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Monseñor Perlasca ha hecho caer al cardenal Becciu

Monseñor Alberto Perlasca suministró documentación en febrero que incriminó al cardenal Becciu, escribe el 30 de setiembre el sitio web LaStampa.it.

Durante años, Perlasca fue la cabeza de la oficina administrativa de la Primera Sección de la Secretaría de Estado, la cual administra casi 700 millones de euros.

En agosto de 2019 él fue repentinamente transferido al tribunal de la Signatura Apostólica y posteriormente fue despedido.

Becciu podría ser acusado no sólo por malversación, sino también por favorecer a su familia y por complicidad. Un caso sería el del abogado Nicola Squillace (de la firma legal Libonati Jaeger) que recibió 200.000 euros por la tarea de un asesoramiento jurídico genérico y más de 150.000 euros por una serie de profesionales señalados por él.

Inmediatamente después emitió otra factura por 364.000 euros, que el Vaticano se negó a pagar. Sin embargo, Squillace logró sortear el veto e incluso recibir 17.000 euros más. Un total de 711.000 euros fueron absorbidos por inexplicables servicios de consultoría.

El empresario italiano Gianluigi Torzi, a quien el Vaticano arrestó el junio, facturó 5 millones de euros como consultor por otras transacciones inmobiliarias propuestas al Vaticano:

- un hotel en el área de San Siro, en Milán
- un palacio en Plaza Cavour,
-un palacio en la 5a Avenida, en Nueva York
-un hotel para la Exposición de Dubai.

No se trata solamente del edificio en la Avenida Sloane, en Londres, sino que la Secretaría de Estado del Vaticano habría invertido también otros 100 millones de libras esterlinas en pisos de lujo en Londres, en la Plaza Cadogan y en Knightsbridge.

Imagen: Angelo Becciu, © Mazur/cbcew.org.uk, CC BY-NC-SA, #newsElboyvhptl

jamacor
Barca
Las feministas, los incendiarios, los destructores de imágenes , sólo dañan las piedras, pero éstas acciones hieren el alma de la Iglesia,,! cuántos no se van de ella por causa de éstos escándalos.
Uno espera que éstas personas sean puras; bueno , no lo son.
El demonio las ataca con más impetu que a nosotros.