13:38
Irapuato
113
La Alegría del Evangelio del 24 de mayo de 2020 florycanto Evangelio según San Mateo 28,16-20. En aquel tiempo, los once discípulos fueron a Galilea, a la montaña donde Jesús los había citado. Al …Más
La Alegría del Evangelio del 24 de mayo de 2020

florycanto

Evangelio según San Mateo 28,16-20.
En aquel tiempo, los once discípulos fueron a Galilea, a la montaña donde Jesús los había citado.
Al verlo, se postraron delante de el; sin embargo, algunos todavía dudaron.
Acercándose, Jesús les dijo: "Yo he recibido todo poder en el cielo y en la tierra.
Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo,
y enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he mandado. Y yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo".

Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.

Beato Columba Marmion (1858-1923)

abad
Buscar a Dios (Le Christ Idéal du Moine, DDB, 1936), trad. sc©evangelizo.org

Con Jesús, hacia el Padre
De la búsqueda de Dios, principio de nuestra santidad, no podemos encontrar mejor modelo que Cristo Jesús. Pero, dirán ustedes, ¿cómo Cristo puede ser nuestro modelo en ello? ¿Cómo puede “buscar a Dios” ya que él mismo es Dios? Es cierto que Jesús es Dios, “Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero” (Credo de Nicea-Constantinopla), Hijo de Dios vivo, igual al Padre. Pero también es hombre, es auténticamente uno de los nuestros por su naturaleza humana. (…) Vemos a Cristo Jesús, cómo un gigante, lanzarse en su carrera siguiendo la gloria de su Padre, que es su orientación primordial. Escuchemos cómo, en el Evangelio, nos dice: “Lo que yo busco no es hacer mi voluntad, sino la de aquel que me envió” (Jn 5,30). A los judíos, él prueba que viene de Dios, que su doctrina es divina, porque “el que busca la gloria de aquel que lo envió, ese dice la verdad” (cf. Jn 7,18). Busca tanto la gloria del Padre que no busca su propia gloria (cf. 8,50).Siempre tiene en los labios las palabras: “mi Padre”. Toda su vida es un magnífico eco del grito “¡Abba, Padre!”. Para él, todo consiste en buscar la voluntad y gloria de su Padre. ¡Qué constancia en esta búsqueda! Afirma que nunca la olvida: “Yo hago siempre lo que le agrade” (Jn 8,29). A la hora suprema del último adiós, cuando se va a entregar a la muerte, nos dice que ha llevado a cabo la obra que le encomendó el Padre (cf. Jn 17,4). (…) Como Dios, Jesús es el término de nuestra búsqueda. Como hombre, es un inefable modelo, ejemplo único del que no debemos nunca desviar la mirada.
Irapuato
Libro de los Hechos de los Apóstoles 1,1-11.
En mi primer Libro, querido Teófilo, me referí a todo lo que hizo y enseñó Jesús, desde el comienzo,
hasta el día en que subió al cielo, después de haber dado, por medio del Espíritu Santo, sus últimas instrucciones a los Apóstoles que había elegido.
Después de su Pasión, Jesús se manifestó a ellos dándoles numerosas pruebas de que vivía, y …Más
Libro de los Hechos de los Apóstoles 1,1-11.
En mi primer Libro, querido Teófilo, me referí a todo lo que hizo y enseñó Jesús, desde el comienzo,
hasta el día en que subió al cielo, después de haber dado, por medio del Espíritu Santo, sus últimas instrucciones a los Apóstoles que había elegido.
Después de su Pasión, Jesús se manifestó a ellos dándoles numerosas pruebas de que vivía, y durante cuarenta días se les apareció y les habló del Reino de Dios.
En una ocasión, mientras estaba comiendo con ellos, les recomendó que no se alejaran de Jerusalén y esperaran la promesa del Padre: "La promesa, les dijo, que yo les he anunciado.
Porque Juan bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados en el Espíritu Santo, dentro de pocos días".
Los que estaban reunidos le preguntaron: "Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel?".
El les respondió: "No les corresponde a ustedes conocer el tiempo y el momento que el Padre ha establecido con su propia autoridad.
Pero recibirán la fuerza del Espíritu Santo que descenderá sobre ustedes, y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría, y hasta los confines de la tierra".
Dicho esto, los Apóstoles lo vieron elevarse, y una nube lo ocultó de la vista de ellos.
Como permanecían con la mirada puesta en el cielo mientras Jesús subía, se les aparecieron dos hombres vestidos de blanco,
que les dijeron: "Hombres de Galilea, ¿por qué siguen mirando al cielo? Este Jesús que les ha sido quitado y fue elevado al cielo, vendrá de la misma manera que lo han visto partir".

Salmo 47(46),2-3.6-9.
Aplaudan, todos los pueblos,
aclamen al Señor con gritos de alegría;
porque el Señor, el Altísimo, es temible,
es el soberano de toda la tierra.

El Señor asciende entre aclamaciones,
asciende al sonido de trompetas.
Canten, canten a nuestro Dios, canten,
canten a nuestro Rey.

El Señor es el Rey de toda la tierra,
cántenle un hermoso himno.
El Señor reina sobre las naciones
el Señor se sienta en su trono sagrado.

Carta de San Pablo a los Efesios 1,17-23.
Hermanos:
Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, les conceda un espíritu de sabiduría y de revelación que les permita conocerlo verdaderamente.
Que él ilumine sus corazones, para que ustedes puedan valorar la esperanza a la que han sido llamados, los tesoros de gloria que encierra su herencia entre los santos,
y la extraordinaria grandeza del poder con que él obra en nosotros, los creyentes, por la eficacia de su fuerza. Este es el mismo poder
que Dios manifestó en Cristo, cuando lo resucitó de entre los muertos y lo hizo sentar a su derecha en el cielo,
elevándolo por encima de todo Principado, Potestad, Poder y Dominación, y de cualquier otra dignidad que pueda mencionarse tanto en este mundo como en el futuro.
El puso todas las cosas bajo sus pies y lo constituyó, por encima de todo, Cabeza de la Iglesia,
que es su Cuerpo y la Plenitud de aquel que llena completamente todas las cosas.