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¿De qué forma María nos conduce a la Iglesia?

Hagamos conocer y amar a María

Estoy profundamente convencido de que Medjugorje es un regalo para la Iglesia. Lo experimenté personalmente.

Para mí, Medjugorje me puso al servicio de la Iglesia. Cuando traté de discernir mi vocación, escuché lo que mi padre espiritual y mi obispo me decían.

Hoy soy sacerdote de la Iglesia1. Veo cómo María me enseñó precisamente esta obediencia a la Iglesia. Lo veo en gente joven que he acompañado

¿Es lo mismo para todos los peregrinos?

Lo que he visto y de lo que puedo dar fe es que hay personas que viven cosas maravillosas aquí, que reciben gracias, pero que no siempre dan fruto en la Iglesia debido a la falta de seguimiento o a lo limitado del apoyo. Después de las peregrinaciones, vi personas que usaban este lugar para hacer que los jóvenes tuvieran solo una experiencia carismática o hacerlos entrar en una cierta visión apocalíptica del tiempo, hablando solo de tal o cual mensaje.

Mi deseo como sacerdote es ver grupos con buen acompañamiento durante y después de la peregrinación, con personas que están profundamente en la Iglesia, en comunión con ella, que ayudan a las personas a dar este paso. En lugares de alta densidad espiritual como este, uno puede mantener esa dimensión espiritual a expensas de que la Iglesia se encarne en la vida cotidiana de la gente. Pertenecer a la Iglesia influye en nuestra vida concreta y eso, a veces, nos cuesta. Medjugorje es para la Iglesia.

¿Qué podrían hacer los obispos para promover los frutos de Medjugorje? Simplemente alentar el espíritu de iniciativa de los laicos y proporcionar los medios para que, después de la peregrinación, puedan continuar reuniéndose y perseverar en esta gracia.

1 Testimonio del padre Alexis Wiehe, párroco-arcipreste de la Catedral de Tolón (Sur de Francia) desde 2014.

Entrevista del diario de Medjugorje Glas Mira (diciembre de 2004):