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MARIA LLEVADA A LAS PANTALLAS DEL CINE - TODO ERA POBRE EN NAZARETH. tu eres pobre, tu casa era pobre, pobre la aldea y pobre san jose, pobre tu hijo dios carpintero todo era pobre en nazarethMás
MARIA LLEVADA A LAS PANTALLAS DEL CINE - TODO ERA POBRE EN NAZARETH.
tu eres pobre, tu casa era pobre, pobre la aldea y pobre san jose, pobre tu hijo dios carpintero todo era pobre en nazareth
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Todos hemos sido creados y llamados para ser santos. Especialmente los que hemos sido bautizados, sumergidos, santificados en Cristo Jesús nuestro Señor. "Sed Santos porque Yo soy Santo" nos dice la Escritura, y no hay otro motivo. (1 Pedro 1,16)
En estos días se ha hablado y hablará de la santidad en diversos medios del mundo tras la noticia de la Beatificación del Siervo de Dios Juan Pablo II …
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Todos hemos sido creados y llamados para ser santos. Especialmente los que hemos sido bautizados, sumergidos, santificados en Cristo Jesús nuestro Señor. "Sed Santos porque Yo soy Santo" nos dice la Escritura, y no hay otro motivo. (1 Pedro 1,16)

En estos días se ha hablado y hablará de la santidad en diversos medios del mundo tras la noticia de la Beatificación del Siervo de Dios Juan Pablo II, cuyodecreto ha sido firmadopor nuestro Papa Benedicto XVI. Como siempre que se habla de la Iglesia, los medios dieron la noticia sin saber demasiado que estaban informando. Dijeron que la Iglesia "haría" santo a Juan Pablo II y que además esto era una especie de merecimiento de alguien que en su Papado fue uno de los más grandes "fabricantes de santos".
Desde el punto de vista del mundo es muy poco comprensible que lo que la Iglesia hace no es "convertirlo" en santo sino "reconocerlo" santo. O sea, usando las palabras del mismo decreto, "su pleno reconocimiento en la conciencia de la comunidad eclesial, del país, o de la Iglesia universal en distintos países, continentes y culturas". Y siendo entonces reconocida y puesta en conocimiento esta santidad personal, se convertirá en "una invitación, un estímulo para todos nosotros hacia una vida cristiana incluso más profunda y plena".
Y entonces sí, quien en su vida diaria se santifica respondiendo a la invitación de Dios de ser santo como El y dejándose santificar y deificar por Dios, este se convertirá ya en vida y aún después de su paso a la eternidad, en un "fabricante" de santos, pues su vida será estímulo de santidad en nuestras vidas. Fabricante no por decreto sino por el ejemplo.
Juan Pablo no fabricó tantos santos como decretos firmó, sino reconoció la santidad de decenas de hermanos católicos entre millares. Millares que también merecerían este reconocimiento universal pero que Dios ha dispuesto que la humildad de su vida perdure hasta que la Iglesia sea completamente glorificada el día de la venida del Señor, pero de cuya eficaz intersección igual toda la Iglesia nos beneficiamos mientras militamos en este valle de lágrimas.
Que como el querido y magno Juan Pablo II, todos nosotros seamos cultores de nuestra santidad dejando a Dios actuar libremente en nuestra vida. Y que como el, seamos ejemplo de piedad, entrega generosa y inclaudicable amor a Dios, a la Cruz Redentora y a la Santa Iglesia. Y que habiendo "fabricado" un santo en nuestra propia vida, seamos ejemplo quearrastra sin imponer. Y como la hoja se deja arrastrar sin saberlo por la suave brisa pensando que es ella quien vuela, el suave olor de Cristo en nuestras vidas sea, como Juan Pablo, otro Cristo para nuestros hermanos, haciendo que muchos más cada día se enamoren de Dios y comprendan que sólo El nos hace plenamente felices. En eso consiste la santidad, en encontrar la plena felicidad en Dios.

Este Siervo de los siervos de Diosse dejó modelar en el horno ardiente del Corazón Inmaculado de la Virgen María. Ese horno sólo existe en la fábrica de la Iglesia. Es su mismo Corazón. Que el Señor nos moldee a su imagen en este mismo horno de amor hasta que alcancemos la perfecta edad de Cristo en el Cielo.
Santa María, Madre y Protectora del Papa, ruega por la Iglesia, por su Santidad y por todos tus hijos. Que todos seamos santos por Dios es Santo.
Que Dios los bendiga y Santa Maria les sonria