PRADO NUEVO...Milagro. "Hija mía, los hombres no cambian, porque su suciedad y su dureza de corazón no les hace ni les deja comprender la Ley de Dios. La Ley de Dios es pisoteada y ultrajada por los …Más
PRADO NUEVO...Milagro.
"Hija mía, los hombres no cambian, porque su suciedad y su dureza de corazón no les hace ni les deja comprender la Ley de Dios. La Ley de Dios es pisoteada y ultrajada por los hombres; no se dan cuenta, hija mía, de la gran tribulación que va a caer sobre la Tierra.
Mira mi Corazón, hija mía, míralo bien. Mi Corazón está herido gravemente por la maldad y la perversidad de los hombres. Los hombres confunden las leyes, hija mía. Mira mi rostro, cómo se ruboriza. Las mujeres, hija mía, han perdido el pudor y la modestia. Satanás les ha hecho perder la vergüenza y perder su dignidad, hija mía. Se ocupan de las modas inmodestas, y el pecado de la carne, de la lujuria, está haciendo estragos en la Humanidad. El demonio, hija mía, también ha seducido a la mayor parte del clero y se vale de la Ley divina de la Escritura para confundir las palabras y arrastrar a grandes masas hacia doctrinas falsas, hija mía; se han dejado seducir por Satanás, se han abandonado en la oración y en el sacrificio, hija mía, y la soberbia les ha hecho caer en la lujuria. Por eso mi Corazón está herido gravemente, hija mía.
"Hija mía, los hombres no cambian, porque su suciedad y su dureza de corazón no les hace ni les deja comprender la Ley de Dios. La Ley de Dios es pisoteada y ultrajada por los hombres; no se dan cuenta, hija mía, de la gran tribulación que va a caer sobre la Tierra.
Mira mi Corazón, hija mía, míralo bien. Mi Corazón está herido gravemente por la maldad y la perversidad de los hombres. Los hombres confunden las leyes, hija mía. Mira mi rostro, cómo se ruboriza. Las mujeres, hija mía, han perdido el pudor y la modestia. Satanás les ha hecho perder la vergüenza y perder su dignidad, hija mía. Se ocupan de las modas inmodestas, y el pecado de la carne, de la lujuria, está haciendo estragos en la Humanidad. El demonio, hija mía, también ha seducido a la mayor parte del clero y se vale de la Ley divina de la Escritura para confundir las palabras y arrastrar a grandes masas hacia doctrinas falsas, hija mía; se han dejado seducir por Satanás, se han abandonado en la oración y en el sacrificio, hija mía, y la soberbia les ha hecho caer en la lujuria. Por eso mi Corazón está herido gravemente, hija mía.
adeste fideles
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Querido hermano Yugo, que Nuestro Señor Jesucristo Médico Divino le bendiga y le sane conforme a Su Divina Voluntad, amén!
"Hija mía, los hombres no cambian, porque su suciedad y su dureza de corazón no les hace ni les deja comprender la Ley de Dios. La Ley de Dios es pisoteada y ultrajada por los hombres; no se dan cuenta, hija mía, de la gran tribulación que va a caer sobre la Tierra.
Mira mi Corazón, hija mía, míralo bien. Mi Corazón está herido gravemente por la maldad y la perversidad de los hombres. Los …Más
"Hija mía, los hombres no cambian, porque su suciedad y su dureza de corazón no les hace ni les deja comprender la Ley de Dios. La Ley de Dios es pisoteada y ultrajada por los hombres; no se dan cuenta, hija mía, de la gran tribulación que va a caer sobre la Tierra.
Mira mi Corazón, hija mía, míralo bien. Mi Corazón está herido gravemente por la maldad y la perversidad de los hombres. Los hombres confunden las leyes, hija mía. Mira mi rostro, cómo se ruboriza. Las mujeres, hija mía, han perdido el pudor y la modestia. Satanás les ha hecho perder la vergüenza y perder su dignidad, hija mía. Se ocupan de las modas inmodestas, y el pecado de la carne, de la lujuria, está haciendo estragos en la Humanidad. El demonio, hija mía, también ha seducido a la mayor parte del clero y se vale de la Ley divina de la Escritura para confundir las palabras y arrastrar a grandes masas hacia doctrinas falsas, hija mía; se han dejado seducir por Satanás, se han abandonado en la oración y en el sacrificio, hija mía, y la soberbia les ha hecho caer en la lujuria. Por eso mi Corazón está herido gravemente, hija mía.
Mira mi Corazón, hija mía, míralo bien. Mi Corazón está herido gravemente por la maldad y la perversidad de los hombres. Los hombres confunden las leyes, hija mía. Mira mi rostro, cómo se ruboriza. Las mujeres, hija mía, han perdido el pudor y la modestia. Satanás les ha hecho perder la vergüenza y perder su dignidad, hija mía. Se ocupan de las modas inmodestas, y el pecado de la carne, de la lujuria, está haciendo estragos en la Humanidad. El demonio, hija mía, también ha seducido a la mayor parte del clero y se vale de la Ley divina de la Escritura para confundir las palabras y arrastrar a grandes masas hacia doctrinas falsas, hija mía; se han dejado seducir por Satanás, se han abandonado en la oración y en el sacrificio, hija mía, y la soberbia les ha hecho caer en la lujuria. Por eso mi Corazón está herido gravemente, hija mía.