Pentecostes
10

EL PADRENUESTRO

...MAS LÍBRANOS DEL MAL

En el versículo 13 del capítulo 6 de San Mateo termina la última petición del Padrenuestro: “más líbranos del mal”.

El primer sentimiento que debe haber en un corazón cristiano cuando repite esa fórmula: “Mas líbranos del mal”, es un sentimiento de gran confianza en Dios; es lo mismo que llamar a Dios para que nos proteja siempre, para que nos proteja en todas las cosas, para que tenga una providencia asidua, constante, amorosísima sobre nosotros; y esto no se puede hacer rectamente si no es con el corazón lleno de confianza.

Pero hay que tener una fe muy viva, pues el hombre que está acostumbrado a mirar los males de este mundo como un mero producto de las causas segundas, como un resultado de la actividad de la criatura, y no está acostumbrado a ver la Providencia Divina aún en los sucesos más insignificantes, apartará de sí todas las cosas que ofrecen algún peligro o que le amenazan con algún mal; pero no se le ocurrirá desde el primer momento pedirle a Dios que sea su único auxilio y su única fortaleza.

Todo lo que estorba la consecución del Reino de Dios es un mal, sea del orden que quiera, físico o moral. Los males físicos a veces son en realidad un bien. ¡Cuántas veces la enfermedad, la pobreza y la persecución son de hecho santificadoras!. En este sentido hemos de aceptarlos de la mano de Dios.

El cristiano debe abandonarse al juicio de Dios, a la voluntad de Dios, al amor de Dios, a la Provicencia de Dios, y en adelante, todo lo que venga de la mano de Dios lo recibirá como un bien, lo mirará como una Misericordia Divina; y todo lo que sea contrario a esa voluntad de Dios lo apartará de sí como un mal.

AMÉN: Es una palabra hebrea, En hebreo se usa de tres formas: Como sustantivo: VERACIDAD, FIDELIDAD. - Como adjetivo: VERAZ, SEGURO.- Como advervio: VERDADERAMENTE, EN VERDAD.

Si decimos AMEN al final de una súplica, mostramos el deseo de que se realice lo que en la súplica se pide. Si oímos, por ejemplo las alabanzas Divinas que abundan en la Liturgia, decimos AMEN, para asentir a ellas. (Así sea)

A la luz de todo esto se ve por qué añadimos AMEN al final del Padrenuestro.

Dice el P. Torres que Santa Gertrudis estimaba más una palabra evangélica que una reliquia de la Santa Cruz, y si esto puede decirse de una palabra revelada, más aun puede decirse del Padrenuestro, que es como la escala misteriosa que Jesús nos ofrece para llegar al Padre.
FINAL