Amar a los enemigos - Homilía 19.2.17 Padre Roberto Mena. (MST) Homilía oral y escrita 19 de febrero de 2017 del 7o. domingo ordinario ciclo A. “AMAR A LOS ENEMIGOS” En el sermón de la montaña Jesús …Más
Amar a los enemigos - Homilía 19.2.17 Padre Roberto Mena.
(MST) Homilía oral y escrita 19 de febrero de 2017 del 7o. domingo ordinario ciclo A. “AMAR A LOS ENEMIGOS” En el sermón de la montaña Jesús nos vuelve a repetir que no basta amar a los que nos hacen el bien, pues eso lo hacen también los paganos; lo que verdaderamente distingue a los cristianos del resto de la humanidad es el amor a los enemigos. Hermanas y hermanos: 1) Jesús nos lleva por un camino nuevo y revolucionario. Cuando recorremos la historia del pueblo de Israel en el Antiguo Testamento nos sorprende ver con frecuencia la imagen de un Dios que está atento a castigar y a reparar los errores de su pueblo rebelde. Jesús corrige esa visión y nos recuerda que desde los tiempos más remotos Dios ha proclamado su mandamiento: “amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Él mismo se define como el ser “lento a la ira y grande en el perdón”. Es rico en misericordia y, a pesar de que el hombre cae una y mil veces nos sigue repitiendo: “no alimentarás odio ni rencor en tu corazón contra tu hermano”. 2) La ley eterna del amor llega a su perfección en Cristo, que la encarna en su propia vida. Mirándolo a él se nos hace más fácil ser buenos. Las normas morales dejan de ser una fría doctrina para convertirse en caminos cercanos y atractivos de perfección. Jesús ha venido a perfeccionar la ley hasta convertirla en un compromiso de amor. Y el amor jamás dice: “Basta”. La única medida del amor es la santidad de Dios. Y es la santidad de Dios la que nos marca la medida y el modo del amor cristiano por el prójimo. El modo es la bondad y la misericordia del Padre; y la medida es “sin medida”. 3) Amar a mi enemigo y rezar por el que me persigue ya no va a ser algo imposible después que Jesús lo predicó y lo puso en práctica en la cruz. “¿Quieres ser hijo de Dios?” – nos pregunta hoy- entonces sigue mi ejemplo. Muchos cristianos han sido capaces de vivir el amor hasta sus últimas consecuencias, desde el mártir San Esteban hasta el Padre Maximiliano Kolbe; desde los hijos que perdonan a los asesinos de su padre hasta compañeros nuestros que han hecho del mensaje de Jesucristo su programa de vida. Hermanas y hermanos: No tenemos que esperar a que lleguen las ocasiones heroicas para amar sin medida y devolver bien por mal y rezar por los enemigos. Podemos hacerlo hoy también dentro de los muros de nuestra casa, o en el trabajo, o en la escuela; en esos pequeños momentos en que nuestro corazón perdona, olvida y construye una relación fraterna porque nos mueve Cristo crucificado que murió orando por sus enemigos: “Perdónalos porque no saben lo que hacen”, San Pablo también nos invita: “Vence el mal con el bien”. Que así sea. Padre Roberto Mena S.T. Director de Comunicaciones Siervos Misioneros de la Santisima Trinidad 9001 New Hampshire Ave., Silver Spring, MD 20903 robertomenast@aol.com www.trinitymissions.org
(MST) Homilía oral y escrita 19 de febrero de 2017 del 7o. domingo ordinario ciclo A. “AMAR A LOS ENEMIGOS” En el sermón de la montaña Jesús nos vuelve a repetir que no basta amar a los que nos hacen el bien, pues eso lo hacen también los paganos; lo que verdaderamente distingue a los cristianos del resto de la humanidad es el amor a los enemigos. Hermanas y hermanos: 1) Jesús nos lleva por un camino nuevo y revolucionario. Cuando recorremos la historia del pueblo de Israel en el Antiguo Testamento nos sorprende ver con frecuencia la imagen de un Dios que está atento a castigar y a reparar los errores de su pueblo rebelde. Jesús corrige esa visión y nos recuerda que desde los tiempos más remotos Dios ha proclamado su mandamiento: “amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Él mismo se define como el ser “lento a la ira y grande en el perdón”. Es rico en misericordia y, a pesar de que el hombre cae una y mil veces nos sigue repitiendo: “no alimentarás odio ni rencor en tu corazón contra tu hermano”. 2) La ley eterna del amor llega a su perfección en Cristo, que la encarna en su propia vida. Mirándolo a él se nos hace más fácil ser buenos. Las normas morales dejan de ser una fría doctrina para convertirse en caminos cercanos y atractivos de perfección. Jesús ha venido a perfeccionar la ley hasta convertirla en un compromiso de amor. Y el amor jamás dice: “Basta”. La única medida del amor es la santidad de Dios. Y es la santidad de Dios la que nos marca la medida y el modo del amor cristiano por el prójimo. El modo es la bondad y la misericordia del Padre; y la medida es “sin medida”. 3) Amar a mi enemigo y rezar por el que me persigue ya no va a ser algo imposible después que Jesús lo predicó y lo puso en práctica en la cruz. “¿Quieres ser hijo de Dios?” – nos pregunta hoy- entonces sigue mi ejemplo. Muchos cristianos han sido capaces de vivir el amor hasta sus últimas consecuencias, desde el mártir San Esteban hasta el Padre Maximiliano Kolbe; desde los hijos que perdonan a los asesinos de su padre hasta compañeros nuestros que han hecho del mensaje de Jesucristo su programa de vida. Hermanas y hermanos: No tenemos que esperar a que lleguen las ocasiones heroicas para amar sin medida y devolver bien por mal y rezar por los enemigos. Podemos hacerlo hoy también dentro de los muros de nuestra casa, o en el trabajo, o en la escuela; en esos pequeños momentos en que nuestro corazón perdona, olvida y construye una relación fraterna porque nos mueve Cristo crucificado que murió orando por sus enemigos: “Perdónalos porque no saben lo que hacen”, San Pablo también nos invita: “Vence el mal con el bien”. Que así sea. Padre Roberto Mena S.T. Director de Comunicaciones Siervos Misioneros de la Santisima Trinidad 9001 New Hampshire Ave., Silver Spring, MD 20903 robertomenast@aol.com www.trinitymissions.org