TRATADO DE LA ORACIÓN Y MEDITACIÓN DE SAN PEDRO DE ALCÁNTARA ...............9................

TRATADO DE LA ORACIÓN Y MEDITACIÓN
DE SAN PEDRO DE ALCÁNTARA
...............9................

En toda palabra hay mucho que pensar y sentir. Y no se te olvide mirar "que es eterno", que en tu vida y la de siempre está la eternidad.
1.- El viernes, o cualquier otro día que hagas oración, meditarás en las penas del infierno. Meditando se confirmará más tu alma en el temor de Dios y en el aborrecimiento del pecado.
Mira las penas bajo figuras y semejanzas corporales que los santos nos enseñaron.
2.- Imagina el lugar del infierno como un lago oscuro y tenebroso, un pozo profundísimo lleno de fuego, o una ciudad que arde en llamas y allí se escuchan voces con perpetuo llanto y crujir de dientes.
3.- En este lugar se padecen dos penas principales: de sentido y de daño, cada uno como ofendió. Allí los ojos adúlteros, las orejas que se dieron en oír mentiras, las narices amadoras de perfumes, los gustos que se regalaban, la lengua murmuradora, el tacto amador de regalos, la imaginación, la memoria, el entendimiento, la voluntad. Allí todos los tormentos que se pueden imaginar.
4.- Males que se sufren por toda la eternidad infinita. Se debe encarecer mucho, pensar y discurrir mucho en "que es eterno".
5.- Los teólogos hablan de la pena de daño: carecer para siempre de la vista de Dios, de su compañía. Mayor es la pena cuanto nos priva de mayor bien. Y carecer de Dios es el mayor mal.
6.- Todos los condenados sufren las penas dichas. Pero habrá penas particulares "conforme a la calidad del delito". Hay pena para el soberbio, el envidioso, el avariento, el lujurioso. Allí se tasará el dolor conforme al deleite recibido.
7.- A todas las penas sucede la eternidad del padecer, que es como sello y llave de todas. Porque lo finito se soporta, mas pena que no tiene fin, ni alivio, ni declinación, ni disminución, ni esperanza de que acabe "es como un destierro preciso y un sambenito irremisible, que nunca jamás se quita. "Lo eterno hace salir de juicio a quien atentamente lo considera. Es la mayor pena que se padece en ese malaventurado lugar. Las penas compiten con la eternidad de Dios, y la duración de su miseria con la duración de su divina gloria".
8.- En esta eternidad, querría yo, hermano mío, que hincases los ojos de la consideración, y que rumiases dentro de ti este paso. Mira el evangelio que dice (Mt 24,24-25): el cielo y la tierra faltarán; mas mis palabras no faltarán.
Fr. Victorino,ofm
liz hurtado compartió esto
13
TEXTOS.
ESCRITOSMás
TEXTOS.

ESCRITOS