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Santo del día 20 de febrero: Beatos Jacinta y Francisco (+1919) Tekton. fecha: 20 de febrero n.: 1910 - †: 1920 - país: Portugal canonización: B: Juan Pablo II 13 may 2000 hagiografía: Santi e …Más
Santo del día 20 de febrero: Beatos Jacinta y Francisco (+1919)

Tekton. fecha: 20 de febrero n.: 1910 - †: 1920 - país: Portugal
canonización: B: Juan Pablo II 13 may 2000
hagiografía: Santi e Beati Elogio: En Aljustrel, lugar cercano a Fátima, en Portugal, beata Jacinta Marto, la cual, siendo aún niña de tierna edad, aceptó con toda paciencia la grave enfermedad que le aquejaba y demostró siempre una gran devoción a la Santísima Virgen María.
refieren a este santo: Bienaventurada Virgen María de Fátima, Beato Francisco Marto

La Iglesia ha meditado mucho antes de elevarla a la gloria de los altares, no porque tuviese ninguna duda sobre su vida cristalina, sino porque importantes teólogos buscaban ponerse de acuerdo sobre una cuestión de no poco peso: si a los 10 años no computa normalmente la virtud, cómo podrían vivirse en «grado heroico», como es necesario que ocurra en cualquier cristiano que sea propuesto para la veneración de los fieles como santo o beato. Al final toda duda se disipó, porque el buen Dios ha puesto más de una firma (los milagros, requeridos para elevar a cualquiera a los altares) sobre la santidad de esta niña. Sin embargo, su santidad no se le reconoce por haber experimentado seis apariciones de la Virgen, sino que como éstas le han ayudado a alacanzar la perfección cristiana, nosotros tenemos hoy la alegría de celebrar a la beata Jacinta Marto, una de los tres «videntes de Fátima», que el Papa ha elevado a la gloria de los altares junto a su hermanito Francisco el 13 de mayo del 2000.
Todo se inicia otro 13 de mayo de 83 años antes, cuando la Virgen se apareció por primera vez (Jacinta tiene sólo 7 años, porque nació el 11 de marzo de 1910), mientras pastoreaba con su hermano Francisco y su prima Lucía. Esta última (muerta el 13 de febrero de 2005, a los casi 98 años) declaró que Jacinta hasta ese día era una niña como cualquier otra: le gustaba jugar, como a todos los niños de esa edad, es un poco delicada, pone mala cara por nada y no se resigna fácilmente a perder, le encanta bailar y basta el sonido de un rudimentario pífano para hacer mover y girar su pequeño cuerpo.
La Virgen irrumpe en su vida y la cambia radicalmente: medita mucho sobre la eternidad del infierno y «toma en serio los sacrificios por la conversión de los pecadores»; se priva de la merienda para ayudar a los niños necesitados de dos familias; se enamora del Papa, a quien desea encontrar cara a cara; a menudo sorprende en la oración un arrebato de amor sin duda superior a su edad. Cualquier sufrimiento ofrecido por la conversión de los pecadores está siempre acompañado por un amor que se encuentra sólo en los grandes místicos.
El 23 de diciembre de 1918, 14 meses después de la última aparición, ella y Francisco se ven afectados por la "gripe española", pero mientras que el segundo se cura en pocos meses, para Jacinta se vuelve un calvario, ya que le sobreviene una pleuresía purulenta, que soporta y ofrece «para la conversión de los pecadores y para reparar los ultrajes que se realizan al Corazón Inmaculado de María». Se le pide un último gran sacrificio: separarse de los suyos, y sobre todo de su prima Lucía, para pasar un tiempo de recuperación en un hospital de Lisboa. Donde se prueba todo, incluso una cirugía sin anestesia para intentar arrancarla de la muerte, pero donde la Virgen viene serenamente a tomarla el 20 de febrero de 1920, como había prometido.
Traducido para ETF de un artículo de Gianpiero Pettiti.

fuente: Santi e Beati
beato Francisco Marto, que, consumido por una enfermedad, siendo todavía niño, brilló por la suavidad de costumbres, la perseverancia en los sufrimientos y en la fe, y también por la asiduidad en la oración.
refieren a este santo: Bienaventurada Virgen María de Fátima

Nació en Aljustrel, Fátima (Portugal), el 11 de junio de 1908; fue bautizado a los pocos días, y cayó víctima de una neumonía en diciembre de 1918, falleciendo en el mismo pueblo a las 22 horas del 4 de abril de 1919. Fue enterrado en el cementerio de Fátima y luego trasladado a la Basílica, el 13 de marzo de 1952.

