Monseñor Schneider: Los resultados del Sínodo sobre la Sinodalidad están pensados de antemano
Ya en el Sínodo de la Familia 2014/2015, varios obispos le informaron que sus objeciones no fueron tenidas en cuenta y Amoris Laetitia, el resultado de ese sínodo, apareció concebido de antemano.
Schneider espera que el actual Sínodo yuxtaponga declaraciones ambiguas/erróneas y correctas para “tranquilizar a los conservadores”.
Así procedió el Vaticano II, así también Amoris Laetitia, pero con el actual Sínodo puede ser “aún peor”. Para Schneider, la sinodalidad es un “truco” y una “tapadera” para “diluir aún más la fe de la Iglesia”.
Es un error y esencialmente protestante poner “en discusión” las verdades de fe reveladas sobre la sexualidad, la homosexualidad y la ordenación de mujeres. Esto, dijo Schneider, corresponde a un parlamento político, pero no a la verdad de la fe.
Schneider ha sabido de varios países que los votos a favor de la Misa Romana fueron recibidos por el Sínodo, pero han sido excluidos de los documentos.
No tiene ninguna esperanza de un resultado positivo, porque Francisco ha llenado la dirección del Sínodo sólo con personas que exigen un blanqueo de la homosexualidad. Nombra a los cardenales Hollerich y Grech y a la monja francesa Nathalie Becquart.
“Cuando estas personas se sientan al frente del Sínodo, no hace falta ser especialmente inteligente para ver que los resultados ya están fijados desde el principio”, observa sobriamente Schneider.
Para él, insultar a los católicos como “ideólogos” [de Francisco] es un mal uso del término, porque los verdaderos ideólogos son los dirigentes del Sínodo, que oponen sus opiniones a la Palabra de Dios y las imponen “sin piedad” a los católicos.
La Iglesia ha comenzado en los años 70 a adaptarse al mundo, “a ver todo en forma naturalista, sin la visión sobrenatural de la fe”. Desde entonces, esta adaptación se ha radicalizado. Se quiere transformar a la Iglesia en una asociación humana, una ONG, un partido [de izquierdas] que prescinde de la fe y se adapta a las modas del momento, explica Schneider.
Considera que el Sínodo es una consecuencia lógica del estilo parlamentario introducido en la Iglesia. Exceso de comisiones, grupos de discusión y reuniones es indirectamente proporcional a la fe.
Paralelamente a la avalancha de documentos, en las últimas décadas se han puesto zorros a cuidar a las gallinas. Ya Juan Pablo II, y desgraciadamente también Benedicto XVI, “nombraron como obispos y cardenales a clérigos evidentemente liberales e infieles”, señala Schneider:
“¿De qué sirve un hermoso documento y un sínodo si estos obispos y cardenales siguen corroyendo la fe en sus ámbitos de influencia?”
#newsEpsowypyxs
24:45