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PREGÓN PASCUAL. INTERPRETES: ROBERTO GARCÍA Y VICTOR ABRAHAM AUTOR: FERNANDO LEIVA

INTERPRETES: ROBERTO GARCÍA Y VICTOR ABRAHAM
AUTOR: FERNANDO LEIVA
Acordes: Intro: Sol - Mim - Do - Re Sol - Mim - Do - Re
Letra:
Sol - Mim - Do- Re-
Exulten por fin los coros de los ángeles,
Sol - Sim - Do - Re-
exulten las jerarquías del cielo,
Do-- RE - Do Re
y por la victoria de Rey tan poderoso
Do - Lam7 Re Sol
que las trompetas anuncien la salvación.
Si7 -
Goce también la tierra,
Mim Do
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INTERPRETES: ROBERTO GARCÍA Y VICTOR ABRAHAM

AUTOR: FERNANDO LEIVA

Acordes: Intro: Sol - Mim - Do - Re Sol - Mim - Do - Re

Letra:

Sol - Mim - Do- Re-

Exulten por fin los coros de los ángeles,

Sol - Sim - Do - Re-

exulten las jerarquías del cielo,

Do-- RE - Do Re

y por la victoria de Rey tan poderoso

Do - Lam7 Re Sol

que las trompetas anuncien la salvación.

Si7 -

Goce también la tierra,

Mim Do

inundada de tanta claridad,

Lam7 Re

y que radiante con el fulgor del Rey eterno,

Sol Mim

se sienta libre de la tiniebla

La Re

que cubría el orbe entero.

Sol Do

Alégrese también nuestra madre la Iglesia,

Lam7 Re

revestida de luz tan brillante;

Do Re

resuene este templo con las aclamaciones del pueblo.

Do RE

Es justo y necesario.

Re La Mim

En verdad es justo y necesario

Sol Re La

aclamar con nuestras voces eees

Re La Mim

y con todo el afecto del corazón

Sol Re La Sol La

a Dios invisible eeeeeee, el Padre todopoderoso,

Sol La Re

y a su único Hijo, nuestro Señor Jesucristo.

Si7 Mim

Porque él ha pagado por nosotros al eterno Padre

LA

la deuda de Adán

Mim La

y, derramando su sangre,

Re La Si7

canceló el recibo del antiguo pecado.

Mim

Porque éstas son las fiestas de Pascua,

LA Re La Re

en las que se inmola el Cordero, el verdadero Cordero,

La Re

cuya sangre consagra las puerta aaaas de los fieles.

Fa# Sim

Ésta es la noche

en que sacaste de Egipto

a los israelitas, nuestros padres,

Sol La Re

y los hiciste pasar a pie el mar Rojo.

Sim

Ésta es la noche

en que la columna de fuego

Sol La

esclareció las tinieblas del pecado.

Sim

Ésta es la noche

en que, por toda la tierra,

los que confiesan su fe en Cristo

Sol LA

son arrancados de los vicios del mundo

Re

y de la oscuridad del pecado,

Mim LA

son restituidos a la gracia

Re

y agregados a los santos.

Mim Re

Ésta es la noche

La Mim

en que, rotas las cadenas de la muerte,

Sol La Si7

Cristo asciende victorioso del abismo ooooo.

Mi Si7 Do#m

¿De qué nos serviría haber nacido

Sol#m La Fa#m Si7

si no hubiéramos sido rescatados?

Mi Si7 Do#m Sol#m La

¡Qué asombroso beneficio de su amor por nosotros!

Fa#m Si7 Mi Pasaje: Mi - Mi (2) Mi (4)

¡Qué incomparable ternura y caridad!

Mi Lam7

¡Para rescatar al esclavo, entregaste al Hijo!

Mi Lam7

Necesario fue el pecado de Adán,

Mi Lam

que ha sido borrado por la muerte de Cristo.

Do Re

¡Feliz la culpa que mereció tal Redentor!

Lam7 RE

¡Qué noche tan dichosa!

Lam7 Re

Sólo ella conoció el momento

Lam Re Sol Do Re

en que Cristo resucitó de entre los muertos. Resucitó.

Mim

Ésta es la noche

de la que estaba escrito:

Do

«Será la noche clara como el día,

Será la noche iluminada por mí gozo.»

Y así, esta noche santa

ahuyenta los pecados,

devuelve la inocencia a los caídos,

lava las culpas,

da alegría a los tristes,

expulsa el odio,

trae la concordia,

y doblega a los poderosos.

En esta noche de gracia,

acepta, Padre santo,

el sacrificio vespertino de esta llama

que la santa Iglesia te ofrece

en solemne ofrenda de este cirio, de este cirio.

¡Que noche tan dichosa

en que se une el cielo con la tierra,

¡Que noche tan dichosa

en que se une lo humano y lo divino!

Te rogarnos, oh Señor, que este cirio,

consagrado a tu nombre, arda sin apagarse

para destruir la oscuridad de esta noche,

y, como ofrenda agradable,

se asocie a las lumbreras del cielo.

Que el lucero matinal lo encuentre ardiendo,

ese lucero que no conoce ocaso

y es Cristo, tu Hijo resucitado,

que, al salir del sepulcro,

brilla sereno para el linaje humano,

y vive y reina glorioso

por los siglos de los siglos. Amén, Amén