Su gran preocupación era la de «consolar a Nuestro Señor». El espíritu de amor y reparación para con Dios ofendido, fue notable en su tan corta vida; pasaba horas dedicadas a «pensar en Dios». Fue un contemplativo.

De la homilía de SS Juan Pablo II en Fátima, en la misa de beatificación de Francisco y su hermana Jacinta, el 13 de mayo del 2000:

1. «Yo te bendigo, Padre, (...) porque has ocultado estas cosas a los sabios e inteligentes, y se las has revelado a los pequeños» (Mt 11, 25).
Con estas palabras, amados hermanos y hermanas, Jesús alaba los designios del Padre celestial; sabe que nadie puede ir a él si el Padre no lo atrae (cf. Jn 6, 44), por eso alaba este designio y lo acepta filialmente: «Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito» (Mt 11, 26). Has querido abrir el Reino a los pequeños.
Por designio divino, «una mujer vestida del sol» (Ap 12, 1) vino del cielo a esta tierra en búsqueda de los pequeños privilegiados del Padre. Les habla con voz y corazón de madre: los invita a ofrecerse como víctimas de reparación, mostrándose dispuesta a guiarlos con seguridad hasta Dios. Entonces, de sus manos maternas salió una luz que los penetró íntimamente, y se sintieron sumergidos en Dios, como cuando una persona -explican ellos- se contempla en un espejo.
Más tarde, Francisco, uno de los tres privilegiados, explicaba: «Estábamos ardiendo en esa luz que es Dios y no nos quemábamos. ¿Cómo es Dios? No se puede decir. Esto sí que la gente no puede decirlo». Dios: una luz que arde, pero no quema. Moisés tuvo esa misma sensación cuando vio a Dios en la zarza ardiente; allí oyó a Dios hablar, preocupado por la esclavitud de su pueblo y decidido a liberarlo por medio de él: «Yo estaré contigo» (cf. Ex 3, 2-12). Cuantos acogen esta presencia se convierten en morada y, por consiguiente, en «zarza ardiente» del Altísimo.
2. Lo que más impresionaba y absorbía al beato Francisco era Dios en esa luz inmensa que había penetrado en lo más íntimo de los tres. Además sólo a él Dios se dio a conocer «muy triste», como decía. Una noche, su padre lo oyó sollozar y le preguntó por qué lloraba; el hijo le respondió: «Pensaba en Jesús, que está muy triste a causa de los pecados que se cometen contra él». Vive movido por el único deseo -que expresa muy bien el modo de pensar de los niños- de «consolar y dar alegría a Jesús».
En su vida se produce una transformación que podríamos llamar radical; una transformación ciertamente no común en los niños de su edad. Se entrega a una vida espiritual intensa, que se traduce en una oración asidua y ferviente y llega a una verdadera forma de unión mística con el Señor. Esto mismo lo lleva a una progresiva purificación del espíritu, a través de la renuncia a los propios gustos e incluso a los juegos inocentes de los niños.
Soportó los grandes sufrimientos de la enfermedad que lo llevó a la muerte, sin quejarse nunca. Todo le parecía poco para consolar a Jesús; murió con una sonrisa en los labios. En el pequeño Francisco era grande el deseo de reparar las ofensas de los pecadores, esforzándose por ser bueno y ofreciendo sacrificios y oraciones. Y Jacinta, su hermana, casi dos años menor que él, vivía animada por los mismos sentimientos.

fuente: Vaticano
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Juan Manuel Serra Oller 🤗 Padre...patrun22 🤗 ✍️ P.D. Soy hermanita... 😌
patrun22
Bendiciones hermanito!
Irapuato
Germen 🤗 Padre...
Irapuato
malemp
JACINTA Y FRANCISCO , TAMBIEN LUCIA RUEGUEN POR NOSOTROS