mártir en una plaza pública”.
Fue una gran figura del episcopado norteamericano y totalmente comprometido en la línea restauracionista que consiguió hacer de uno de los episcopados peores del mundo uno mayoritariamente muy bueno.
Descanse en paz este benemérito cardenal.
Fuente: La Cigüeña de la Torre y Fratres in Unum.