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Dana Scallon recuerda que pioneras feministas consideraban el aborto como un mal impuesto a las mujeres

ESTRELLA FAMOSA Y POLÍTICA EN IRLANDA

Dana Scallon recuerda que pioneras feministas consideraban el aborto como un mal impuesto a las mujeres

Dana Rosemary Scallon se hizo famosa por ganar ganar el festival musical de Eurovisión en 1970 y posteriormente se metió en la política, llegando a ser candidata presidencial. Ahora es una activista provida y ha escrito una carta donde da las razones por las cuales va a votar ‘no’ en el referéndum de este viernes.
24/05/18 5:29 PM

(Actuall) Dana Rosemary Scallon es una cantante y política católica irlandesa. Su primera participación en Eurovisión acabó en victoria en 1970 cuyo éxito la lanzó al estrellato musical del país. Los valores que profesa gracias a su fe la han llevado a luchar por la vida a nivel personal y político.

En 1997 se presentó a las elecciones para la presidencia de Irlanda como independiente y quedó tercera. En 1999 consiguió un escaño en las elecciones al Parlamento Europeo. Poco a poco fue perdiendo votos por su postura inamovible en defensa de la vida aunque, precisamente por eso, en 2002 Benedicto XVI la otorgó la distinción de San Benito.

Ahora es una activista provida y ha escrito una carta en la que detalla las razones por las cuales votará ‘no’ en el referéndum sobre el aborto que se votará en Irlanda el próximo viernes. Reproducimos el contenido íntegro de su misiva publicada en LifeSiteNews:

«No se haga ilusiones, la eliminación de la Octava Enmienda dará lugar al aborto bajo demanda en Irlanda y nos cambiará como nación».

La Constitución de Irlanda garantiza el derecho humano fundamental a nacer.

Ninguna debate o discusión puede restar valor al hecho real de que el aborto es quitarla la vida a un inocente. Trágicamente, el aborto bajo demanda parece ser la intención de los líderes del Partido irlandés y los ministros de gobierno. El Taoiseach –como se denomina en Irlanda al primer ministro) Leo Varadkar, el Tanaiste (vice primer ministro) Simon Coveney y el ministro de Salud, Simon Harris, declararon públicamente sus posiciones provida en las elecciones generales de Irlanda de 2013. El ministro Harris, junto con el Taoiseac y Enda Kenny, se comprometieron personalmente a no legislar sobre el aborto. Esto fue obviamente una mentira.

La ministra de la Infancia, Katherine Zappone, ha pedido la derogación de la Octava Enmienda y la legalización del aborto para permitir el «aborto legal y gratuito». Creo que estarás de acuerdo con que esta es una declaración sorprendente de un ministro para los niños.

Además de ser político, el Taoiseach Varadkar es médico. Sabe lo que le sucederá tanto a la madre como al bebé indefenso en su vientre, ya que ha declarado públicamente que legalizar el aborto no solo acaba con la vida de los no nacidos, sino que también pone en riesgo a las mujeres, «como mujer puede morir, pueden lesionarse o incluso perder su fertilidad «.

Micheal Martin, el líder de Fianna Fáil, el principal partido de la oposición, preside el desmantelamiento de la Constitución irlandesa y brinda su apoyo total al aborto. El laborismo y el Sinn Fein, las arenas movedizas de la política irlandesa, están unidos en su deseo de que se elimine la única protección constitucional y legal disponible para el niño por nacer en Irlanda.

¿Por qué este dramático cambio político por parte de tantos miembros de Oireachtas –Parlamento irlandés-?

Hay, por supuesto, las habituales presiones ya conocidas de la UE, la ONU, así como un lobby bien financiado y poderoso en la industria mundial del aborto multimillonario. Tal vez, sin embargo, la respuesta se encuentra más cerca de casa: ¿No es cierto que las feministas proabortistas, tanto dentro como fuera de Leinster House –el edificio donde se reúne el Parlamento- y en los medios de comunicación están intimidando a cualquiera, incluidos los diputados y senadores, hasta la sumisión y el silencio?

Las pioneras feministas como Elizabeth Cady Stanton, Susan B. Anthony, Matilda Joslyn Gage, Victoria Woodhull, Elizabeth Blackwell y Alice Paul consideraron el aborto como un mal impuesto a las mujeres. De hecho, Alice Paul afirmó que el aborto era la «explotación definitiva de las mujeres». Estas mujeres eran desvergonzadamente provida y verdaderas feministas. Hablaban en nombre de los marginados y desfavorecidos, pero también del niño en el útero.

El «derecho a la vida» es un derecho humano fundamental. No importa cuántos deseen legislar sobre esto, sigue siendo un derecho evidente para todos los seres humanos, sin importar cuán pequeño sea. Y para que no olvidemos, donde el aborto es legalizado, la sombra de la eutanasia pronto le sigue. Este es el tipo de consecuencias que debemos enfrentar ahora en Irlanda si perdemos nuestro respeto por la vida desde sus primeras etapas.

Irlanda todavía es reconocida internacionalmente como una nación que aprecia a los niños. Nuestra salud también es reconocida como una de las más seguras del mundo para la madre y el bebé. Entonces, ¿por qué estamos tan apurados para cambiar nuestras leyes? Cierto es que nuestro servicio de salud siempre necesita más inversión y reestructuración, pero no creo que nadie niegue que nuestras enfermeras y médicos brindan el más alto nivel de atención posible. A los médicos y enfermeras que han elegido entrenar en Irlanda se les ha enseñado el Juramento Hipocrático, el fundamento filosófico de la medicina. Como declaró el doctor James Reilly, exministro de Salud, en la inauguración de Fine Gael Ard Fheis en 2009, «el juramento especifica la responsabilidad central de cada médico en cuatro palabras: «Primero: no hacer daño».

Si votamos para eliminar la Octava Enmienda, la capacitación que nuestros médicos y enfermeras reciban en nuestros colegios médicos será contraria al código ético de su profesión. En cambio, habrán recibido instrucciones sobre los diversos métodos macabros utilizados para matar deliberadamente a un niño por nacer. Además, nosotros, los ciudadanos de Irlanda, sin tener en cuenta nuestra conciencia, estaremos obligados a contribuir a esta capacitación a través de nuestros impuestos, y también tenemos que pagar a través de los impuestos por la provisión de abortos en los hospitales irlandeses.

A ninguna madre embarazada se le negó el cuidado de la salud que ella necesitaba en nuestro país, incluso cuando ese tratamiento resultó en la muerte involuntaria de su hijo. Usar las trágicas muertes de mujeres para promover el aborto es engañoso e insensible. No murieron debido a la Octava Enmienda, sino debido a circunstancias trágicas como sepsis o diagnósticos erróneos, o lo más trágico de todos, debido al bajo nivel de atención prenatal.»