
Viganò habría esperado de Francisco “un mínimo de prudencia si no dictada por la coherencia moral, al menos por escrúpulo utilitario” respecto a los efectos desconocidos de la vacuna, pero en vez de ello “el único dogma al que Bergoglio no está dispuesto a renunciar es precisamente el de la vacunación compulsiva”.
En consecuencia, Francisco muestra una “fe inquebrantable en una ‘ciencia’ que está en el límite del esoterismo y la superstición”, escribe Viganò.
Él observa que Francisco deja de lado la verdad revelada en nombre el ecumenismo y del diálogo interreligioso, mientras proclama “el rito iniciático de la vacunación proclamado ex cathedra indispensable para la salud física del individuo” y “los dogmas del Covid-19”.
“El único rol que se niega obstinadamente a cumplir es el de Vicario de Cristo”, concluye Viganò.
Imagen: Carlo Maria Viganò, #newsUbdyusxrhm
