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Arzobispo Sample suprime el estar de pie frente al Santísimo Sacramento

A partir de la celebración de Corpus Christi, el próximo 3 de junio, el arzobispo Alexander Sample, de Portland (Estados Unidos), determinó que los que asisten a la Santa Misa se arrodillarán […More
A partir de la celebración de Corpus Christi, el próximo 3 de junio, el arzobispo Alexander Sample, de Portland (Estados Unidos), determinó que los que asisten a la Santa Misa se arrodillarán [nuevamente] desde el momento que se reza la oración del Cordero de Dios hasta la Santa Comunión.
Según un comunicado de prensa de la arquidiócesis, el cambio debería “ayudar a [a promover] la participación reverencial en la Santa Misa y aumentar nuestra devoción a la Santa Eucaristía”.
Sample deroga una decisión de su predecesor, el arzobispo John Vlazny, quien en el 2000 hizo que los creyentes estuvieran de pie después del rezo de la oración del Cordero de Dios.
La decisión de Sample llega en un momento en el que el mismo Papa se rehúsa obstinadamente arrodillarse frente al Santísimo Sacramento.
Imagen: Alexander Sample, © Steve Skojec, #newsPcapbnnfhw
jamacor
Pongo unas frases de una homilía de san Josemaría Escrivá sobre la Eucaristía:
Vivir la Santa Misa es permanecer en oración continua; convencernos de que, para cada uno de nosotros, es éste un encuentro personal con Dios: adoramos, alabamos, pedimos, damos gracias, reparamos por nuestros pecados, nos purificamos, nos sentimos una sola cosa en Cristo con todos los cristianos.
Quizá, a veces, nos …More
Pongo unas frases de una homilía de san Josemaría Escrivá sobre la Eucaristía:

Vivir la Santa Misa es permanecer en oración continua; convencernos de que, para cada uno de nosotros, es éste un encuentro personal con Dios: adoramos, alabamos, pedimos, damos gracias, reparamos por nuestros pecados, nos purificamos, nos sentimos una sola cosa en Cristo con todos los cristianos.

Quizá, a veces, nos hemos preguntado cómo podemos corresponder a tanto amor de Dios; quizá hemos deseado ver expuesto claramente un programa de vida cristiana. La solución es fácil, y está al alcance de todos los fieles: participar amorosamente en la Santa Misa, aprender en la Misa a tratar a Dios, porque en este Sacrificio se encierra todo lo que el Señor quiere de nosotros.

Permitid que os recuerde lo que en tantas ocasiones habéis observado: el desarrollo de las ceremonias litúrgicas. Siguiéndolas paso a paso, es muy posible que el Señor haga descubrir a cada uno de nosotros en qué debe mejorar, qué vicios ha de extirpar, cómo ha de ser nuestro trato fraterno con todos los hombres.

El sacerdote se dirige hacia el altar de Dios, del Dios que alegra nuestra juventud. La Santa Misa se inicia con un canto de alegría, porque Dios está aquí. Es la alegría que, junto con el reconocimiento y el amor, se manifiesta en el beso a la mesa del altar, símbolo de Cristo y recuerdo de los santos: un espacio pequeño, santificado porque en esta ara se confecciona el Sacramento de la infinita eficacia.

El Confiteor nos pone por delante nuestra indignidad; no el recuerdo abstracto de la culpa, sino la presencia, tan concreta, de nuestros pecados y de nuestras faltas. Por eso repetimos: Kyrie eleison, Christe eleison, Señor, ten piedad de nosotros; Cristo, ten piedad de nosotros. Si el perdón que necesitamos estuviera en relación con nuestros méritos, en este momento brotaría en el alma una tristeza amarga. Pero, por bondad divina, el perdón nos viene de la misericordia de Dios, al que ya ensalzamos —Gloria!—, porque Tú solo eres santo, Tú solo Señor, Tú solo altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo, en la gloria de Dios Padre.

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