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Campeones, campeones, oé, oé, oé

Campeones, campeones, oé, oé, oé

Jorge, el 10.08.20 a las 10:50 AM

En la cosa eclesial siempre hemos sido grandes campeones. Teólogos, santos, evangelizadores. No se puede comprender la historia de la Iglesia sin destacar la gran contribución de España a la causa de Cristo. Por eso hoy me siento triste al descubrir que España, en las cosa de la fe, vuelve a ser campeona europea, aunque esta vez por todo lo contrario.

Muy interesantes los datos que se recogen en un estudio sobre una serie de cuestiones religiosas y en el que, entre otras cosas, se pregunta sobre la importancia de Dios para la propia vida. Merece la pena leerlo entero. Me han llegado al alma los datos de Europa, porque en España la importancia de Dios para nuestra vida, insisto que según este estudio, ha pasado en menos de treinta años, concretamente entre 1991 y 2019, del 71 al 45 %. Nos hemos dejado en el tintero de la indiferencia nada menos que 26 puntos. Campeones europeos.

Nos siguen en el ranking Italia con -21, Polonia con -14 y Francia y Lituania con -12. En el extremo opuesto, Rusia pasa del 40 al 56, es decir +16, Bulgaria con +14 y Ucrania con +12.

Un dato muy interesante: la percepción de la importancia de Dios para la vida es mayor en Rusia que en España. Nos ganan por 11 puntos.

Ya sé que siempre podremos preguntar a Tezanos por la forma de cocinar los datos de forma que salgamos medio airosos. Las encuestas, y esto no es nuevo, se pueden presentar de muchas formas. Por ejemplo, afirmando con toda solemnidad que en España caso el 50 % de los españoles sienten que Dios es importante en sus vidas. Pues sí, y posiblemente más datos habrá que permitan maquillar un enorme fracaso.

No necesitamos ir a encuestas, que no vienen mal y reafirman lo que uno ya sabe. Basta preguntar a los párrocos por bodas, bautizos, confirmaciones y comuniones. Basta acudir a cualquier curia y preguntar por los expedientes matrimoniales que se tramitan. En cualquier parroquia dirán que antes hacíamos tantas bodas… y ahora… casi ninguna. Esto lo experimentamos todos. La misma asistencia a misa dominical, salvo contadísimas excepciones, va a la baja.

Tampoco vamos a negar la terrible realidad de ver cómo a diario se cierran monasterios y casas de religiosos. Los seminarios andan como pueden.

Es fácil culpar a los otros. Es lo primero que aprende uno. Lo sé. Lo sabemos. La secularización, los políticos, la televisión, la enseñanza. Que sí. Pero algún día tendremos que preguntarnos si nosotros, la Iglesia, los obispos, sacerdotes y religiosos, los laicos, hemos sabido estar como nos pedía el evangelio.

Y preguntarnos por qué en unos sitios, en unas diócesis, en unos paises, conventos o semonarios la secularización ha arrasado con todo mientras que en otros lugares se resiste mejor. Pregunta dura, pero imprescindible.

Menos de treinta años han bastado para constatar que a los españoles lo de Dios cada vez los importa menos. Es poco. A seguir por el mismo camino. No vamos a dejar que nos pisen el primer puesto.

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