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“Dios no repudia a sus hijos, los salva”

(RV).- “Dios no nos trata según nuestras culpas. Dios perdona a su pueblo, le da la gracia y no destruye todo, pero deja abierta siempre la puerta a la esperanza”, lo dijo el Papa Francisco en la Audiencia General del primer miércoles de marzo, donde explicó la relación entre “misericordia y corrección”.
Continuando su ciclo de catequesis sobre la misericordia en la Sagrada Escritura, el Obispo de Roma recordó muchas veces hemos “evocado la figura del padre de familia, que ama a sus hijos, los ayuda, cuida de ellos, los perdona. Y como padre, los educa y los corrige cuando se equivocan, favoreciendo su crecimiento en el bien”. De esta manera, afirmó el Papa, el profeta Isaías presenta a Dios, “como padre afectuoso pero también atento y severo, se dirige a Israel acusándolo de infidelidad y corrupción, para hacerle regresar al camino de la justicia”.
Es importante tener en cuenta señaló el Pontífice, que “la relación padre-hijo, del cual hablan los profetas para hablar de la relación de alianza entre Dios y su pueblo, se ha desnaturalizado. La misión educativa de los padres mira a hacerlos crecer en la libertad, a hacerlos responsables, capaces de realizar obras de bien para sí mismos y para los demás. En cambio, a causa del pecado, la libertad se convierte en presunción de autonomía, presunción de orgullo, y el orgullo lleva a la contra posición y a la ilusión de autosuficiencia”.
Cuando el hombre se aleja de Dios, dijo el Papa, es ahí que Dios dice a su pueblo: “Se han equivocado de camino”. Y a pesar del dolor por alejarse de Él, “Dios jamás nos niega; nosotros somos su pueblo, el más malvado de los hombres, la más malvada de las mujeres, los más malvados del pueblo son sus hijos. Y este es Dios: ¡jamás, jamás nos repudia! Dice siempre: “Hijo, ven”. Y este es el amor de nuestro Padre; esta es la misericordia de Dios. Tener un padre así nos da esperanza, nos da confianza.

Texto completo de la catequesis del Papa Francisco