MAYO CON MARÍA: Día 31: La Visitación de María a su prima Isabel - Temer ¿a qué?

Te copio parte de una copla popular que hace siglos rezaban los cristianos con frecuencia, para que ahora se la digas a Ella: "No, no temo nada; no temo a mis pecados, porque puedes remediar el mal …More
Te copio parte de una copla popular que hace siglos rezaban los cristianos con frecuencia, para que ahora se la digas a Ella:
"No, no temo nada; no temo a mis pecados, porque puedes remediar el mal que me han causado;… Solo temo que por mi culpa deje de encomendarme a ti y así me pierda".
¡Qué seguridad! ¡Y qué lógico! Si yo no la dejo, Ella no me dejará. Lo único que puede darnos miedo es dejar de rezar y alejarse de María.
Madre mía, hoy acaba el mes dedicado a ti. Tenme siempre tomado de tu mano. Cuídame cada día hasta el día de mi muerte. Y así vaya al cielo, donde ya poder estar contigo por los siglos. Amén.

Del santo Evangelio según Lucas 1,39-56
En aquellos días, se puso en camino María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, Isabel quedó llena de Espíritu Santo y exclamó a gritos: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de …
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EL ORIGEN DE LA FIESTA
Mientras que muchas fiestas marianas se encuentran entre las primeras fiestas que se han celebrado universalmente por la Iglesia, la celebración de la Visitación, a pesar que se encuentra en el Evangelio de Lucas, tiene un desarrollo relativamente tardío.
Fue defendida por San Buenaventura, y aparentemente adoptada por los franciscanos en 1263
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Cuando se extendió a toda la …More
EL ORIGEN DE LA FIESTA
Mientras que muchas fiestas marianas se encuentran entre las primeras fiestas que se han celebrado universalmente por la Iglesia, la celebración de la Visitación, a pesar que se encuentra en el Evangelio de Lucas, tiene un desarrollo relativamente tardío.
Fue defendida por San Buenaventura, y aparentemente adoptada por los franciscanos en 1263
.
Cuando se extendió a toda la Iglesia por el Papa Urbano VI en 1389, la fecha de la fiesta se estableció como el 2 de julio, el día después de la octava de la fiesta de la Natividad de San Juan Bautista.
La idea era vincular a la celebración de la Visitación, en la que San Juan había sido limpiado de pecado original, a la celebración de su nacimiento, a pesar de que la colocación de la fiesta en el calendario litúrgico estaba fuera de sincronía con el relato de Lucas.
En otras palabras, el simbolismo, en lugar de la cronología, fue el factor decisivo.
Pero con la revisión del calendario romano en el año 1969, el Papa Pablo VI trasladó la celebración al último día del mes mariano de mayo para que cayera entre las fiestas de la Anunciación y el Nacimiento de San Juan Bautista.
Hay que llegar al poderoso arzobispo de Praga Juan Jenstein (1348-1400), en tiempos del gran cisma de occidente, dividido entre el papa Urbano VI (Roma) y el antipapa Clemente Vll (Aviñón), para encontrar noticias seguras sobre la aparición notoria de la fiesta mariana de la Visitación.
El, en efecto, convertido a la vez en arzobispo de Praga y canciller del emperador en 1378, después de haber preparado personalmente los textos de la misa y del oficio para la nueva fiesta y de haber ordenado a sus peritos buscar los fundamentos bíblicos y canónicos de su plausible institución, en el sínodo diocesano del 16 de junio de 1386 promulgó para su diócesis la introducción de la fiesta de la Visitación de la Virgen, que debía celebrarse cada año el 28 de abril.
Este intrépido obispo no sólo defendió doctrinalmente en los años siguientes el valor teológico de la celebración sobre todo por el hecho de tener sus raíces en el evangelio de Lucas, sino que también trabajó grandemente por su difusión fuera de la diócesis de Praga.
Para ello escribió a obispos y a superiores generales, enviándoles también copia de los oficios divinos por él compuestos, y dirigió varias peticiones al mismo papa Urbano VI pidiéndole que instituyese esa festividad en toda la iglesia con el fin expreso de poner término al cisma que la desgarraba.
El arzobispo de Praga al verse impotente ante tantas intrigas de la corte imperial en la cuestión de los dos papas, comprendió —como hombre piadoso y culto que era— que el cisma no se extinguiría con esfuerzos únicamente humanos.
Por eso, después de haber invitado ya al papa en 1385 a demostrar su gratitud a la Virgen por la liberación del asedio de Nocera, en el verano de 1386 (o sea, después de haber instituido la nueva fiesta de la Visitación de María en su diócesis), hace explícita su petición al papa y le invita a seguir su ejemplo en toda la iglesia.
El papa acogió favorablemente la idea, pero se limitó sólo a prometer la institución de esa fiesta, dado que entonces se encontraba con su curia casi en el exilio en Génova.